Miles de tahitianos se manifiestan contra las explosiones en Mururoa
Una manifestaci¨®n blanca y silenciosa fue la ¨²ltima gran protesta p¨²blica de los tahitianos antes de las inminentes explosiones nucleares francesas en el atol¨®n de Mururoa. Unas 8.000 personas, casi todas vestidas de blanco, respondieron a la convocatoria de los obispos de la Iglesia evang¨¦lica, mayoritaria en la Polinesia Francesa. "Patoi atomi" ("No queremos la bomba") fue la pancarta tras la que se congregaron cuatro marchas distintas, procedentes de las cuatro principales parroquias de la periferia de Papeete.
La Iglesia evang¨¦lica es la instituci¨®n m¨¢s importante de Polinesia, muy por encima de cualquier partido y, moralmente, m¨¢s influyente que el Estado franc¨¦s. La del s¨¢bado (madrugada del domingo en Espa?a) fue la primera manifestaci¨®n convocada por los evang¨¦licos en toda su historia. Dos obispos son gaullistas y la mayor¨ªa simpatizan con el independentismo, por lo que el S¨ªnodo acord¨® evitar toda referencia pol¨ªtica."No estamos aqu¨ª para derribar las instituciones estatales. El Estado tiene derecho a existir, pero la Iglesia tiene derecho a pronunciarse contra las cosas que son perjudiciales para la gente", declar¨® Ralph Teinaore, secretario general evang¨¦lico. "No estamos ni a favor ni en contra de los franceses. Esto no es una protesta anticolonial, sino antinuclear", dijo a su vez Jacques Ihorai, presidente de la Iglesia evang¨¦lica.
Hab¨ªa indicios, sin embargo, sobre la creciente orientaci¨®n independentista de la jerarqu¨ªa evang¨¦lica. Ihoral y Teinaore, a la cabeza de la manifestaci¨®n, marcharon del brazo del dirigente independentista Oscar Temaru, alcalde de la ciudad de Faa'a (la m¨¢s poblada y pobre de Tahiti) y diputado regional. "Es la primera vez que la Iglesia convoca a la poblaci¨®n para que salga a la calle y proteste, y yo aplaudo la iniciativa", declar¨® Temaru. La marcha fue absolutamente pac¨ªfica.
La bomba at¨®mica podr¨ªa acabar llevando Tahit¨ª a la independencia, aunque parte de la Polinesia, como el archipi¨¦lago de las Marquesas, siguiera dependiendo de Par¨ªs. Los ensayos nucleares han fomentado los sentimientos antifranceses, hasta el punto de que, en las elecciones regionales, el partido independentista de Temaru, Tarirrii Huiraatara (Servidores del Pueblo), obtuvo casi un 40% de los votos (traducidos en s¨®lo 4 de los 42 esca?os por el peculiar sistema electoral insular). Pero no es tanto la reacci¨®n antinuclear como la proletarizaci¨®n de Tahit¨ª y su conversi¨®n en gran metr¨®poli polin¨¦sica, con casi un 70% de la poblaci¨®n total en su suelo, el fen¨®meno sobre el que se apoyan los nacionalistas.
"Cuando los franceses decidieron realizar sus ensayos nucleares en Mururoa, en los a?os sesenta, llegaron aqu¨ª 10.000 soldados y t¨¦cnicos. Hubo que construir casas para ellos, hubo que edificar bases e instalaciones gigantescas en el atol¨®n, y se crearon repentinamente much¨ªsimos puestos de trabajo en Tahit¨ª y Mururoa. Eso, y el aluvi¨®n de riqueza y s¨ªmbolos de bienestar occidentales que cay¨® sobre esta isla, provoc¨® una inmigraci¨®n masiva hacia Tahit¨ª desde las dem¨¢s islas", explica Nelson Ortas, economista formado en EE UU y asesor de Temaru. "Ahora se ha acabado todo ese trabajo y no hay m¨¢s que paro y des¨¢nimo. La gente ha perdido bruscamente su modo de vida tradicional, el alcoholismo y el consumo de marihuana se han disparado y los j¨®venes no tienen oportunidades. No hay jueces tahitianos, ni cirujanos tahitianos, ni puesto alguno de responsabilidad para nosotros. Eso", sigue Ortas, "est¨¢ reservado a los franceses. El joven que no quiere pasarse la vida en la pobreza, fumando porros e implorando un empleo a los colonizadores, opta por el independentismo. El insulto de los pr¨®ximos ensayos nucleares ser¨¢ la gota que har¨¢ derramar el vaso".
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