Cenicienta en oto?o
Mientras la ciudad se engalana para recibir al multimillonario profeta inform¨¢tico Bill Gates lo m¨¢s estruendosamente posible (ya ver¨¢n), 6.500 estudiantes madrile?os con la selectividad suspendida hacen diarios ejercicios de modestia para resignarse a la fatalidad de estudiar filolog¨ªa, y eso si aprueban la convocatoria de septiembre, que seguramente, si saben poner una vocal detr¨¢s de una consonante, aprobar¨¢n.En filolog¨ªa -en sus especialidades ¨¢rabe, eslava o italiana, entre otras- quedan las ¨²nicas plazas libres de las universidades madrile?as, pues todas las dem¨¢s, en la capital de uno de los dos o tres pa¨ªses m¨¢s universitarizados del mundo (no confundir con universalizados), fueron arrebatadas por esa poblaci¨®n joven y asustada a la que desde que entra en la escuela se le dice que fuera de la universidad, con el ordenador viejo y sin saber ingl¨¦s, no hay salvaci¨®n. En ese p¨¢nico metaf¨ªsico radica una de las razones de que la inform¨¢tica sea una de las carreras m¨¢s solicitadas (y tambi¨¦n en el hecho irrefutable de que en duros y recientes a?os de crisis, mientras sus padres le ve¨ªan los colmillos al paro, empleadores del sector ofrec¨ªan sueldos fijos a estudiantes de cuarto y hasta tercero de carrera).
Esos son los datos de un problema m¨¢s o menos repetido de a?o en a?o, en una hip¨®tesis que eventualmente puede ser modificada -y a veces lo es-, bajo la presi¨®n de poco cient¨ªficos pero humanos -comportamientos tales como Encierros, Manifestaciones y Huelgas de Hambre que por lo general no aluden m¨¢s que a la merienda pero que de todas formas son muy eficaces: por alguna raz¨®n, no hay nada que rectores y ministros teman m¨¢s (como se ha demostrado una y otra vez en la ¨²ltima d¨¦cada) que las palabras estudiante y huelga de hambre en un mismo titular, o las fotos de chicas encaramadas sobre hombros de chicos, con el cabello revolucionario al viento y ondeando una bandera. Cualquier bandera. Ante esa foto, ministros, presidentes de autonom¨ªa y rectores ceden a lo que sea -no subir las tasas, no exigir m¨¢s, aunque ese m¨¢s sea lo m¨ªnimo, no imponer el numerus clausus-, y, nunca mejor dicho, entregan la plaza sin condiciones. Total, el electorado no atento tarda unos 30 a?os en padecer las consecuencias de las cobard¨ªas y errores m¨¢s garrafales en educaci¨®n, y en muchas ocasiones no los comprende nunca
Doctores tienen la sociolog¨ªa, el psicoan¨¢lisis y el columnismo multiconfesional que analicen por qu¨¦ los estudiantes no estudian filolog¨ªa mas que (salvo excepciones) sometidos a tortura y bajo amenaza de expulsi¨®n del para¨ªso universitario, en el que, por lo visto, deben de seguir creyendo que atan los perros con longaniza. (Dicho sea entrepar¨¦ntesis, ?por qu¨¦ no se publican las estad¨ªsticas de paro, subempleo y frustraci¨®n de titulados universitarios?).
Cierto: en filolog¨ªa son hoy m¨¢s que altas las posibilidades de sufrir la arbitrariedad de profesores que piensan que Unamuno "es malo" y no merece una hora, o que perpetran est¨²pidos ex¨¢menes sobre las fechas de las tres primeras ediciones de La celestina, pero no mucho m¨¢s altas que la de encontrar en las carreras cient¨ªficas profesores fanatizados y miopes que chupan la energ¨ªa de unos j¨®venes en sus mejores a?os para volcarla en jueguecillos m¨¢s o menos inocuos, aunque curiosos, sobre pantallas de ordenador presentadas como el nuevo ombligo del mundo pero que de momento no son otra cosa que un estupendo, r¨¢pido e higi¨¦nico mecano con pluma fuente -incorporada -no del todo falto de peligro para los ni?os pues es adictivo-, con el inconveniente de que su caligraf¨ªa, por colorida que sea, sigue siendo mucho menos sugerente y m¨¢s uniformada que la de la vieja pluma sin mecano.
"Nosotros s¨®lo dise?amos las herramientas que la gente usar¨¢ en el futuro, pero depende de ellos el modo de utilizarlas". Son palabras del mism¨ªsimo profeta en la precampa?a publicitaria de un nuevo programa (por as¨ª decir una nueva pluma), y no s¨®lo prueban otra vez su inteligencia sino la constante de que el Papa es menos papista que sus monaguillos.
En cualquier caso, bajo su aspecto de ni?o a quien le han comprado gafas grandes para que le duren mientras crece, su advertencia me parece tremenda. Porque si bien se mira, con lo ¨²nico que se pueden alimentar los ordenadores, aparte de con juegos de marcianos para drogar a los ni?os, es en buena parte con variantes de las filolog¨ªas y humanidades que este oto?o se desechan como cenicientas en los campus de Madrid, como saben muy bien en el legendario MIT (Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachussets), donde destinan a las humanidades un tercio del presupuesto. Pues la filolog¨ªa, como es notorio, es el estudio de los espacios siderales que viven en las palabras y sobre todo en los silencios entre ellas, y donde grandes esp¨ªritus han intuido siempre que debe de encontrarse la explicaci¨®n o por lo menos el color de casi todo.
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