Apertura en Cuba
LA RECIENTE aprobaci¨®n de una ley de inversiones extranjeras, tras m¨¢s de un a?o de debate, constituye un paso de gran significaci¨®n en la direcci¨®n de la definitiva integraci¨®n internacional de la econom¨ªa cubana. Las inversiones extranjeras que han tenido lugar durante estos ¨²ltimos a?os de t¨ªmida apertura -una parte significativa de ellas, de origen espa?ol- han dispuesto de tanta discrecionalidad en su autorizaci¨®n como complejo amparo legal. El decreto-ley de 1982 sobre inversiones for¨¢neas era, en realidad, una disposici¨®n reguladora de la creaci¨®n de empresas mixtas, en las que los extranjeros no pod¨ªan disponer de m¨¢s del 49% de la propiedad de la empresa en cuesti¨®n. El ministerio del ramo estaba, de hecho, concebido para coordinar los proyectos con las economias del bloque sovi¨¦tico.La nueva ley abre a la propiedad extranjera la pr¨¢ctica totalidad de los sectores econ¨®micos, con la excepci¨®n de educaci¨®n, salud y defensa; garantiza la transferencia de beneficios y las compensaciones por expropiaciones; admite la posibilidad de que la titularidad del capital sea completamente de extranjeros y deja la puerta abierta a las inversiones de exiliados, tras un debate en el que el propio Fidel Castro se aline¨® con los m¨¢s aperturistas frente a cualquier tipo de discriminaci¨®n por raz¨®n del origen de las inversiones.
La paradoja, s¨ªntesis de las contradicciones generadas por el proceso de apertura, es la imposibilidad legal de que los propios residentes actuales en Cuba participen en la propiedad de las empresas. Aun cuando esta nueva legislaci¨®n coexiste con importantes obst¨¢culos estructurales, como la obligaci¨®n de contratar trabajadores a trav¨¦s de las agencias estatales; su homologaci¨®n con las regulaciones existentes, en econom¨ªas de mercado es algo dif¨ªcil de minimizar.
A pesar de la ret¨®rica oficial, aquel pa¨ªs ha dado pasos importantes, en la direcci¨®n de la transformaci¨®n de un sistema econ¨®mico cuya ineficiencia est¨¢ sacrificando gran parte de las ventajas sociales diferenciales de que dispon¨ªan los ciudadanos cubanos. La necesaria continuidad en el proceso de liberalizaci¨®n de aquella economia, su credibilidad frente a la comunidad econ¨®mica y financiera internacional, exige que esa mayor disposici¨®n a la transformaci¨®n del sistema econ¨®mico disponga de un respaldo legal m¨¢s amplio: el reconocimiento expl¨ªcito de las instituciones propias de una econom¨ªa de mercado.
El c¨¢r¨¢cter numantino que todav¨ªa sigue exhibiendo la ret¨®rica oficial y las resistencias a la introducci¨®n de reformas de mayor calidad o en el sistema econ¨®mico y pol¨ªtico cubanos tienen en la actitud oficial estadounidense uno de sus principales elementos de legitimaci¨®n interna.
El mantenimiento del bloqueo sobre la isla constituye uno de los m¨¢s expl¨ªcitos anacronismos en la pol¨ªtica exterior norteamericana, sin m¨¢s justificaci¨®n que esas, al parecer, cuantiosas contribuciones econ¨®micas de algunos sectores ultraconservadores de exiliados a las campa?as electorales de algunos presidentes estadounidenses. Presiones que afortunadamente se encuentran cada d¨ªa m¨¢s aisladas de respaldo por la propia comunidad de cubanos en EE UU y, desde luego, por los empresarios estadounidenses, que presencian c¨®mo sus competidores canadienses, mexicanos, europeos o japoneses se aprestan a tomar posiciones en esa economia. Est¨¢n en lo cierto aquellos sectores empresariales estadounidenses que denuncian el mantenimiento del bloqueo, en contraste con la actitud mantenida con Vietnam, por ejemplo.
Siendo cierto que ese bloqueo no es la causa mas importante de las dificultades econ¨®micas en Cuba no lo es menos que su mantenimiento constituye un impedimento para la definitiva transici¨®n de aquel pa¨ªs a un sistema de libertades y para el aprovechamiento de sus potencialidades para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.
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