Con el m¨ªnimo esfuerzo

Las calendas finales de la temporada, con coletudos que suman muchos contratos pero no son especialistas en batir r¨¦cords de cantidades, como Jesul¨ªn y El Cordob¨¦s, pesan sobre ellos y, salvo que lo vean muy claro, se echan por la f¨¢cil ley del m¨ªnimo esfuerzo. As¨ª aconteci¨® ayer en el final de la feria talaverana, con un Manzanares casi siempre a medio gas y un Rivera Ord¨®?ez que de aut¨¦ntica y merecida revelaci¨®n de la campa?a del 1995 ha pasado en estas postreras fechas a un atorado, pl¨²mbeo y nada creativo diestro.Junto a ellos, el serio salmantino Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez, quien sustitu¨ªa precisamente a El Cordob¨¦s, intent¨® mayor garra y florilegios, pero los que estaban m¨¢s para bizmas que para ung¨¹entos y para pocos esfuerzos eran sus rivales, un mansote sin ganas de embestir e incapaz de ning¨²n esfuerzo por ello, pese a las tragaderas de su matador, y un toro, el quinto, tan rayano en la flojera que el us¨ªa, Jes¨²s Gil -escasamente documentado a la hora de cambiar el segundo tercio, lo que realiz¨® en varias ocasiones con menos de los cuatro palos reglamentarios-, tambi¨¦n se inclin¨® por los f¨¢ciles caminos de la complicidad con la empresa y lo mantuvo sobre la cenizosa arena, pese a perjudicar as¨ª a la lidia y a los espectadores. Eso s¨ª, ¨¦stos no escatimaron esfuerzos para lanzarle ep¨ªtetos en justa protesta.

S¨¢nchez, impert¨¦rrito y arrebujando bellos dibujos consintiendo al segundo, se limit¨® a entrenarse con este quinto como si se tratase de un tentadero. Hubo otro peque?o, instante de brillo, en la tarde, breve y relampageante oasis de toreo en la grisura de esta funci¨®n de electroencefalograma plano. Ocurri¨® con el tercero, frente al que un ya dubitativo y bailongo Rivera se faj¨® en tres breves tandas de redondos y, tras poner la miel en los labios del cotarro en general y de sus seguidoras en particular, cort¨® de s¨²bito. Con el sexto, inocente y, noble, se perdi¨® en un exceso de probaturas siempre con los pies en polvorosa.

A¨²n peor anduvo por la hist¨®rica plaza un destemplado y tambi¨¦n bailar¨ªn Manzanares, que se dedic¨® a tirar l¨ªneas para enga?abobos (aunque a nadie enga?¨®) frente al corderito primero, y apunt¨® algunos est¨¦ticos y ventajistas unipases frente al casta?o y bocirrubio cuarto.