?Qu¨¦ vas a denunciar?
Al explicar, en rueda de prensa, por qu¨¦ no ha elevado a la Fiscal¨ªa General del Estado un escrito sobre la operaci¨®n chantaje, el ministro Belloch dijo: "Qu¨¦ vas a denunciar. No se puede denunciar lo que carece de contenido delictivo". Sea.Los contactos entre el Gobierno y Mario Conde se han desarrollado oficialmente a lo largo de cinco meses, desde que Belloch recibi¨® a Jes¨²s Santaella a primeros de abril, aunque es m¨¢s cierto que Conde acudi¨® a una reuni¨®n en febrero con Jos¨¦ Barrionuevo. Los datos, pues, existen.
El ministro tiene un problema con el lenguaje. Ayer dijo que acudir¨ªa a los tribunales "cuando se confirmen las conjeturas, hoy por hoy conjeturas, que barajarno?. Esta utilizaci¨®n peyorativa del t¨¦rmino conjetura se debe, sin duda, a un error. El diccionario define con m¨¢s respeto la desvalorizada palabreja: "Juicio que se forma de las cosas o acaecimientos por indicios y observaciones
Y toda la intervenci¨®n del ministro ha hecho referencia a esos indicios y observaciones. El fiscal general, Carlos Granados, seguramente, tomar¨¢ nota de esos indicios.
Nada m¨¢s comenzar, el ministro habl¨® sobre "el material sustra¨ªdo del Cesid presuntamente entregado a terceros y que est¨¢ siendo utilizado y en las m¨¢s de las ocasiones manipulado y, en algunos casos, difundido todo ello con el prop¨®sito de tratar de condicionar la actividad y las decisiones de distintas instituciones del Estado".
Pero si esto sabe a poco, Belloch fue luego m¨¢s contundente: "El Gobierno conoc¨ªa en ese momento, 23 de junio, la sustracci¨®n de informaci¨®n sensible de la sede del Cesid y ten¨ªa la convicci¨®n moral de que el sustractor [Juan Alberto Perote] la hab¨ªa hecho llegar a terceras personas, a las que el se?or Santaella representaba. Por lo dem¨¢s, era posible, y as¨ª se comprob¨®, su utilizaci¨®n y manipulaci¨®n en funci¨®n de intereses personales, econ¨®micos, pol¨ªticos o procesales".
Este p¨¢rrafo del acta taquigr¨¢fica de la intervenci¨®n de Belloch es doblemente importante. Primero, porque en el borrador que sus servicios repartieron no figuran las ¨²ltimas tres l¨ªneas citadas. Segundo, porque all¨ª se habla de pruebas: "As¨ª se comprob¨® su utilizaci¨®n y manipulaci¨®n", subray¨® el ministro. En este punto, pues, franque¨® la puerta de la nada despreciable conjetura para llegar a la prueba.
Belloch admiti¨®, nobleza con Santaella obliga, que tanto en su entrevista con el abogado de Conde como en la mantenida con el presidente, el chantaje se hace en t¨¦rminos "correctos tanto de fondo como formales" (un personaje de Chandler dijo que es una tarea "f¨¢cil y agradable" y que no ten¨ªa por qu¨¦ ser "algo turbulento").
Pero acto seguido, como lo cort¨¦s no quita lo valiente, el ministro mete este navajazo desde la tribuna: "Es verdad que los letrados [de Conde] reiteran su convicci¨®n de que la intervenci¨®n de Banesto fue irregular, pero tambi¨¦n ofrecen la b¨²squeda de la f¨®rmula m¨¢s adecuada para la localizaci¨®n de tales documentos, as¨ª como el cese de su difusi¨®n, y solicitan del Gobierno distintas gestiones ante el Banco de Espa?a, el Consejo General del Poder Judicial, la Agencia Tributaria, el presidente de una importante entidad financiera [Emilio Bot¨ªn, presidente del Banco Santander] o el propio Cesid en su relaci¨®n con los tribunales militares".
?C¨®mo es posible que Conde haya ca¨ªdo en la enso?aci¨®n de que el Gobierno estaba en sus manos y toda Espa?a se hab¨ªa convertido en la tercera de sus fincas? Precisamente por el n¨²mero de contactos y reuniones. A partir de que la enso?aci¨®n se convert¨ªa en realidad, por la debilidad manifiesta del Gobierno que recib¨ªa a los chantajistas, Conde comenz¨® a pedir lo imposible. Para s¨ª mismo, para Mariano G¨®mez de Lia?o (cese de una inspecci¨®n fiscal que va a arrojar algunas cifras interesantes) y para Perote.
Belloch dijo que el 1 de septiembre, cuando el abogado de Conde pidi¨® los 14.000 millones de compensaci¨®n, acabaron los contactos, "pues se hab¨ªa agotado su recorrido y se situaban en el l¨ªmite mismo que separa el di¨¢logo de la presi¨®n intolerable". Ahora bien, el martes fat¨ªdico, cuando ¨¦ste peri¨®dico hizo las revelaciones del chantaje, Santaella tuvo la audacia de llamar por tel¨¦fono a Belloch. Bastante desesperado, el abogado le exigi¨® un comunicado del Gobierno. Alfredo, P¨¦rez Rubalcaba se neg¨® a servir a Santaella.
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