Jaime de Armi?¨¢n decepciona con su filme 'El palomo cojo', una ilustraci¨®n vac¨ªa
Siguen sin aparecer pel¨ªculas destacables en la recta final de la competici¨®n
Tampoco fue ayer el d¨ªa. Restan por proyectar s¨®lo dos filmes de la selecci¨®n oficial y no ha aparecido a¨²n el mirlo blanco. Lo que ayer vimos fue, eso s¨ª, un palomo muy cojo, el que se trajo Jaime, de Armi?¨¢n en forma de pel¨ªcula, El palomo cojo, que lo ten¨ªa todo para resultar interesante. Pues ni' con eso. Tampoco apunt¨® demasiado Minjing gushi, de Ning Ying, trabajosa, estirada met¨¢fora sobre, la China de hoy a la que, empero, hay que reconocerle su voluntad de critica a la burocracia poscomunista que Ying s¨®lo entiende; como Guti¨¦rrez Alea, bajo el prisma de la s¨¢tira.
Un caser¨®n andaluz poblado de fantasmas, una familia de ricos bodegueros exc¨¦ntricos, un ni?o enfermizo que vive el despertar de la homosexualidad, una criada dicharachera y turbadora. Estos elementos, materia prima no muy lejana, por cierto, a la que recrea Truman Capote en Otras voces, otros ¨¢mbitos, su mejor novela, constituyen la carne de un filme que, parad¨®jicamente, fracasa en donde menos debiera, en el gui¨®n que le da sentido y en una puesta en escena que parece pensada antes para la televisi¨®n que para la gran pantalla.El primer problema que atenaza a El palomo cojo es la opci¨®n que adopta Armi?¨¢n sobre el punto de vista de la narraci¨®n: qui¨¦n narra, con qu¨¦ mirada, para contar qu¨¦. El director-guionista opta por la dispersi¨®n y la coralidad cuando lo que tal vez mejor hubiese ido al asunto era la contemplaci¨®n desde los ojos del ni?o. Cierto, para eso hubiesen sido necesarias dos premisas fundamentales: una, un buen actor infantil -no lo tiene- que aguantase el envite. Dos, una puesta en escena de ra¨ªz po¨¦tica, atenta a los detalles m¨¢s sutiles, bordeando lo on¨ªrico y alejada por completo del realismo a machamartillo que finalmente exhibe el filme. ?Es Armi?¨¢n capaz de una proeza as¨ª?
Hay en El palomo cojo una perentoriedad por terminar pronto, un escaso gusto por la composici¨®n del encuadre, la sospecha de que el director cree que con dejar el argumento en manos de sus experimentados actores es suficiente. Y no lo es. Resulta sangrante ver c¨®mo una profesional como Carmen Maura sucumbe v¨ªctima de lo poco que su. personaje tiene para agarrarse. Es bien cierto que Rabal y sobre todo Barranco bordan los suyos, pero no es por casualidad: son los suyos los ¨²nicos m¨ªnimamente construidos: a ellos hay que agradecer que el filme no se derrumbe literalmente al cuarto de hora de su proyecci¨®n.
Por su parte, Ning Ying, ganadora hace dos a?os del premio Euskal Media con su extraordinana opera prima, Zhao Le (Por diversi¨®n), dio a conocer lo que hizo con los m¨¢s de 30 millones de pesetas que recibi¨® entonces para realizar su siguiente pel¨ªcula. Es ¨¦sta, De patrulla, pues una ex¨®tica coproducci¨®n entre China y Euskadi, y la verdad que sus logros, que alguno tiene, se quedan por debajo de lo esperado. La pel¨ªcula, centrada en las m¨¢s bien absurdas peripecias de los agentes de una comisar¨ªa de Beffing, intenta ante todo poner en im¨¢genes la estupidez y el dogmatismo de libro de los guardianes del orden. Pero, salvo alg¨²n momento muy logrado, de antolog¨ªa del disparate, el filme se resiente de lo estirado de las situaciones y del hecho, que muy pronto queda en evidencia, de cu¨¢les son las intenciones de la directora, que no avanza ni un mil¨ªmetro m¨¢s all¨¢ de lo que plantea en las primeras secuencias.
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