Un tribunal alem¨¢n condena a duras penas de c¨¢rcel a los neonazis que mataron a cinco turcas
La Audiencia Territorial de D¨¹sseldorf (Alemania) conden¨® ayer a penas de 15 a?os de c¨¢rcel a Markus Gartmann, de 25 a?os, y a 10 a?os de prisi¨®n juvenil a los menores de edad, en el momento del crimen, Christian R., de 19 a?os; Felix K, de 18, y Christian B., de 22, por encontrarlos culpables de cinco delitos de asesinato de cinco mujeres turcas y de tentativa de asesinato en otros 14 casos y delito de incendio.
Los hechos se remontan al s¨¢bado de Pentecost¨¦s , el 29 de abril de 1993, cuando los condenados incendiaron, en la ciudad de Solingen, la casa donde viv¨ªa la familia turca Genc. Tres ni?as y dos mujeres murieron abrasadas, mientras que otras 14 personas resultaron heridas de gravedad. Los defensores de los condenados anunciaron que recurrir¨¢n la sentencia.
La lectura de la sentencia fue recibida con gritos de algunos de los acusados. "?Soy inocente!" y "?Cerdos!", gritaba Felix a los Jueces al mismo tiempo que daba pu?etazos. Algunos familiares gritaron "?Esto no es un Estado de derecho!", y abandonaron la sala del tribunal en medio de protestas y lloros. La familia turca Genc, v¨ªctima del crimen, sigui¨® la lectura de la sentencia sin manifestar la menor emoci¨®n. Los jueces consideran en su sentencia de 128 p¨¢ginas que el atentado de Solingen constituye uno de los peores cr¨ªmenes xen¨®fobos de la Alemania de la posguerra. El juez declar¨® que el tribunal no ten¨ªa la menor duda sobre la culpabilidad de los acusados, que actuaron por odio a los extranjeros.
Sospechas en el proceso
El proceso, que dur¨® a?o y medio y celebr¨® 125 sesiones, estuvo acompa?ado siempre de esc¨¢ndalos, sospechas y dificultades por las declaraciones contradictorias de los cuatro acusados, que en un primer momento se declararon culpables y luego rectificaron ante los jueces las declaraciones realizadas ante la polic¨ªa. Ayer en las afueras del tribunal, grupos de turcos esperaban el fallo, con el que la mayor¨ªa se mostr¨® conforme. No obstante, algunos declararon que los acusados merec¨ªan cadena perpetua.En sus declaraciones finales, tres de los acusados hab¨ªan manifestado su inocencia, mientras uno de ellos se declar¨® ¨²nico responsable, pero esta versi¨®n no tuvo eco en la sentencia. Las biograf¨ªas de los j¨®venes condenados ayer permiten una visi¨®n sobre el ambiente entre los grup¨²sculos de extrema derecha alemanes, que no se diferencian en su forma de actuar y aspecto externo de los de otros pa¨ªses.
El caso tal vez m¨¢s pat¨¦tico de los cuatro condenados parece el de Felix, de 18 a?os, hijo de una t¨ªpica familia de padres progresistas de la generaci¨®n de Mayo del 68. Felix declar¨® ante el tribunal que se dio cuenta de que sus padres luchaban por ¨¦l y ten¨ªan buenas intenciones tras su detenci¨®n. Ayer, al recibir la sentencia, Felix no se pudo contener y gritaba en la sala del tribunal.
El principal condenado, Gartmann (15 a?os de c¨¢rcel), el ¨²nico mayor de edad en el momento del crimen, resulta el t¨ªpico ejemplo de joven con problemas en la escuela, que concluy¨® a duras penas y luego nunca encontr¨® un trabajo adecuado. Gartmann viv¨ªa de repartir peri¨®dicos y de lo que recib¨ªa en concepto de asistencia social de las cajas p¨²blicas.
El odio de estas existencias juveniles se centr¨® en los extranjeros. En la tr¨¢gica noche del incendio de la casa de los emigrantes turcos, los chicos hab¨ªan tenido un incidente con otros extranjeros en un local y, tras abundante consumo de alcohol, se acercaron a la casa de la familia Genc, contra la que lanzaron bombas incendiarias.
Otro de los aspectos oscuros de los sucesos de Solingen resulta el papel representado por un individuo, relacionado con los condenados, que se ocupaba de entrenar a grupos ultraderechistas en la ciudad y que despu¨¦s resulto ser un agente encubierto de la polic¨ªa pol¨ªtica del Estado de Renania del Norte-Westfalia.
La sentencia de D¨¹sseldorf tuvo una acogida favorable en las primeras reacciones de los pol¨ªticos y dirigentes de la colonia turca residente en Alemania.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.