Cavaco ser¨¢ candidato a presidente de Portugal
An¨ªbal Cavaco Silva anunci¨® ayer oficialmente que ser¨¢ candidato a las elecciones presidenciales el pr¨®ximo 14 de enero para asegurar la estabilidad pol¨ªtica y ayudar a Portugal a vencer los desaf¨ªos de este fin de siglo.Para realzar el car¨¢cter personal y suprapartidario de su decisi¨®n, el a¨²n primer ministro dijo que se ha dado de baja del Partido Social Dem¨®crata (PSD) y pidi¨® ¨¦l apoyo de todos los portugueses, independientemente de sus opciones ideol¨®gicas y pol¨ªticas.
Prometi¨® ser "el presidente de todos los portugueses" no disolver el Parlamento en caso de victoria y colaborar con lealtad con cualquier Gobierno leg¨ªtimo colocando al servicio de los intereses nacionales la experiencia y los conocimientos acumulados durante los ¨²ltimos 10 a?os.
No dej¨® de recordar que despu¨¦s de Mario Soares, es el pol¨ªtico portugu¨¦s de mayor prestigio y competencia reconocida internacionalmente, e insisti¨® sobre la mayor val¨ªa que su contribuci¨®n puede significar para Portugal, con vistas a la construcci¨®n europea y para la consolidaci¨®n de las relaciones con los pa¨ªses africanos lus¨®fonos.
Con una humildad de la que pocos le juzgaban capaz, C¨¢vaco Silva acept¨® una parte de responsabilidad en la derrota del PSD en las ¨²ltimas elecciones legislativas, pero, dijo, "lo que pas¨®, pas¨®", y prometi¨® una campa?a sin aspavientos ni dramatizaciones artificiales, aceptando desde ya el debate con todos los candidatos acerca de las grandes cuestiones nacionales.
Para muchos, y en particular para los socialistas, vencedores de las elecciones legislativas del 1 de octubre, la candidatura del a¨²n primer ministro es el desenlace de un falso drama artificialmente creado por Cavaco Silva desde que anunci¨® en febrero pasado su decisi¨®n de abandonar la presidencia del PSD y de no presentarse a un nuevo mandato como jefe de Gobierno.
El portavoz de Jorge Sampaio, alcalde de Lisboa y candidato socialista a la presidencia, se alz¨® inmediatamente contra las declaraciones de Cavaco Silva, afirmando que el ex l¨ªder del PSD es actualmente el "candidato de la inestabilidad" y que no representa ning¨²n "proyecionacional". En cuanto a su experiencia como jefe de Gobierno, el pueblo portugu¨¦s acaba de condenarla en las urnas, a?adi¨® Antonio Costa, que neg¨® a Cavaco dimensi¨®n nacional y cultural para aspirar a la sucesi¨®n de Mario Soares.
Para el PSD, la candidatura de Cavaco Silva es un alivio, porque aleja una doble pesadilla: tener que encontrar un candidato m¨ªnimamente cre¨ªble que oponer al socialista Jorge Sampaio, dado ya como presunto vencedor por m¨¦rito de los resultados del PS y de la mayor¨ªa de izquierda en el nuevo Parlamento, e impedir un ajuste de cuentas interno que pondr¨ªa en duda el liderazgo de Fernando Nogueira.
"Proyecto personal"
Pero la frialdad con que Cavaco Silva abandon¨® la jefatura del partido, a¨²n en estado de choque por la amplitud de la derrota sufrida -a pesar de las referencias elogiosas a Fernando Nogueira-no ha sido muy apreciada por algunos de los hist¨®ricos del PSD, que ven en esta actitud la confirmaci¨®n de que el partido fue siempre, en las manos de Cavaco, instrumento de un proyecto personal.Esta impresi¨®n, que estuvo latente en la elecci¨®n de Nogueira, como sucesor de Cavaco en detrimento de Durao Barroso y del ala liberal del partido, resurge, y ser¨¢ dif¨ªcil a Fernando Nogueira convencer a los militantes socialdem¨®cratas de batirse con la misma determinaci¨®n que lo hicieron en la campa?a legislativa para colocar en la presidencia a un hombre que se declara "equidistante de todos los partidos".
Si Soares conquist¨® la presidencia en 1986, meses despu¨¦s de la estruendosa derrota del P.S, movilizando a todo el electorado de izquierda contra la candidatura derechista de Freitas do Amaral, Cavaco no puede utilizar los mismos argumentos para recuperar, los votos perdido!, a la derecha, en beneficio del Partido Popular, y al centro, en provecho de la nueva mayor¨ªa del socialista Anionio Guterres.
El "cambio tranquilo" de Guterres, los nombres conocidos del futuro Gobierno y el respaldo de las principales asociaciones patronales al nuevo Ejecutivo no permiten al PSD el recurso al espantajo de la inestabilidad pol¨ªtica y de la agitaci¨®n laboral.
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