Al final de la escapada
Dig¨¢moslo de entrada: sobran algunas cosas en Ant¨¢rtida, la por otro lado estimulante, a veces brillante y en ocasiones sobrecogedora primera pel¨ªcula de Manuel Huerga. Primera pel¨ªcula comercial, en todo caso, puesto que el m¨¢s dotado y vanguardista de los realizadores televisivos catalanes, autor de programas se?eros como Stock de pop, Arsenal o Arsenal-Atlas, am¨¦n de art¨ªfice de una deliciosa y socarrona revisitaci¨®n de la vida del arquitecto Antoni Gaud¨ª, es cualquier otra cosa que un debutante. Sobran, por ejemplo, algunas apoyaturas forzadas de gui¨®n, como ese mat¨®n gesticulante que s¨®lo sabe hacer hablar a su rev¨®lver y que ocupa demasiado espacio en el filme y da pie a situaciones que el propio Huerga ha reconocido como poco satisfactorias. Falta, por otra parte, una mejor definici¨®n de ese inquietante personaje que interpreta Walter Vidarte y que sirve para que la trama secundaria d¨¦ una vuelta sobre s¨ª misma.Pero lo que no sobra ni falta es todo lo otro, lo que hace del filme un ejercicio de brillantez formal, de riesgo asumido, de ruptura con una cierta noci¨®n de naturalismo al que parece propender la trama: que alguien emplee hoy recursos como retroproyecciones o transparencias s¨®lo se puede entender como una voluntaria operaci¨®n de acoso y derribo de algunos de los t¨®temes de la narraci¨®n institucional de la que hacen gala la inmensa mayor¨ªa de los filmes, que hoy consumimos, que no amamos. Huerga demuestra entonces que lo que m¨¢s le interesa generalmente cabe entre las cuatro paredes de una habitaci¨®n, en la dura soledad de dos yonquis, uno v¨ªctima de una logorrea imparable, la otra virtualmente muda. Y lo que m¨¢s le interesa es la forma en que esa soledad atroz se empieza a descascarillar lentamente, primero por obra y gracia de la necesidad mutua de hero¨ªna, luego por la imparable sucesi¨®n de problemas a que tienen que hacer frente ambos, finalmente por la emergencia cl¨¢sica, casi clandestina, del amor.
Ant¨¢rtida
Direcci¨®n: Manuel Huerga. Gui¨®n: Francisco Casavella. Fotograf¨ªa: Javier Aguirresarobe. M¨²sica: John Cale. Producci¨®n: Andr¨¦s Vicente G¨®mez para Iberoamericana / Sogetel. Espa?a, 1995. Int¨¦rpretes: Ariadna Gil, Carlos Fuentes, Walter Vidarte, Jos¨¦ Manuel Lorenzo, Francis Lorenzo, Juana Ginzo. Estreno en Madrid: Vaguada, Excelsior, Palacio de la M¨²sica, Minicines.
Ah¨ª es donde Ant¨¢rtida se convierte en un filme extraordinario: en la exploraci¨®n a fondo de las interioridades de esos dos personajes; en la sutil combinaci¨®n de esos saldos sociales que, no obstante, no imploran condescendencia alguna del espectador; en el juego complejo y logrado que se establece entre una actriz capaz de transmitir todo sin apenas abrir la boca -Gil obtiene aqu¨ª, y de lejos, su mejor trabajo hasta la fecha, lo que ya es decir- y un actor totalmente novel que es capaz de darle una r¨¦plica no ya adecuada sino hondamente convincente.
Huerga y su guionista, Francisco Casavella, han sido capaces de firmar un debut de riesgo, que es lo que siempre hay que exigir de un debutante. De su colaboraci¨®n surgen momentos de inspiraci¨®n, de esos que s¨®lo los creadores de talento son capaces de lograr: queda para siempre en la retina de este cr¨ªtico esa secuencia, magistralmente escrita y resuelta, del enfrentamiento entre los dos yonquis en la cochambrosa pensi¨®n, un prodigio de catarsis dram¨¢tica pero tambi¨¦n de profundo conocimiento de las normas de puesta en escena. Y tal vez para siempre quedar¨¢, igualmente, la sospecha de que el final del filme encierra algo que no parece claro a simple vista pero que se puede leer en el tono de esa voz arrastrada, desesperanzada de Ariadna Gil, en su rostro casi vac¨ªo de expresi¨®n: que ning¨²n para¨ªso existe, ni en la droga ni fuera de ella.
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