El Madrid alivia sus males
El equipo de Valdano derrota al Ajax tras, sobrevivir a una pobre primera parte
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El Madrid eligi¨® al peor enemigo posible para cerrar una pretemporada empa?ada de dudas: el campe¨®n de Europa. El transito del Ajax por el Santiago Bernab¨¦u dej¨® dos, huellas antag¨®nicas: acentu¨® los titubeos blancos durante 45, minutos y dejo, una mueca de alivio en la hinchada durante el segundo tramo. El equipo de Valdano estuvo al borde del abismo, dispar¨® varias alarmas pero resolvi¨® un duelo retorcido. En un trance que hubiera sepultado ¨¢ un pu?ado , de conjuntos ilustres, el Madrid sali¨® vivo del primer tiempo y con un encomiable toque de pasi¨®n vir¨® el marcador y la cara, del partido.
Los dos guiones desplegados por el Madrid tuvieron sus protagonistas y, quiz¨¢, contribuyeron a alimentar algunos debates que laten en la grada desde hace semanas. Ayer al menos, el Madrid se ahog¨® con Redondo y fue m¨¢s cristalino con Milla. Tambi¨¦n emergi¨® Zamorano cuando Esn¨¢ider enfil¨® hacia la ducha y el centro del campo estuvo m¨¢s poblado. E incluso se creci¨® el Madrid cuando Sandro y ?lvaro, dos juveniles, solaparon el ingenio intermitente de Laudrup.
Ahogados
El primer Madrid jug¨® con una exasperante palidez, sin frescuya alguna. Estuvo siempre diluido en el paisaje holand¨¦s. Sin argumentos para contrarrestar el juego fluido, brillante y descarado, del campe¨®n de Europa, el Madrid respir¨® por la escasa pegada de su rival.El Ajax desperdici¨® hasta una docena de ocasiones, sin que el Madrid diera se?ales de vida. Con Michel y Rinc¨®n ahogados en las bandas y Redondo atrapado en el anonimato, los holandeses explotaron su extenso repertorio ofensivo. Overmans puso en evidencia a Chendo y Kluivert docena de ocasiones, sin que el
Madrid diera se?ales de vida. Con Michel y Rinc¨®n ahogados en las bandas y Redondo atrapado en el anonimato, los holandeses explotaron su extenso repertorio ofensivo. Overmars puso en evidencia a Chendo y Kluivert desquici¨® a Alkorta. Tambi¨¦n a sus propios compa?eros por su irritante falta de contundencia en los ¨²ltimos metros.
La hinchada se top¨® en esa fase inicial con un Madrid irreconocible. Una mala fotocopia de aquel conjunto s¨®lido y alegre que encandil¨® a la grada hace s¨®lo un verano. Uno a uno los madridistas corroboraron las palabras esgrimidas por su t¨¦cnico horas antes del choque al interpretar el pulso actual del cuadro blanco: "Al equipo le falta pasi¨®n".
Ante el Ajax tambi¨¦n le falt¨® solidez en la mediacancha, donde dirimi¨® una partida desigual frente a los cinco tulipanes que coparon esa zona del campo, los cuatro madridistas del primer periodo -Michel, Redondo, Laudrup y Rinc¨®n- trabajaron siempre en desventaja. El argentino fue el m¨¢s perjudicado. Ante la ¨ªnfima aportaci¨®n de Laudrup en el engranaje colectivo, Redondo qued¨® enquistado, con Litmanen a su espalda y Frank de Boer de cara. El resultado fue elocuente: el Madrid apenas palp¨® el bal¨®n, que fue de bota en bota rival durante 45 minutos.
Ante la cascada de ocasiones holandesas, los madridistas s¨®lo esgrimieron un disparo de Rinc¨®n y un cabezazo de Esn¨¢ider. El gol rond¨® con tozuda insistencia por el mercado de Buyo. Pero sus reflejos unas veces el palo, otras, y la ceguera definitiva de Kluivert, la mayor¨ªa, dejaron milagrosamente silenciado el marcador.
Cuando Kluivert a¨²n maldecia sus traspi¨¦s ante Buyo y los blancos resoplaban, ya en la segunda parte, el partido dio un giro insospechado. La entrada de Milla, ?Ivaro y Sandro desperez¨® al Madrid. Con el medio-campo m¨¢s poblado el bal¨®n estuvo m¨¢s dividido. Su conquista fue el primer trofeo de la noche para el Madrid. Poco a poco el equipo desempolv¨® el toque, el sobe que le ha distinguido en la ¨²ltima campa?a. Chamart¨ªn empez¨® a recordar: un t¨²nel de ?lvaro, una picard¨ªa de Sandro ... En medio del apasionamiento juvenil, en medio de tanta caricia, irrumpi¨® Michel y su rosca eterna. El Ajax -disminuido por la expulsi¨®n de Frank de Boer- se incomod¨®. Se qued¨® sin aliento inmerso en las mismas dudas que hab¨ªan escocido poco antes a su enemigo.
Ante el enredo holand¨¦s, Zamorano encontr¨® las vias necesarias para engatillar. El chileno ya hab¨ªa salido airoso de su concierto de codazos. As¨ª maquill¨® el punto de inflexi¨®n del encuentro (la expulsi¨®n de De Boer). Mermado, el Ajax se resquebraj¨®, abri¨® enormes grietas en todas sus l¨ªneas. A Zamorano le restaba el gol, su sustento profesional. No es un especialista en la fabricaci¨®n, pero s¨ª un buen picador. Un respetable int¨¦rprete para la partitura m¨¢s escuchada en el Bernab¨¦u. durante la ¨²ltima d¨¦cada. Una sinfon¨ªa aparentemente sencilla: pase al carril del ocho, donde Michel cose el bal¨®n al interior del piel levanta el flequillo y dibuja un gol desde veinte metros.
La resurrecci¨®n
El gol de Michel y Zamorano sentenci¨® el asalto, soterr¨® el mal trago inicial y dej¨® al Ajax herido, enredado en una telara?a, cabizbajo y dubitativo. Mala terapia para un equipo que recibir¨¢ a los blancos en la Liga de Campeones dentro de s¨®lo trece d¨ªas. Moralmente el Madrid ya le ha tomado ventaja. Ayer le ense?¨® que no se debe perdonar. Y de paso le dict¨® un curso de medicina: hay heridos que requieren un tiro de gracia, enfermosdotados para la resurrecci¨®n.
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