El Estudiantes recupera su identidad

, Estudiantes sum¨® su s¨¦ptima victoria liguera y se mantiene en las alturas de la tabla, compartiendo el liderato con el Real Madrid. Enganchado a la batuta fant¨¢stica de Keith Jennings y al talento de Alberto Herreros, el equipo colegial vivi¨® otra jornada dulce, que dej¨® a, la hinchada en un incontrolable estado de excitaci¨®n. El rival de ayer, el Amway Zaragoza, sobrevivi¨® como pudo en la primera mitad, pero sucumbi¨® en la segunda, cuando el juego local multiplic¨® sus revoluciones. Los ma?os completaron su cuarta derrota.

Aparec¨ªa la cita de ayer cargada de un mont¨®n de atractivos que anunciaban una buena noche de baloncesto. Volv¨ªa Keith Jennings al Palacio, para medirse adem¨¢s a Andre Turner, otro de esos bases tan desprovistos de cent¨ªmetros como llenos de magia. Y reaparec¨ªa Nacho Azofra, un s¨ªmbolo del estudiantismo, despu¨¦s de unos cuantos meses de lesi¨®n. Y Winslow, aunque con la camiseta visitante, se reencontraba con el p¨²blico que le idolatr¨® hace unos a?os... La jornada promet¨ªa.

Estudiantes avanz¨® con una salida explosiva que el triunfo deb¨ªa ser suyo. Puso puntos de por medio a las primeras de cambio (18-8) y gote¨® un poco de su mejor valoncesto (una jugada fulgurante entre Herreros, Jennigs y Thompson puso a hervir el Palacio).

El Zaragoza no se resign¨® a aceptar tan pronto la derrota. Alfred Julbe cambi¨® la defensa, dise?¨® una zona 3-2, y todo el ardor estudiantil se vino abajo. Por si fuera poco, Jennings cometi¨® su tercera personal, a ocho minutos del descanso, y tuvo que irse. El Amway, apoyado en el dominio bajo los tableros de Bannister, lleg¨® incluso a ponerse por arriba (23-24), aunque finalmente, cumplida la primera parte, Estudiantes luci¨® un marcador favorable (43-37). Fue un periodo lleno de balones perdidos, desaciertos en el tiro e imprecisiones varias. Aunque de mala manera, la contienda segu¨ªa abierta.

En la segunda mitad, con Jennings de nuevo sobre la cancha y Herreros en estado de gracia, Estudiantes empapel¨® el partido. Fue un equipo el colegial muy cercano al viejo Estudiantes, aquel que fabric¨® entre zarpazo y zarpazo John Pinone. Lleno de electricidad y v¨¦rtigo. Y transmitiendo entusiasmo hacia la grada en todas las acciones. Lo mismo val¨ªa un triple, una entrada a canasta, un robo de bal¨®n, o un contragolpe fulminante. Aquello se parec¨ªa bastante al mejor Estudiantes. El Zaragoza, que segu¨ªa de pie hasta entonces gracias a los m¨²sculos, de Bannister (29 puntos, 12 rebotes), acab¨® consumi¨¦ndose ante el vendaval local.

No se hab¨ªan cumplido a¨²n ocho minutos de la reanudaci¨®n, cuando Estudiantes ya ten¨ªa el partido en el bolsillo, con una renta lo suficientemente grande (67-48) como para vivir ya con comodidad hasta el final. De ese margen de puntos (24 fue la m¨¢xima ventaja) ya no se movi¨®. Le bastaron para mantenerse una jornada m¨¢s en lo m¨¢s alto de la ACB. Este Estudiantes promete.