El Plan de Vivienda, un compromiso que se cumple
Sin duda, quienes leen este art¨ªculo recuerdan la incredulidad casi general con que se recibi¨® el compromiso del partido socialista, formulado durante las elecciones municipales de 1991, de promover un plan para facilitar el acceso a 400.000 viviendas. El compromiso fue asumido plenamente por el Gobierno, que lo incorpor¨® en un conjunto de medidas sobre pol¨ªtica de vivienda, en el que destacaban, adem¨¢s, el anuncio de la modificaci¨®n de la normativa sobre arrendamientos urbanos y la regulaci¨®n de los fondos de inversi¨®n inmobiliaria.Cuatro a?os despu¨¦s, el balance en materia de pol¨ªtica de vivienda resulta positivo, sin que ello suponga que no subsistan problemas -graves en algunas ciudades-, para quienes desean ejercer su derecho constitucional al disfrute de una vivienda digna. Sin embargo, la experiencia del Plan de Vivienda 1991-1995 permite identificar mejor las razones y las posibles soluciones a dicha problem¨¢tica.
A finales del pasado mes de julio, los resultados del Plan de Vivienda se situaban, para el conjunto del territorio, en el 102,1% de los objetivos esta blecidos en lo que se refiere al n¨²mero de viviendas que ya han recibido financiaci¨®n. Se prev¨¦ que el plan culmine, al finalizar 1995, superando dichos objetivos, a la vista de las actuaciones ya calificadas.
Por tanto, la cifra fat¨ªdica de las 400.000 viviendas -calificada en su momento, por algunas fuerzas pol¨ªticas, como un enga?o electoralista- se ha convertido en una cifra, en contra de los pron¨®sticos iniciales, que va a ser superada hasta alcanzar casi las 600.000 viviendas por la evoluci¨®n real.
Estos resultados suponen un salto cualitativo enorme en cuanto al n¨²mero de. familias que obtienen ayudas p¨²blicas para acceder a una vivienda: en el periodo 1987-1991, la media anual no super¨® las 50.000, mientras que durante la vigencia del Plan de Vivienda- 1992 - 1995 se alcanzar¨¢ una media anual superior a las 100.000 familias. Ello sin contar las actuaciones qu¨¦ se realizan en el Pa¨ªs Vasco y en Navarra -que por su especial r¨¦gimen econ¨®mico se efect¨²an con cargo a los presupuestos autort¨®micos-, ni las viviendas de promoci¨®n p¨²blica financiadas exclusivamente por las comunidades, destinadas a las familias con ingresos anuales inferiores a 1,5 veces el SMI.
En su conjunto, la acci¨®n p¨²blica estatal en materia de vivienda ha demostrado durante el ¨²ltimo cuatrienio un dinamismo y una eficacia social muy superior al de periodos anteriores. Ello no hubiera sido posible sin el establecimiento de normas estatales que han favorecido la colaboraci¨®n de las entidades de cr¨¦dito y de los promotores de vivienda. Un factor clave, sin duda, ha sido la continua cooperaci¨®n entre el MOPTMA y las comunidades aut¨®nomas, responsables de la gesti¨®n de la pol¨ªtica de vivienda, desde la fase del dise?o de las normas estatales, a la concreci¨®n de los compromisos en cada territorio y su posterior seguimiento.
Precisamente en esta ¨²ltima fase de vigencia del Plan de Vivienda hay que acentuar el principio de corresponsabilizaci¨®n de las administraciones, ya que varias comunidades aut¨®nomas han seguido calificando actuaciones por encima de los objetivos inicialmente previstos, y m¨¢s all¨¢ de los criterios de gran flexibilidad con los que se ha desarrollado -a diferencia de los anteriores- el presente plan. Durante la ¨²ltima reuni¨®n de la Conferencia Sectorial de Vivienda, se acord¨® de hecho ralentizar el proceso de calificaci¨®n de actuaciones protegibles que compete a las comunidades aut¨®nomas, ya que -aunque el Gobierno central establezca medidas transitorias en el nuevo plan, actualmente en elaboraci¨®n, que permitan su financiaci¨®n en 1996- debe evitarse el perjuicio para los ciudadanos por el retraso en la obtenci¨®n de los correspondientes pr¨¦stamos subsidiados.
