Secuestro tras la barra
Dos toxic¨®manos armados retienen toda la noche a los clientes de un bar en Tenerife para conseguir hero¨ªna
Llevaban seis horas sin administrarse una dosis de hero¨ªna y el s¨ªndrome de abstinencia hizo acto de aparici¨®n. Llegada la medianoche, Vicente G. H., de 34 a?os, y Domingo A. J., de 24, optaron por utilizar una escopeta y un cuchillo y, al grito de "todos al suelo", atracaron el bar Bol¨ªvar, sito en el barrio de La Cuesta, en el municipio tinerfe?o de La Laguna. Sorprendidos por la polic¨ªa en pleno atraco, los dos toxic¨®manos se hicieron fuertes y, bajo amenazas, retuvieron durante casi nueve horas a las ocho personas que estaban en el local. Una de ellas, no obstante, logr¨® esconderse en un peque?o almac¨¦n y all¨ª pas¨® toda la noche.
La polic¨ªa estableci¨® un dispositivo de seguridad alrededor del bar y entabl¨® negociaciones con los toxic¨®manos. El precio para liberar a los rehenes consisti¨® en unas dosis de hero¨ªna para calmar el mono. A medida que las horas pasaban, la tensi¨®n y el cansancio dentro y fuera del local iban en aumento, aunque a los rehenes se les permiti¨® consumir refrescos, jugar a las cartas y hasta hablar por tel¨¦fono con los medios de comunicaci¨®n.
En el curso de la negociaci¨®n, los secuestradores aceptaron que, en lugar de hero¨ªna, les suministraran al menos tranquilizantes. A cambio, liberaron a tres de los retenidos. ?stos aportaron a la polic¨ªa datos precisos sobre la situaci¨®n en el interior del bar.
A las 8.45 horas, cuatro miembros del Grupo Operativo Especial de Seguridad (Goes) de la Polic¨ªa consiguieron entrar en el bar. Aprovecharon el momento en que los secuestradores abrieron la puerta para dejar salir a un cuarto reh¨¦n, para lo que los atracadores tuvieron que retirar las m¨¢quinas tragaperras y otros muebles que taponaban el acceso al bar. La decisi¨®n de irrumpir en el local ya se hab¨ªa adoptado una vez comprobado que no era posible alcanzar acuerdo alguno con los toxic¨®manos. Los rehenes no sufrieron da?o alguno, mientras Domingo y Vicente fueron puestos a disposici¨®n judicial despu¨¦s de ser atendidos m¨¦dicamente.
Las historias de Domingo y Vicente representan la biograf¨ªa t¨ªpica de los toxic¨®manos que caen en la delincuencia para conseguir la droga y que no superan los intentos por apartarse del caballo. A estas alturas, Vicente y Domingo, portadores del virus del sida, ya no esperan "casi nada de la vida", como lleg¨® a decir Vicente en sus comentarios telef¨®nicos con periodistas.
Los tratamientos de rehabilitaci¨®n, comentaba tambi¨¦n Vicente, "deben quedar para los que empiezan a engancharse". Cont¨® que en una ocasi¨®n intent¨® rehabilitarse, pero que tan mal durante 40 d¨ªas de abstinencia que finalmente opt¨® por regresar al mundo de la droga. Ahora ya le da igual todo.
Hace ya mucho tiempo que Vicente no tiene relaci¨®n alguna con su familia. "Con amigos tampoco; no tengo ninguno porque todos est¨¢n muertos por consumo de drogas". Ha sido detenido en 19 ocasiones, 10 de ellas por robos con fuerza, una por tr¨¢fico de drogas, una por lesiones y una por robo con violencia e intimidaci¨®n.
Su compa?ero de viaje, Domingo, no le va a la zaga. A sus 24 a?os ya ha sido detenido en 18 ocasiones, dos de ellas por homicidio frustrado y seis por robo con fuerza. La polic¨ªa tiene casi la certeza de que ambos delincuentes, con los rostros cubiertos con capuchas, han sido los autores de tres atracos a punta de escopeta registrados en estas ¨²ltimas semanas en establecimientos situados en el norte de Tenerife.
En sus comentarios, Vicente y Domingo han insistido en su convencimiento de que, a estas alturas, la droga les ha llevado ya muy cerca de la muerte. Su ¨²ltimo atraco es la punta del iceberg del complejo problema en el que se introducen los toxic¨®manos, como dec¨ªa el responsable del Proyecto Hombre en Canarias, Antonio Hern¨¢ndez.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.