Garz¨®n

Al parecer, la cuesti¨®n fundamental es saber si la investigaci¨®n de Garz¨®n ha sido o no constitucional; y si ha sido constitucional, si la ha hecho s¨®lo por obligaci¨®n o por obligaci¨®n y placer; y si ha habido placer, si se ha debido a un af¨¢n de desquite por burladas pretensiones pol¨ªticas o por simple narcicismo coincidente con el esp¨ªritu egoc¨¦ntrico de las generaciones X, Y y Z. Que las declaraciones de Sancrist¨®bal y compa?¨ªa demuestren que ha habido terrorismo de Estado y que ese contraterrorismo terrorista de Estado haya sido un excelente negocio para algunos de sus practicantes, al parecer son cuestiones menores. Lo importante es el papel de Garz¨®n y sus disposiciones subjetivas, no que haya habido checas en las cloacas del Estado democr¨¢tico consentidas a m¨¢s alto nivel que el de Sancrist¨®bal, porque a nadie, ni siquiera a Sancrist¨®bal, se le ocurre establecerse por su cuenta en un negocio de contraterrorismo terrorista de Estado sin el permiso de sus superiores.Convertir el caso GAL en el caso Garz¨®n parece ser la ¨²nica posibilidad de evitar la pesadilla de aceptar que entre los sue?os de nuestra generaci¨®n cab¨ªa el del chequismo y los "h¨¢biles interrogatorios" con desaparecidos incluidos y posteriormente desenterrados de la cal viva. ?Tan dif¨ªcil es remontar esta pesadilla de los "pactos del cap¨®" y a una filosofia de la guerra sucia a la que no fueron impermeables aquellos aprendices de estadistas? ?Hay que lamentar s¨®lo que Garz¨®n est¨¦ ah¨ª o que lo del GAL fuera una chapuza, tesis de Duran Lleida que sin duda considera el nivel europeo de las guerras sucias muy superior al espa?ol? ?Qu¨¦ se ha hecho del sue?o de una izquierda inocente, cerrada a la fatalidad de que las manos del poder han de ser necesariamente sucias?