Psic¨®logos y Sanitarios
Los psic¨®logos estamos de enhorabuena, aunque puede que mucha gente no lo sepa todav¨ªa y por eso a¨²n no nos han felicitado. No por envidia ni por ego¨ªsmo, sino simplemente porque no se han enterado. El feliz suceso es que, aprovechando una ca¨®tica reorganizaci¨®n de las ¨¢reas de conocimiento que establece el Consejo de Universidades, muchas facultades de Psicolog¨ªa han solicitado que esta disciplina pase a formar parte de las Ciencias de la Salud, lo cual supone un merecido reconocimiento a la callada y tenaz labor que muchos colegas realizan, evitando que los ni?os se hagan pis en la cama cuando no deben, o consiguiendo que el que tiene claustrofobia pueda montarse en el ascensor y no tenga que subir andando a la oficina.Para muchos psic¨®logos este paso de gigante que vamos a dar supone reconocer que servimos para algo, cosa de la que parece que no estaban muy convencidos. A partir de ahora nuestra profesi¨®n ser¨¢ tan digna y de tanta utilidad social como la enfermer¨ªa, la podolog¨ªa y el rendimiento deportivo, aunque sigamos estando un poquito por debajo de los m¨¦dicos y no podamos hacer huelgas como ellos.
Una de las razones que esgrimen los psic¨®logos para solicitar esa nueva posici¨®n en el ¨¢rbol de las ciencias es que suponen que de esta manera la ense?anza de la psicolog¨ªa tendr¨¢ un grado mayor de experimentalidad, lo cual quiere decir que habr¨¢ m¨¢s dinero o menos alumnos.
Pese a esas enormes ventajas, y a que nos podamos codear con gente de disciplinas tan ¨²tiles, algunos son esc¨¦pticos, en que la psicolog¨ªa tiene objetivos que no pues piensa la identifican completamente con las ciencias de la salud. La comprensi¨®n de c¨®mo funciona la mente humana es uno de las mayores tareas que tiene planteadas el hombre, pues es posiblemente el dispositivo m¨¢s complejo que existe en la naturaleza. Entender c¨®mo organizamos el mundo en nuestra mente, c¨®mo percibimos los objetos o las personas, c¨®mo construimos teor¨ªas para explicar la realidad y c¨®mo se produce la ciencia, c¨®mo nos relacionamos con los dem¨¢s o c¨®mo hablamos, por qu¨¦ tenemos una gigantesca capacidad para aprender y para construir realidades mentales, c¨®mo el arte o la literatura, que son tareas que impulsan la investigaci¨®n psicol¨®gica, no parece que sea algo directamente relacionado con la salud.
Los que quieren situar a los psic¨®logos entre los sanitarios de lo que no parecen darse cuenta es de que para que la psicologia se considere una ciencia experimental no resulta necesario que tenga que situarse entre las ciencias de la salud. La qu¨ªmica es experimental y no forma parte de las ciencias de la salud. Si lo que se trata de conseguir es que se le reconozca el car¨¢cter de experimentalidad, que innegablemente tiene en las ramas de la psicolog¨ªa que m¨¢s han progresado, lo que habr¨ªa que hacer es pedirlo y mostrar que la psicolog¨ªa utiliza m¨¦todos experimentales. El misterio es que los defensores de situarnos en ciencias de la salud piensan que los autoridades educativas s¨®lo podr¨¢n comprender nuestra pretensi¨®n asimil¨¢ndonos con los sanitarios. Pero algunos tenemos m¨¢s confianza en la capacidad de comprensi¨®n de los responsables de la pol¨ªtica universitaria. En todo caso, sino se logra entender que la psicolog¨ªa es una ciencia experimental que ha realizado enormes progresos desde mediados de siglo, lo que resulta claro es que el tipo de investigaci¨®n que realizan los psic¨®logos est¨¢ mucho m¨¢s cerca de las ciencias de la vida que de las ciencias de la salud, y es ah¨ª donde deber¨ªamos situarnos.
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