Una exposici¨®n revive en N¨¢poles el sue?o ilustrado de Carlos III
La Galer¨ªa de Capodimonte despierta de un letargo de 20 meses. Incluso de muchos m¨¢s, pues, antes de ser clausurada por obras el 10 de enero de 1994, la ¨²nica pinacoteca italiana parangonable a la Galer¨ªa de la Academia veneciana o a la florentina Galer¨ªa de los Oficios arrastr¨® a?os de una decadencia m¨¢s penosa que el propio cierre. En la corte de los Farnesio es el t¨ªtulo de la exposici¨®n que se?alar¨¢ su reapertura, el pr¨®ximo d¨ªa 29. El sue?o de Carlos III, que fue primero de N¨¢poles entre 1734 y 1759, revive as¨ª en la antigua Parthenope.
Obras maestras, como el retrato del joven Ranuccio Famesio pintado por Tiziano, viajar¨¢n -desde la National Gallery de Washington en el caso citado- hasta el palacio de la colina pr¨®xima al Vesubio para recomponer los fondos que el ilustrado hijo de Felipe V hered¨® de su madre, Isabel de Farnesio. N¨¢poles debe al rey Carlos tanto o m¨¢s que Madrid. El teatro en el que Cimarosa Rossini o Donizetti dieron sus mejores pasos -el San Carlo-, el palacio real de Caserta, el Museo Arqueol¨®gico Nacional y la Galer¨ªa de Capodimonte son s¨®lo hitos del esplendor art¨ªstico promovido por el primer monarca borb¨®nico de los napolitanos.
El tesoro acumulado en ellos era de tal calibre que resisti¨® perfectamente el paso de Joaqu¨ªn Murat y Jos¨¦ Bonaparte. Buena parte de la riqu¨ªsima colecci¨®n de pintura italiana que se conserva en el Louvre procede de estas latitudes y la etiqueta Collection Farnese acompa?a a las mejores muestras de escultura grecorromana contenidas en el mismo museo. Pero el Toro Farnese, el H¨¦rcules Farnese o el Atlante Farnese son piezas sin parang¨®n que hacen ¨²nico al Museo Arqueol¨®gico Nacional de N¨¢poles, casa tambi¨¦n de las pinturas pompeyanas.
Caravaggio y Ribera
La misma relevancia tienen para la historia de las artes pl¨¢sticas los bellinis, botticellis, raffaellos o masaccios de la herencia farnesiana que el monarca espa?ol instal¨® en Capodimonte como n¨²cleo central enriquecido m¨¢s tarde con las obras de Caravaggio, Ribera o Lanfranco, por las que esta pinacoteca es la mejor expresi¨®n de la gran pintura napolitana del siglo XVII.Todo ello corri¨® peligro de perderse en pocas d¨¦cadas, en las que el caos habitual de N¨¢poles se volvi¨® exasperado. Ese periodo est¨¢ concluyendo ahora entre procesos por corrupci¨®n y asociaci¨®n con la Camorra de los principales pol¨ªticos locales y nacionales. Los mismos almacenes del Museo Arqueol¨®gico han sido intervenidos por los jueces que investigan m¨¢s que indicios de que en ellos se han surtido anticuarios y personalidades.
Para N¨¢poles, la reapertura de esta galer¨ªa representa el culmen de un proceso de vuelta a la civilizaci¨®n que, tras un cambio de la gesti¨®n municipal y en el breve plazo del a?o y medio transcurrido desde que la capital campana acogiera la cumbre de los Siete Grandes, ha dado resultados sorprendentes.
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