Un canal privado protugu¨¦s se niega a ceder espacio electoral

El canal privado de televisi¨®n portugu¨¦s SIC decidi¨® no acatar la ley que obliga a todos los medios de comunicaci¨®n audiovisuales, p¨²blicos o privados, a ceder gratuitamente espacios de antena para la propaganda, de todos los partidos y formaciones pol¨ªticas que concurren a las elecciones generales.Seg¨²n los responsables de la emisora, esta norma es v¨¢lida para los medios del Estado, que reciben subvenciones para aseguar el servicio p¨²blico; pero no puede aplicarse a una empresa privada que depende exclusivamente, para su financiaci¨®n, de las audiencias y de los ingresos por publicidad.

En otras palabras, prefieren pagar la multa que les ser¨¢ impuesta por la Comisi¨®n Nacional de Elecciones, encargada de velar por el respeto del "pluralismo de la informaci¨®n e igualdad de tratamiento de todos los partidos en tiempo de campa?a", en vez de perder tiempo y dinero con la difusi¨®n de programas que s¨®lo interesan a sus propios autores.

Pero una cosa es incumplir la ley o alguna de sus disposiciones y otra negarse a acatarla, de forma p¨²blica y notoria, a cambio de dinero. La comisi¨®n, dijo que la multa deber¨¢ ser "muy alta", pero sus miembros no tienen la menor idea de c¨®mo calcularla no existe jurisprudencia en la materia y ninguno de los partidos ofendidos se ha querellado contra la SIC. Para los juristas, el paso es particularmente grave, porque pone en tela de juicio el principio de la igualdad frente a la ley, piedra angular del Estado de derecho. Algunos -pocos- fundamentalistas sustentan que las acusaciones deber¨ªan ir hasta el silenciamiento de los infractores, pero nadie se atreve a colocar el list¨®n tan alto, sobre todo en tiempo de campa?a electoral.

?stas son las primeras elecciones pol¨ªticas que se realizan en Portugal desde la creaci¨®n, hace m¨¢s de dos a?os, de las televisiones privadas. La intervenci¨®n de los operadores privados ha contribuido a reforzar la bipolarizaci¨®n de la contienda entre el PSD y los socialistas, relegando a los dem¨¢s a la retaguardia.