La brujer¨ªa y la m¨²sica cl¨¢sica se funden en un ins¨®lito concierto en Zugarramurdi
La Sinf¨®nica de Galicia interpret¨® un peculiar programa en las cuevas navarras
Las cuevas de Zugarramurdi (Navarra) albergaron el mi¨¦rcoles por la noche un concierto especial que ha roto moldes en la relaci¨®n habitual entre las orquestas de m¨²sica cl¨¢sica y el p¨²blico. Este marco espectacular fue el escenario donde se desarroll¨® el recital que ten¨ªa un programa organizado con piezas alusivas al mundo de la brujer¨ªa, dedicado como homenaje al antrop¨®logo Julio Caro Baroja, fallecido la pasada, semana. La Quincena Musical de San Sebasti¨¢n, organizadora del acto, escogi¨® para protagonizar tan singular aquelarre a la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia.
La organizaci¨®n de un concierto en una cueva no es una tarea f¨¢cil. Zugarramurdi es un pueblo navarro de monta?a de 300 habitantes, cerca del paso fronterizo de Dancharinea, punto de uni¨®n entre el valle del Bazt¨¢n y Francia. Aparte de las dificultades de acceso, hubo que montar un sistema especial de iluminaci¨®n y calefacci¨®n para la orquesta, habilitar en tiendas de campa?a unos camerinos provisionales para los m¨²sicos y, en fin, garantizar unas condiciones ac¨²sticas no perturbadas excesivamente por los ruidos naturales como el riachuelo o la propia forma del recinto.Una de las claves del ¨¦xito de la operaci¨®n, al margen de la imaginaci¨®n del director de la Quincena Musical Donostiarra, Jos¨¦ Antonio Echenique, fue la actitud de disponibilidad de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia para sortear todo tipo de dificultades, gracias entre otras razones a la ejemplar gesti¨®n de Enrique Rojas. En 1995 la orquesta gallega ha realizado una gira por Alemania y Austria, actuando con ¨¦xito en la mism¨ªsima Konzerthaus de Viena. Una orquesta capaz de alternar sus actuaciones en espacios de tan diferente ¨ªndole refleja dinamismo e inquietud cultural.
Coincidiendo con las jornadas internacionales que sobre brujer¨ªa y esoterismo se estaban desarrollando en el palacio Miramar de San Sebasti¨¢n, V¨ªctor. Pablo P¨¦rez eligi¨® un programa muy apropiado para el entorno: Una noche en el Monte Pelado, de Mussorgski; Danza macabra, de Saint-Sa¨¦ns; El amor brujo, de Falla; El aprendiz de brujo, de Dukas; y para terminar el Plenilunio y Espatadantza, de la ¨®pera Amaya de Guridi. La respuesta de la orquesta fue extraordinaria, ajust¨¢ndose perfectamente a la ac¨²stica r¨¢pida y atractiva de la cueva. V¨ªctor Pablo contin¨²a su irresistible ascensi¨®n: sus versiones, fueron de gran brillantez.
Pieles y cencerros
Antes del concierto salieron del fondo de la cueva los zanpanzar de Ituren con sus pieles y cencerros desfilando hasta la entrada de la misma, y al finalizar se escenific¨® el carnaval de Alsasua por las calles de Zugarramurdi.La expectaci¨®n que hab¨ªa levantado el acto era enorme, y conseguir una entrada (2.000 pesetas la m¨¢s cara) era casi m¨¢s dif¨ªcil que asistir al concierto de A?o Nuevo en Viena. Incluso las 300 localidades que se distribuyeron desde Zugarramurdi se agotaron en la primera semana de estar puestas a la venta. El p¨²blico asisti¨® con una actitud muy diferente a la de los conciertos habituales de m¨²sica cl¨¢sica. Como en las corridas de toros, muchos fueron con su bocadillo, y algunos hasta con bota de vino. El silencio, en cualquier caso, fue absoluto, contribuyendo al clima m¨¢gico la impresionante belleza de la cueva, elogiada vivamente por alguno de los asistentes como el pintor Agust¨ªn Ibarrola o el fil¨®sofo Francisco Jarauta.
De Caro Baroja se reprodujo un oportuno texto en el programa de mano, en el que el desaparecido escritor afirma que el mundo de las brujas "se presta a interpretaciones peligrosas en ¨¦pocas de crisis de conciencia colectiva como la nuestra, en las que un racionalismo de escaleras abajo puede luchar con un esoterismo que tambi¨¦n es para uso mostrenco".
Tal vez ese antidogmatismo sea la idea que permanezca de esta noche de embrujo. La convivencia de ambiente distendido, cultura interdisciplinar entre diferentes artes, fusi¨®n con el paisaje y reflexi¨®n musical en torno a un tema de permanente actualidad, forma una mezcla estimultante y explosiva. Para muchos fue el concierto del verano. El gran despliegue de televisiones y medios de comunicaci¨®n en el acto tambi¨¦n lo atestiguaba.
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