Dos submarinistas de Greenpeace consiguen que Francia retrase la prueba en Mururoa
Lleg¨® el momento. Ni la flotilla para la paz de Greenpeace ni la Marina francesa dejaron transcurrir m¨¢s que unas horas del fat¨ªdico 1 de septiembre para abrir el enfrentamiento. Alrededor de las tres de la madrugada (la misma hora de la tarde en Espa?a), varias lanchas del Rainbow Warrior y el propio buque rompieron las hostilidades penetrando en las aguas territoriales del atol¨®n de Mururoa. Intentaban adelantarse a la primera explosi¨®n nuclear, prevista para inmediatamente m¨¢s tarde. Y lograron el aplazamiento al conseguir que dos submarinistas alcanzaran la plataforma de los ensayos. Un portavoz franc¨¦s anunci¨® que la primera prueba quedaba aplazada hasta el lunes. Un primer triunfo para los ecologistas.
, "?Hemos entrado!", dijo la voz al otro lado de la radio. Steplianie Mills estaba transmitiendo la irrupci¨®n del Rainbow Warrior en aguas de Mururoa, cuando la nave fue asaltada por comandos franceses llegados en lancha desde la fragata Prairial y las comunicaciones quedaron cortadas. No volvi¨® a o¨ªrse a Mills. Los comandos aprendieron de su error de julio, cuando la portavoz ecologista logr¨® transmitir al mundo el abordaje de los soldados. A las 05.25 de la madrugada (misma hora de la tarde en Espa?a) el Warrior enmudeci¨®. Horas despu¨¦s se repiti¨® el asalto sobre el Greenpeace, esta vez con militares descolgados desde un helic¨®ptero. Lo siguiente que se supo del segundo nav¨ªo de los ecologistas es que los militares los remolcaban fuera de la zona.En la zona de exclusi¨®n francesa hab¨ªa tambi¨¦n 10 lanchas neum¨¢ticas, cuya situaci¨®n era ignorada por el resto de la diezmada flotilla de la paz. Seg¨²n Greenpeace, dos lanchas con submarinistas se hab¨ªan internado en la mism¨ªsima laguna del atol¨®n de Mururoa, el sancta sanctorum de los ensayos.
Los responsables de Greenpeace creen que los ocho ensayos nucleares franceses se dividir¨¢n en dos o tres tandas, y que apenas pasar¨¢n unos d¨ªas entre una explosi¨®n y otra. "Nuestra idea es oponemos a los ensayos y estaba previsto que, en cuanto consider¨¢ramos inminente el disparo, algunas de nuestras fuerzas entrar¨ªan en las 12 millas de la zona de exclusi¨®n. Eso es lo que hemos hecho", declara Xavier Pastor, de Greenpeace Espa?a.
La prueba nuclear estaba prevista para la siete de la ma?ana, pero para esa hora el atol¨®n se hab¨ªa puesto impracticable. Antes del asalto de los comandos, desde el Rainbow Warrior, se hab¨ªan soltado seis zod¨ªac y otras tres desde ¨¦l Greenpeace, con varios submarinistas a bordo. Por radio lleg¨® la noticia de que dos submarinistas estaban bajo las aguas. "Esto est¨¢ muy bien", coment¨® un exultante Pastor. Luego lleg¨® la noticia de que los submarinistas hab¨ªan sido detenidos. Pesar a bordo. Y m¨¢s tarde la de que la prueba hab¨ªa sido aplazada. Sensaci¨®n de triunfo.
Los primeros rumores fiables sobre el horario de las explosiones francesas llegaron a la Polinesia el mi¨¦rcoles, procedentes de Washington. El presidente Jacques Chirac hab¨ªa hecho saber a Bill Clinton la fecha de las pol¨¦micas pruebas. Y alguien en la Casa Blanca filtr¨® la informaci¨®n hacia Greenpeace.
A bordo del Rainbow Warrior y del Greenpeace la ¨²ltima semana hab¨ªa sido de entrenamiento. Los fueraborda realizaban ejercicios en los que unos desempe?aban el papel del perseguidor franc¨¦s, y otros el del avispado y pundonoroso ecologista. Siempre ganaban estos ¨²ltimos.
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