Sin jubilarse
Torrente Ballester no est¨¢ dispuesto a jubilarse. Desde que la Administraci¨®n le dio boleta como catedr¨¢tico, con la edad reglamentaria, preciso en 1980, raro ha sido el a?o sin libro del autor de Los gozos y las sombas. Conozco a alg¨²n cr¨ªtico a quien enfurece esta grafoman¨ªa de Torrente, como si un escritor no estuviera en su derecho de escribir cuanto le viene en gana. Hay escritores para quienes escribir es como interpretar para algunos actores: si es preciso, se muere sobre el papel como se muere en escena ejemplos gloriosos existen de ancianidad creadora. Sin pensar en Lope de Vega o en Goethe, valga entre nosotros y, en tiempos m¨¢s recientes, con el delirio apote¨®sico del ¨²ltimo Juan Ram¨®n Jim¨¦nez o con la escritura oto?al y ensimismada del ¨²ltimo Aleixandre.Desde hace unos a?os, en concreto desde la difusi¨®n televisiva de Los gozos ..., Torrente ha conseguido ser lo que quiso, y no pudo ser tiempo atr¨¢s: un escritor popular, que ha vendido miles ejemplares de esa obra y que a la zaga de ella se ha convertido en un nombre rentable. Basta considerar el eco que ha tenido un texto tan discreto como su pen¨²ltimo relato, La novela de Pepe Ans¨²rez.
La significaci¨®n de Torrente depende, me parece, de algunos de sus t¨ªtulos previos, a esta ¨²ltima etapa, como Don Juan, Los gozos... y La saga/fuga de J. B. Jos¨¦ Saramago me defini¨® una vez esta ¨²ltim novela como el Quijote del siglo XX, hip¨¦rbole adecuada a su entusiasmo. Yo me quedo con Los gozos... Creo que la televisi¨®n dio en la diana al hacerla suya. Copio creo que el gran p¨²blico tiene raz¨®n al identificar a su autor con la saga de los Churruchaos y sus enemigos. Porque Cayetano Salgado, Carlos Deza, CIara y Carlos Ald¨¢n y dona Mariana Sarmiento, son personajes de carne y hueso, criaturas verdaderas de poes¨ªa y realidad, seres donde el novelista, ha puesto mucha sabidur¨ªa, mucho fervor vital. Tres libros y una sola novela. Tres t¨ªtulos y una sola verdad, la verdad de la ficci¨®n la gran verdad de la ¨²nica mentira que se niega a s¨ª misma: la literatura.
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