As¨ª es realmente Windows 95
Los sistemas operativos son programas que hacen funcionar otros programas. En otro tiempo ten¨ªan nombres como DOS, CP/M y p-system, silenciosos intermediarios entre los programas inform¨¢ticos y el aparato en el que se ejecutaban, y resultaban totalmente incomprensibles para los ajenos al mundo de los ordenadores. Los tiempos han cambiado. Ahora los programas tienen nombres llamativos como Warp (deformaci¨®n) o Windows (ventanas), consiguen m¨¢s notoriedad que las pel¨ªculas de Kevin Costner y alimentan grescas interactivas de ferocidad religiosa.
Desde su creaci¨®n en 1985, Windows ha intentado emular al sistema Apple-Macintosh, pero hasta ahora ha requerido una versi¨®n separada del DOS, el sistema operativo original para ordenadores compatibles. Windows 95 saca provecho de un lavado de cara que le hace muy similar al Macintosh y est¨¢ muy mejorado en algunos aspectos, pero a duras penas puede considerarse un programa completamente nuevo.
Construido con pinzas
Con Windows 95, los propios programas de diagn¨®stico de Microsoft dicen que el sistema operativo es MS-DOS 7.00 y el entorno es Windows 4.00. En muchos sentidos, es un edificio construido con pinzas, pero muchos acabar¨¢n viviendo en ¨¦l. ?Por qu¨¦? Porque la mayor parte del tiempo funciona y hay montones de programas para ejecutar en el.La combinaci¨®n Windows / DOS, aunque en modo alguno haya sido un adelanto tecnol¨®gico capital, es pr¨¢ctica. Es probable que Windows ahora se haga m¨¢s omnipresente que nunca. Sin embargo, como demuestra la experiencia de una semana con la versi¨®n final, habr¨¢ reveses y padecimientos.
Para cualquiera que se las haya visto con los viejos comandos que serv¨ªan para configurar ordenadores personales que no fueran Apple-Macintosh, la capacidad de Windows 95 para olfatear los recursos de un ordenador es realmente asombrosa. En mi ordenador se las arregl¨® para encontrar y configurar la tarjeta de v¨ªdeo, la tarjeta de sonido, la unidad de CD-ROM y todo lo que hab¨ªa en la unidad central de procesamiento (CPU). Incluso reconoci¨® mi modem externo.
Abr¨ª la CPU, cambi¨¦ de sitio la tarjeta de v¨ªdeo y volv¨ª a encender el ordenador. Antes, a continuaci¨®n deber¨ªa haber cambiado los archivos de configuraci¨®n, pero Windows 95 identific¨® tranquilamente la nueva tarjeta e instal¨® el driver (m¨®dulo de control) adecuado.
?Funcionar¨¢ bien la instalaci¨®n todas las veces? Claro que no. Para demostrarlo, Windows 95 pone unos 300 kilobytes de texto sin indiciar en el disco duro para explicar muchas anomal¨ªas del equipo y los programas, pero no la lista de 200 programas que Microsoft sabe perfectamente que se ejecutar¨¢n bien.
El dise?o de pantalla, totalmente nuevo, se abre con un escritorio cuyos iconos, carpetas y signos orientativos de documentos han sido tomados prestados del Mac, incluidas cerraduras, existencias y subdirectorios. Los iconos del escritorio permiten explorar archivos en el ordenador y en la red local. Tambi¨¦n puede acceder a la papelera de reciclado, donde los archivos borrados se almacenan hasta que uno la vac¨ªa; al malet¨ªn, que permite empaquetar archivos para viajar; al buz¨®n electr¨®nico, que almacena cartas y faxes, y al servicio en l¨ªnea de la red Microsoft.
El encendido abre una lista de programas y documentos. Una barra de tareas situada al lado muestra qu¨¦ programas est¨¢n ejecut¨¢ndose en cada momento y, se supone, tiene que verse siempre. Sin embargo -una de las incongruencias desesperantes,- los programas multimedia hacen a menudo que la barra desaparezca misteriosamente.
Hay muchas formas disparatadas de hacer cosas tan sencillas como copiar un archivo, pero nada funciona como se espera, al menos hasta que no se descubre el mando adecuado, antes inactivo, del rat¨®n. ?D¨®nde est¨¢ la opci¨®n desconectar? ?En la de encendido, por supuesto! El usuario acabar¨¢ acostumbr¨¢ndose a estas rarezas.
?Qui¨¦n deber¨ªa usar Windows 95 y cu¨¢ndo? Macintosh lleva a?os ofreciendo muchas de sus caracter¨ªsticas en un conjunto integrado. Pero la temprana aparici¨®n de programas para Windows 95 se convertir¨¢ en un aluvi¨®n. Si se va a comprar un nuevo ordenador Intel-inside, Windows estar¨¢ y debe estar en su m¨¢quina.
Windows 95 puede funcionar en instalaciones inform¨¢ticas de empresas, pero los poderosos Windows NT y OS/2 Warp ofrecen mayor estabilidad y mejor rendimiento multitarea. MM ha decretado que Warp no pueda ejecutar el programa Windows 95.
Para el usuario que est¨¦ contento con Windows 3.1, la prudencia aconseja que desestime una actualizaci¨®n hasta la aparici¨®n de antivirus, programas que puedan manejar nombres largos de archivo o un programa imprescindible que s¨®lo funcione en el nuevo sistema. Pero, a quien use un ordenador poderoso y con mucha memoria y se vea cada dos por tres topando con las limitaciones del 3.1, le conviene cambiar lo antes posible.
Al menos ocho megas
Windows 95 puede ejecutarse en un ordenador 386DX con cuatro megas de RAM s¨®lo si se piensa que la palabra ejecutar significa arrastrarse. Conviene tener un procesador m¨¢s r¨¢pido y es obligatorio tener m¨¢s memoria. En cualquier aparato con cuatro megas, pocos programas funcionar¨¢n bien. Microsoft recomienda tener ocho megas de RAM como m¨ªnimo; es suficiente, pero incluso en mi ordenador con procesador Pentium a 90 megahercios y con 16 megabytes de RAM, a ninguna aplicaci¨®n le pondr¨ªan una multa por exceso de velocidad.En su configuraci¨®n normal, Windows 95 ocupa 35 megas de espacio en el disco duro. Adem¨¢s, las nuevas aplicaciones acaparar¨¢n m¨¢s espacio que sus predecesoras. El sistema necesita tambi¨¦n espacio libre con fines propios, y el usuario necesita espacio para sus datos. Parece sensato reservar un m¨ªnimo de 200 megas despu¨¦s de instalar todas las aplicaciones.
Windows 95 viene con un folleto de 100 p¨¢ginas, en su mayor parte im¨¢genes, que s¨®lo puede consultarse usando el programa. La ayuda interactiva sigue sin ser un sustituto de un buen manual.
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