Comedia de amor y lujo

Especialmente conocida desde que protagoniza Cuando Harry encuentra a Sally (1990), de Rob Reiner, en tan s¨®lo cinco a?os Meg Ryan ha sabido hacerse con una importante posici¨®n dentro del cine norteamericano. Su especial habilidad para la comedia, pero tambi¨¦n para el drama, la ha llevado a debutar como productora en French kiss y explotar hasta la perfecci¨®n su habitual personaje de muchacha feucha, pero atractiva y simp¨¢tica.La clave reside en un buen gui¨®n de Adam Brooks nada original, pero de una s¨®lida construcci¨®n, que gira en torno a una muchacha de estas caracter¨ªstias dentro de uno de los m¨¢s t¨ªpicos esquemas de comedia de amor y lujo, en su variante de norteamericanos perdidos en la rom¨¢ntica Francia. Y sobre todo en la excelente direcci¨®n de Lawrence Kasdan que, tras alg¨²n tropiezo anterior en el g¨¦nero, demuestra que sabe obtener de ¨¦l m¨²ltiples resonancias, adem¨¢s de estar cada d¨ªa m¨¢s a la cabeza de los realizadores de Estados Unidos.

La historia de la muchacha que desde Canad¨¢ llega a Par¨ªs persiguiendo a su novio, que de repente ha enloquecido por una francesa que es todo lo contrario que ella, y durante un viaje a trav¨¦s de media Francia descubre a su verdadero amor, est¨¢ llena de matices y se desarrolla en un conseguido tono a medio camino entre la comedia y la rom¨¢ntica historia de amor. Lo que funciona peor es un ingrediente policiaco, demasiado ligero y poco desarrollado, pero s¨®lo es algo lateral, un truco de guionista para hacer que la acci¨®n avance a la requerida velocidad y exista un fuerte lazo de uni¨®n entre los desconocidos protagonistas.

Rodada con extremada elegancia por un Lawrence Kasdan que ha aprendido a utilizar el formato Scope con la destreza de un cl¨¢sico, como toda buena comedia se apoya en la perfecta utilizaci¨®n de los actores. En esta ocasi¨®n vuelve a demostrar su ingenio para dirigirlos al conseguir la mejor actuaci¨®n de Meg Ryan, que sabe llenar de sutileza la leve evoluci¨®n de su personaje, muy bien respaldada por un perfecto Timothy Huton, como su enamoradizo novio canadiense, y de un Kevin Kline en uno de sus mejores papeles, pero con algo de caricaturesco en su personaje de ladr¨®n franc¨¦s.