El Depor contin¨²a a todo trapo
El equipo gallego aprovech¨® un error de Buyo para destrozar al Real Madrid
Un error de Buyo aliment¨® la tormenta del Deportivo, que destruy¨® al Madrid de forma sumaria, en diez minutos. En realidad, Buyo cometi¨® varios errores: se abland¨® en su salida frente a Manjar¨ªn, abri¨® el cuenco de sus manos para recibir la pelota, en lugar de lanzarse hacia ella, y luego cometi¨® el penalti, se gan¨® la expulsi¨®n y dej¨® a su equipo con diez jugadores y un gol en contra. El Madrid, que hab¨ªa tenido una excelente media hora, sufri¨® la conmoci¨®n del guantazo y se desplom¨® ante un equipo que vive en estado de gracia con el gol.Probablemente el riesgo de saturaci¨®n -tres partidos entre los dos equipos en ocho d¨ªas- estaba en la cabeza de Valdano cuando pidi¨® menos t¨¢ctica y m¨¢s liberaci¨®n. Desde la pizarra, el Madrid tiene problemas con el Deportivo, un conjunto armado desde hace a?os, con un sistema muy elaborado por Arsenio y Toshack. Un equipo dif¨ªcil de hincarle el diente.
Los madridistas no atendieron a la llamada de su entrenador y se perdieron en todas las trampas que puso el Deportivo en los primeros veinte minutos. El Madrid se qued¨® sin pelota y se enredado ante sus rivales, que volvieron a dar signos de vitalidad en las cercan¨ªas del ¨¢rea. Mientras el Deportivo de la Coru?a se parec¨ªa a s¨ª mismo, y de ah¨ª su aspecto potente, el Madrid no se parec¨ªa a nada. Estaba desorientado. Pero mediada la primera parte cambi¨® el curso del juego.
Cuando el Madrid se reh¨ªzo, y eso sucedi¨® cuando Redondo hizo valer su autoridad con la pelota, el partido sufri¨® un cambi¨¦ absoluto de ejes. El Madrid sac¨® pecho y el Deportivo se desinfl¨¦. El segundo tercio del partido le correspondi¨® entonces al Madrid. Sus jugadores. se liberaron a la manera que quiere su entrenador: manejaron con soltura la pelota en el medio campo, con un sentido abierto del juego que se concret¨® en varias llegadas al ¨¢rea del Deportivo, casi todas amenazantes. La primera fue de Rinc¨®n, que cerr¨® con balonazo al poste una poderosa carrera por el lado del interior derecho. Luis Enrique tuvo la siguiente, pero su remate fue despejado junto a la raya por un defensor del Deportivo.
Con el gol de Donato comenz¨® la tercera fase del encuentro, un paseo en toda regla del Deportivo, que vive instalado en la euforia este verano. Su producci¨®n de goles es sobresaliente, alentada por la confianza que siente el equipo en su juego y en su remate. Durante diez minutos vapule¨® al Madrid, que se sinti¨® abrumado por el giro radical del partido. No extra?¨® que en esas condiciones, los madridistas tambi¨¦n ayudasen al Deportivo en el castigo.
Todos los goles llegaron por errores de ¨¦ste o aqu¨¦l jugador del Madrid. El segundo fue permitido por una incorrecta posici¨®n de Sanchis y del desbarajuste general de la defensa, que hizo el tancredo ante la madeja de pases que le tir¨® el Deportivo hasta el remate final de Fran. La cuota de responsabilidad del tercero correspondi¨® principalmente a Ca?izares, que estuvo lento y un poco duro en su intervenci¨®n ante el tiro de Bebeto.
Desde ese momento todo fueron malas noticias para el Real Madrid. Sus jugadores se vieron abocados a jugar un partido interminable, con la ¨²nica posibilidad de un roto todav¨ªa mayor. Sometido a la dictadura del Deportivo, al Madrid le sostuvo el coraje y la campana. Por el camino, comenz¨® a perder gente, presos como estaban los madridistas de la desesperaci¨®n. Sali¨® expulsado Valdano y despu¨¦s Lasa, en medio de una situaci¨®n que no lleg¨® a catastr¨®fica por casualidad.
El Deportivo sali¨® del partido con todos los signos confirmados. Aunque dud¨® en el trecho final de la primera parte, el equipo de Toshack es ahora mismo una m¨¢quina contundente. Envuelto en el imparable engranaje del triunfo, el Deportivo s¨®lo encuentra alegr¨ªa y goles en su camino.
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