Volviendo a los resultados del Plan de Vivienda, ¨¦stos han comportado un incremento de la oferta, tanto del suelo como de viviendas -nuevas y usadas- a precio asequible y han tenido un efecto inducido en la evoluci¨®n de los precios de la vivienda libre.
Los datos disponibles en el MOPTMA sobre tasaciones hipotecarias, seg¨²n, una muestra suficientemente representativa (m¨¢s de 200.000 tasaciones en 1994), indican que, superado el periodo 1987-1991 -en el que el precio del metro cuadrado de las viviendas, a escala nacional, se incrementaba a un ritmo de un 19,5% de media anual- se produjo una inflexi¨®n a partir del a?o 1992. As¨ª, se ha registrado un descenso del precio medio del metro cuadrado de vivienda usada, situ¨¢ndose en el tercer trimestre de 1994 en un nivel un 7,3% m¨¢s bajo que en igual periodo de 1991.
El comportamiento del precio de la vivienda de nueva construcci¨®n ha sido an¨¢logo: aument¨® las 68.609 a 139.977 pesetas / metro cuadrado en el periodo 1987-1991 disminuyendo hasta situarse en 1994 en 121.393 pesetas / metro cuadrado. Si se comparan los datos del ¨²ltimo trimestre del pasado a?o con los correspondientes al ¨²ltimo trimestre de 1991, el descenso de los precios ha sido de un 14,4%.
El balance del Plan de Vivienda 1992-1995 debe completarse a?adiendo otras valoraciones cualitativas:
- El 90% de los beneficiarios del plan tienen ingresos anuales inferiores a 3,5 veces el salario m¨ªnimo interprofesional (3 millones de pesetas), lo que demuestra que las ayudas se han concentrado en el segmento de poblaci¨®n m¨¢s necesitada.
- La mitad de las cerca de 100.000 actuaciones financiadas en la modalidad de vivienda a precio tasado, corresponde a vivienda usada, con lo que se ha conseguido iniciar la movilizaci¨®n del elevado stock existente de viviendas desocupadas.
- El empleo directo generado por las actuaciones protegibles financiadas por el plan en los a?os 1992, 1993 y 1994 se estima del orden de 54.730 personas ocupadas el primer a?o y 123.150 y 146.706 puestos de trabajo ocupados respectivamente en los dos a?os siguientes. En 1995, la cifra superar¨¢ las 150.000 personas ocupadas gracias al Plan de Vivienda.
- Estas cifras de poblaci¨®n ocupada han contribuido a reducir significativamente las tasas de paro del sector de la construcci¨®n que, en el caso de no haber existido el plan, se hubieran situado en el 25,8% durante 1.992 y en el 36,9% y 36,6% en los a?os 1993 y 1994, en vez del 22,3% en 1992 y del 28,9% y 29,2% en 1993 y 1994 respectivamente.
- Los recursos financieros a bajo tipo de inter¨¦s inyectados al sector inmobiliario ascender¨¢n a finales de 1995 a cerca de 2,5 billones de pesetas. Ello ha supuesto un formidable est¨ªmulo a la recuperaci¨®n del sector de la construcci¨®n, cuya crisis hubiera sido muy superior de no existir el Plan de Vivienda.
El esfuerzo p¨²blico en materia de vivienda no puede considerarse, sin embargo, suficiente. Hay que seguir avanzando conforme a los dos objetivos que se fijaron en 1991: aumentar la eficacia del gasto p¨²blico para favorecer el acceso a la vivienda al m¨¢ximo n¨²mero posible de familias con bajos ingresos, y favorecer un mejor funcionamiento del mercado inmobiliario y del mercado financiero, para aumentar el n¨²mero de las viviendas disponibles -de nueva construcci¨®n o usadas- con una calidad adecuada y a un precio asequible.
A estos objetivos responden las l¨ªneas b¨¢sicas del Plan de Vivienda 1996-1999, presentadas recientemente a los responsables auton¨®micos y sobre las que se trabaja en la actualidad para dar la m¨¢xima continuidad a una pol¨ªtica cada vez m¨¢s ambiciosa y, esperamos, m¨¢s eficaz.
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