El inculpado quiere involucrar a importantes figuras del mundo econ¨®mico y financiero
Juan Antonio Samaranch, Carlos Solchaga, Miguel Boyer, Emilio Bot¨ªn, Rodrigo Echenique. ?stos son algunos de los nombres citados a declarar por dos jueces a petici¨®n de Javier de la Rosa en dos demandas instadas por el financiero. Se trata de una estrategia destinada a implicar en su ca¨ªda a importantes figuras del mundo econ¨®mico y financiero. Una actividad fren¨¦tica que est¨¢ en contraste con "la pasividad, desinter¨¦s y falta de diligencia", t¨¦rminos con los que la Audiencia de Barcelona calific¨® la actuaci¨®n de su defensor, Juan Piqu¨¦ Vidal, en el caso Grand Tibidabo, que podr¨ªa volver a recuperar impulso con la calificaci¨®n del fiscal.
De la Rosa ha presentado, entre 1993 y abril de 1995, dos demandas civiles ante los tribunales de Barcelona. Las dos demandas tienen, en el fondo, parecido hilo argumental: ¨¦l era un simple testaferro, en un caso de KIO, en el otro del Banco Santander. El esquema es sencillo. Las acciones que ¨¦l pose¨ªa en Ercros, el 10% del capital, fueron adquiridas por orden del grupo ¨¢rabe, por lo que los 48.000 millones de pesetas que Torras-KIO le concedi¨® en concepto de pr¨¦stamo deber¨ªan cancelarse autom¨¢ticamente al devolver las acciones. Sin embargo, KIO no ha encontrado ning¨²n documento que justifique que esas acciones son de De la Rosa. Adem¨¢s, en sus buenos tiempos, el financiero se hart¨® de declarar en todos los medios de comunicaci¨®n que ¨¦l era socio de la empresa, puesto que era accionista. Esta demanda le ha servido ahora a De la Rosa para pedir al juez que cite a declarar a las personas contra las que ha acumulado una especial inquina y considera que le han abandonado. Este es el caso de Juan Antonio Samaranch, presidente de La Caixa y del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, quien fue en el pasado consejero de Ercros, o el de Carlos Solchaga y Miguel Boyer, ambos ex ministros de Econom¨ªa.El otro gran coco de De la Rosa es el Banco Santander, contra el que De la Rosa interpuso una demanda el pasado mes de abril. Algunos amigos del financiero le han o¨ªdo relatar el profundo rencor que siente hacia la entidad de Emilio Bot¨ªn. Por ejemplo, en una comida con algunos abogados y un periodista de confianza, celebrada el d¨ªa 17 de febrero -reci¨¦n salido de prisi¨®n- en el restaurante barcelon¨¦s Carballeira, De la Rosa defini¨® su lista de enemigos empresariales: en cabeza estaba el Santander.
La demanda se centra en la operaci¨®n de compra al banco de un paquete de la empresa azucarera Ebro. De la Rosa adquiri¨® las acciones con un cr¨¦dito del propio banco y dej¨® como garant¨ªa las acciones. Adem¨¢s, en el contrato del cr¨¦dito figuraba una cl¨¢usula en la que otorgaba su propio aval personal, a fin de cubrir al banco contra posibles reducciones en el valor de las acciones dejadas como garant¨ªa principal. La existencia de esa cl¨¢usula ya dejaba claro que De la Rosa se convert¨ªa en el propietario del paquete. Sin embargo en la demanda argument¨® que ¨¦l era una simple pantalla del banco, que, seg¨²n dijo, continuaba siendo el propietario de las acciones. Cuando De la Rosa dej¨® de pagar los intereses del cr¨¦dito, mientras estaba en prisi¨®n, el Santander ejecut¨® las garant¨ªas, que en aquel momento eran las acciones de Ebro y el 12% de Grand Tibidabo. Ahora, De la Rosa pretende recuperar estas ¨²ltimas para retomar el control de la sociedad y reducir las consecuencias penales del caso Grand Tibidabo.
Par¨¢lisis penal
En la causa penal referida a la gesti¨®n en la sociedad Grand Tibidabo, el equipo de defensa de De la Rosa se ha mantenido, y se sigue manteniendo, a remolque de la iniciativa del juez y el fiscal. Piqu¨¦ tan s¨®lo les obliga a resolver recursos por cuestiones formales. Mientras, el fiscal podr¨ªa preparar, en breve, el escrito de acusaci¨®n.
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