Un picador se retira
JOAQU¨ªN VIDAL V¨ªctor Manuel Bl¨¢zquez -el torero de la tarde, por cierto- hab¨ªa tenido petici¨®n de oreja en el cuarto toro, emprendi¨® la vuelta al ruedo entre ovaciones y a¨²n no la llevaba terciada cuando invit¨® a salir a su picador Mejorcito. Nadie sab¨ªa la raz¨®n. "Por los puyazos traseros no ser¨¢", aventur¨® alguien. Hubo que pregunt¨¢rselo a quienes estaban en el callej¨®n y ten¨ªan cara de enterados.
Los que mas caras de enterados, ten¨ªan eran los banderilleros, evidentemente. "Oiga, se?or Majano, ?por qu¨¦ da la vuelta al ruedo Mejorcito?". "Porque se retira". "Oiga, se?or Ib¨¢?ez, ?por qu¨¦ da la vuelta, al ruedo Mejorcito?". "Porque se retira". Dos testimonios eran suficientes y se corri¨® la voz: "Es que se retira, es que se retira...". Y la gente aplaudi¨® con m¨¢s calor.
Ortega /Bl¨¢zquez, Higares, Carri¨®n
Toros de Jos¨¦ Ortega (uno devuelto por inv¨¢lido), con trap¨ªo; inv¨¢lidos; media casta. 1?, sobrero de Mercedes P¨¦rez Tabernero, terciado, inv¨¢lido y manso.V¨ªctor Manuel Bl¨¢zquez: estocada corta delantera ca¨ªda y descabello (oreja); estocada honda ca¨ªda (petici¨®n y vuelta). Oscar Higares: dos pinchazos -aviso-, pinchazo y descabello (silencio); tres pinchazos y estocada corta (silencio). Manolo Carri¨®n: pinchazo bajo y estocada descaradamente baja (silencio); estocada ladeada (palmas). El picador Mejorcito se despidi¨® del toreo y acompa?¨® a Bl¨¢zquez en la vuelta al ruedo.Plaza de Valencia, 9 de octubre. 2? corrida de feria. Dos tercios de entrada
Mejorcito, un hombret¨®n visiblemente emocionado qu¨¦ le sacaba la cabeza a toda la cuadrilla, caminaba con mucho crujir de la bota hierro a cada zancada y saludaba con el castore?o a la afici¨®n.
Las despedidas de los toreros, siempre resultan emotivas. No tanto las de los picadores. Cuando un picador de la moderna tauromaquia se retira las emociones son contrapuestas Unos aplauden conmovidos su ejecutoria, otros celebrando que se vaya de una vez,y a?aden: "Ese ya no pegar¨¢ m¨¢s puyazos traseros".
Ni pegar¨¢ puyazos traseros ni descuartizar¨¢ espinazos, ni har¨¢ la carioca: uno menos. Por el mismo camino deber¨ªa marcharse el resto, y santas pascuas. Con honrosas excepciones, desde luego, y, este es el caso de Mejorcito. Entre el colectivo de picadores, Mejorcito ha sido uno de los buenos tanto en su condici¨®n de picador como en la de caballista. Form¨® parte de importantes cuadrillas -las de Antoni o Bienvenida, Anto?ete y El Soro por ejemplo- y le han aplaudido las aficiones de toda Espa?a, principalmente la madrile?a de Las Ventas, donde en el transcurso de sus tres d¨¦cadas largas de profesi¨®n tuvo actuaciones que se recuerdan con admiraci¨®n y respeto.
Su retirada, sin embargo, casi es un s¨ªmbolo. Est¨¢ de tal forma la fiesta que si se marcharan todos los picadores nadie los echar¨ªa de menos. Pegan unos puyazos empleando tanta sa?a carnicera, que han convertido la bell¨ªsima suerte de varas en un repugnante suceso. Y, adem¨¢s, para nada, con esos toros moribundos que sacan. .Esta corrida, sin ir m¨¢s lejos, se hubiese podido torear tranquilamente sin intervenci¨®n de la siniestra acorazada de picar.
Los toros pegaban volteretas o se ca¨ªan, a plomo. ?Para qu¨¦, entonces los picadores? ?Para qu¨¦ esa crueldad de rajar los lomos de unos animales incapaces de tenerse en pie? Cambiado el tercio segu¨ªa la funci¨®n como si tal cosa, pero en realidad p¨²blico y lidiadores estaban disimulando el bochorno que produc¨ªa semejante espect¨¢culo.
.V¨ªctor Manuel Bl¨¢zqu¨¦z banderille¨® a sus toros, sin especial brillo y cuaj¨® sendas faenas de muleta pas¨¢ndose cerca los pitones. En el transcurso de la primera instrument¨® un cambio por la espalda verdaderamente temerario; la segunda la inci¨® de rodillas y, abroch¨® los pases mediante dos molinetes con sabor a torero antiguo.
?scar Higares porfi¨® insistentemente a unos toros cuya invalidez imped¨ªa cualquier muleteo. A Manolo Carri¨®n le correspondieron el ¨²nico toro embestidor y otro de media arrancada, y les dio derechazos y naturales voluntariosos. En realidad no se esperaba mucho m¨¢s. Con, esos toros inv¨¢lidos sobraban los picadores, sobraban los banderilleros, sobraba la tema y aquello no era una fiesta; era una verg¨¹enza.
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