La siembra directa
En el art¨ªculo sobre laboreo publicado en el suplemento Negocios del 1 de octubre se puede llegar a dos conclusiones: por un lado, que esta t¨¦cnica puede revolucionar el campo espa?ol y por otro que si los agricultores no la aplican es porque son unos completos in¨²tiles; quiz¨¢s convendr¨ªa aclarar algunos puntos.Lejos de ser un m¨¦todo surgido en los ¨²ltimos a?os, la siembra directa cuenta con una historia de m¨¢s de 40 a?os, y en todo este tiempo a¨²n no se ha podido demostrar, con la seguridad que muestra el autor, que los rendimientos sean parejos a los del laboreo tradicional y mucho menos que, sea la t¨¦cnica id¨®nea en condiciones de sequ¨ªa. Por otra parte, si bien es cierto que se reduce el consumo de gas¨®leo y los tiempos de trabajo, la aplicaci¨®n obligada de herbicidas hace que tos costes de producci¨®n por hect¨¢rea sean muy similares a los de las t¨¦cnicas tradicionales. Por ¨²ltimo, destacar que la siembra directa exige unos cuidadosos estudios de las malas hierbas que se presentan en el. Campo para garantizar un control aceptable, y esto no es, ni mucho menos, tarea f¨¢cil.
En resumen, y como tantas otras veces que se habla de avances tecnol¨®gicos en la prensa., hay que tener mucho cuidado con las afirmaciones tan rotundas que se realizan. Aunque es cierto que la siembra directa es un m¨¦todo muy interesante y de futuro prometedor, no es, ni mucho menos, el remedio a todos los problemas del sector cerealista espa?ol-
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