El pelot¨®n practica el autobloqueo
Olano conserva el liderato tras el primer 'sprint' masivo, ganado por Minali
Antes se llamaba correr a la italiana, pero a nuevos tiempos, nueva terminolog¨ªa. A falta de otras necesidades y caprichos, al pelot¨®n de la Vuelta le dio ayer por practicar el autobloqueo, curiosa suerte que consiste, primordialmente, en dejarse llevar sin orden y que da como resultado lentitud inicial y aparente caos final. Pero siempre triunfa el orden y gana un italiano al sprint, como fue el caso de ayer con el triunfo del sprinter de bolsillo -o sea, bajito- Nicola Minali (Gewiss). Su triunfo, y los 12 segundos de la bonificaci¨®n correspondiente, no apearon del liderato a Abraham Olano (Mapei).Para que el autobloqueo funcione tienen que darse una serie de presupuestos b¨¢sicos. El primero, que cunda el convencimiento de que se haga lo que se haga nada cambia: la opci¨®n de la impotencia. El segundo, que los llamados a dirigir al pelot¨®n opten por la t¨¢ctica atentista: nada de ense?ar las u?as ni dar materia con qu¨¦ pensar al enemigo. Eso hicieron el ONCE y el Mapei. Luego, si se puede, que el tiempo acompa?e: el viento de cara en gran parte de la etapa fue el argumento ideal para muchos ciclistas a quienes puede que les venza el miedo al derroche voluntario en pleno mes de septiembre.
La carrera march¨® a 27 kil¨®metros por hora -ritmo de etapa de Tourmalet- durante m¨¢s de cuatro horas por terreno llano. Aquello no hab¨ªa quien lo acelerara, si es que alguien ten¨ªa inter¨¦s en hacerlo. Ni siquiera los sprints bonificados -antiguamente acicate para los remolones- despertaban a los corredores. Olano y los suyos, tan tranquilos. Los potenciales enemigos, los ONCE y los Gewiss, tambi¨¦n.
Lleg¨® el momento de los s¨ªmbolos. En el kil¨®metro 137 -que pase a la historia ese dato- se produjo el primer intento de escapada de toda la Vuelta. El autor, un espa?ol chapado a la antigua, Francisco Cerezo (CastelIblanch). Su ventaja, m¨ªnima, y su duraci¨®n, a¨²n m¨¢s corta. Por lo menos fue el comienzo de la apertura de la veda.
Entre que el terreno se accident¨®, que el viento se calm¨® un poco y que ya se ol¨ªa a meta, la cuesti¨®n entr¨® en su segunda fase, la del caos aparente. Hubo m¨²ltiples intentos de escapada, pero inconsecuentes. Los equipos de los sprinters no tuvieron ni oportunidad de lucir sus habilidades a lo locomotora. La carrera estaba autobloqueada. Pasara lo que pasara, habr¨ªa sprint. Y un italiano deb¨ªa ganar.
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