Gran pol¨¦mica en Granada por la decisi¨®n de tapiar un muro de ejecuci¨®n de la guerra

La guerra civil ha vuelto a Granada. Como en agosto de 1936, la memoria de la contienda ha estallado en la ciudad tras la decisi¨®n del Ayuntamiento, gobernado por el Partido Popular, de tapiar uno de los muros del cementerio de San Jos¨¦ en el que los fascistas fusilaron, como m¨ªnimo, a 2.102 personas. El PSOE e Izquierda Unida han pedido que se restituya el muro a su estado original y se coloque una placa conmernorativa, mientras el PP alega que el permiso para tapiarlo lo otorg¨® la anterior corporaci¨®n.

"No intenten blanquear la historia". Ese fue el llamamiento que hace unos d¨ªas lanz¨® el hispanista Ian Gibson al equipo de gobierno municipal al conocer que el muro que sirvi¨® de pared¨®n hab¨ªa sido remozado y ocultado tras una tapia de ladrillo visto. Junto a ¨¦l surgieron las protestas de los familiares de los fusilados y de los sectores de la izquierda de Granada, para quienes el cementerio es un triste s¨ªmbolo de la represi¨®n durante la guerra.El alcalde de Granada, Gabriel D¨ªaz Berbel, que unos d¨ªas antes de la pol¨¦mica hab¨ªa asistido en primera fila al homenaje a Garc¨ªa Lorca en el aniversario de su asesinato, trat¨® de restar alcance al asunto pero inflam¨® m¨¢s la controversia. "Yo no le doy la mayor importancia", dijo sobre las obras. "Los hechos que all¨ª ocurrieron no debieron ocurrir, por lo que no tiene valor conservarlo [el muro]". Ello motiv¨® la respuesta del PSOE y de IU. "Se ha cometido un desprop¨®sito borrando la tapia del cementerio", declar¨® ayer el concejal socialista Jes¨²s Garc¨ªa. "Es una huella de uno de los cr¨ªmenes contra la humanidad cometidos en Granada, fue una barbarie y hay que conservarla para el recuerdo de las generaciones futuras".

Por su parte, Baltasar Garz¨®n, portavoz municipal de IU, ha intentado apaciguar los ¨¢nimos: "Las obras son reversibles, ya que no se ha tocado el muro original, por lo que se puede volver a dejarlo a la vista. Ser¨ªa una irresponsabilidad pol¨ªtica alimentar otra vez odios y rencores a costa de la guerra. Pero tampoco hay que ocultar nada, hay que mostrar los testimonios de la barbarie para que no se repitan".'

Los fusilamientos en el cementerio comenzaron el d¨ªa 26 de julio de 1936, seis d¨ªas despu¨¦s de que los fascistas tomaran la capital. Cualquier granadino sospechoso de ser de izquierdas era detenido y conducido sin juicio alguno hasta la tapia. Seg¨²n los testimonio recogidos por Gibson en su libro El asesinato de Garcia Lorca, los detenidos eran fusilados por la espalda, de cara a la tapia. El muro conserva los agujeros de los disparos.

El registro del cementerio ten¨ªa apuntados, entre julio de 1936 y marzo de 1939, 2.102 nombres, aunque no contabilizaba a los que las famosas escuadras negras daban el paseo ni a aquellos granadinos que no llevaban identificaci¨®n. Ese registro fue destruido, seg¨²n Gibson, por orden del alcalde franquista Manuel P¨¦rez Serrabona en los a?os sesenta.

El PP se ha defendido de la pol¨¦mica alegando que el permiso para las obras de remodelaci¨®n lo dio la anterior corporaci¨®n socialista. "Antes de haberlo hecho deber¨ªan haber reflexionado", aleg¨® el portavoz C¨¦sar D¨ªaz. El PSOE, por su lado, afirma que cuando se trat¨® la remo delaci¨®n se especific¨® que el pared¨®n no deb¨ªa ser tocado.