La flotilla anticastrista vuelve a Florida tras naufragar un yate
Las aguas del estrecho de Florida baten con furia otra vez. Un a?o despu¨¦s del final de la crisis de las balsas, el mar que rodea a Cuba es utilizado nuevamente como campo de batalla. El verano pasado, el arma arrojadiza fueron 35.000 balseros, que acabaron confinados en la base naval norteamericana de Guant¨¢namo. ?ste, los nuevos boatpeoples viven en Miami, tienen d¨®lares y parten en yates desde Cayo Hueso. Son balseros de lujo, y su objetivo era trasladar las protestas contra el Gobierno de Fidel Castro de las calles de la Peque?a Habana a alta mar, frente a las costas de Cuba. Pero el naufragio de uno de los yates decidi¨® al resto de la flotilla anticastrista a dar un golpe de tim¨®n y poner proa al abrigo de Florida.
Por segunda vez en mes y medio, una flotilla de 30 barcos pertenecientes a exiliados intent¨® el s¨¢bado acercarse a las aguas jurisdiccionales cubanas, pese a las advertencias del r¨¦gimen de La Habana de que sus tropas podr¨ªan hundir los nav¨ªos y derribar los aviones que entrasen en su espacio mar¨ªtimo o a¨¦reo. Ya el pasado 13 de julio, una expedici¨®n similar que pretend¨ªa conmemorar el primer aniversario del hundimiento de un remolcador, en el que murieron ahogadas 41 personas cuando intentaban huir de la isla, fue expulsada con violencia por barcos guardacostas cubanos tras violar el l¨ªmite de las12 millas, aunque sin que hicieran uso de las armas.Los organizadores de esta segunda flotilla hab¨ªan conseguido que en esta ocasi¨®n participase la hija disidente del presidente cubano, Alina Fern¨¢ndez, a quien utilizaron para protagonizar una gran campa?a de prensa contra las autoridades de la isla caribe?a.
Sin embargo, los balseros del exilio, en una aventura digna de marineros de agua dulce, no llegaron a acercarse siquiera a 40 millas de Cuba, pues uno de los yates, el Sundown II, naufrag¨® a las pocas horas de partir de Cayo Hueso, lo que oblig¨® a los barcos de la Guardia Costera norteamericana que custodiaban a la Flotilla Democracia a rescatar a sus 47 ocupantes, que resultaron ilesos, salvo uno de los pasajeros, que sufri¨® un ataque cardiaco y muri¨® en el hospital al que hab¨ªa sido trasladado urgentemente en helic¨®ptero.
El hundimiento del Sundown y el fracaso de la protesta no resta importancia a lo sucedido, pues, seg¨²n algunos observadores, pod¨ªa haberse producido un incidente grave en caso de que algunos de los exiliados hubiesen intentado penetrar en aguas jurisdiccionales cubanas. Tanto es as¨ª que el Gobierno norteamericano hab¨ªa advertido claramente que no podr¨ªa hacer nada por la flotilla en caso de que ocurriese un incidente dentro de aguas bajo dominio cubano.
Juego peligroso
"Es un juego muy peligroso", dec¨ªa ayer un joven en el bar-restaurante La Terraza, en el pueblo marinero de Cojimar, desde donde hace un a?o miles de cubanos se lanzaron al mar intentando llegar por todos los medios a Estados Unidos. Hoy la Terraza es un lugar tranquilo, y algunos de los j¨®venes del pueblo que antes ven¨ªan aqu¨ª a tomar cerveza est¨¢n en la Base de Guant¨¢namo, donde el mi¨¦rcoles la cantante Gloria Estefan ofreci¨® un gran concierto a los 14.000 balseros que todav¨ªa no han salido de all¨ª.Mientras la Estefan se preparaba para tocar Mi tierra con decenas de bafles orientados hacia territorio cubano, un gran barco blanco del servicio guardacostas norteamericano arribaba a Puerto Caba?as, en la provincia de Pinar del R¨ªo, con 21 balseros a bordo. Los balseros fueron recogidos d¨ªas antes en alta mar y deportados en virtud de los acuerdos migratorios firmados por Cuba y EE UU el pasado 2 de mayo.
Quiz¨¢s ellos fuesen el mejor ejemplo de lo que estaba ocurriendo: mientras las aguas del Estrecho de la Florida serv¨ªan para unir a los dos Gobiernos en torno a una nueva pol¨ªtica migratoria, los exiliados convert¨ªan ese mismo mar en un campo de batalla. Justamente un a?o despu¨¦s del fin de la crisis de las balsas, las aguas del estrecho bat¨ªan con furia otra vez, pero en esta ocasi¨®n los protagonistas de la aventura iban en yate de lujo, llevaban comida y chalecos salvavidas, y una dotaci¨®n de avionetas y periodistas les cuidaba las espaldas.
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