El noble legado del "vagabundo m¨¢s rico de Europa"
La ceremonia coincide con la celebraci¨®n del invierno en Suecia
Cuando los premios se entreguen en Estotolmo el pr¨®ximo 10 de diciembre, se cumplir¨¢n 99 a?os desde que Alfred Nobel muriera en San Remo (Italia), a la edad de 63 a?os, tan solitario como hab¨ªa vivido. Rico, culto, cosmopolita, pol¨ªglota y viajero incansable, hasta el punto de que se le describi¨® como "el vagabundo m¨¢s rico de Europa7, Nobel no tuvo con las mujeres el mismo ¨¦xito que con sus empresas.Su gran amor por su amiga, la baronesa Bertha von Sutter -por cierto-, premio Nobel de la Paz en 1905-, no fue correspondido, lo que acentu¨® su car¨¢cter melanc¨®lico. Buscando el olvido, inici¨® una larga y tormentosa relaci¨®n con la joven vienesa, Sophie Hess, 23 a?os menor que ¨¦l.
Nada le hizo perder, sin embargo, su veta humanista, para algunos egoc¨¦ntrica, y el 27 de noviembre de 1895, un a?o antes de su muerte, escribi¨® en Par¨ªs su famoso testamento. En ¨¦l legaba su fortuna, que ascend¨ªa a 33 millones de coronas, para la creaci¨®n de un fondo cuyos intereses ser¨ªan distribuidos en premios a las personas que el a?o anterior "hubieran aportado los mayores beneficios a la humanidad". En primer t¨¦rmino, al "descubrimiento o invento m¨¢s importante en el campo de la fisica"; seguidamente, a las aportaciones en qu¨ªmica, fisiolog¨ªa o medicina, y por ¨²ltimo a la obra literaria "m¨¢s notable de tendencia idealista".
M¨¦ritos sin nacionalidad
Quiz¨¢ pensando en Bertha von Sutter, instituy¨® el premio destinado a quien hubiera llevado a cabo la mejor tarea "en favor de la fraternidad entre las naciones, por la abolici¨®n o reducci¨®n de los ej¨¦rcitos permanentes y por la celebraci¨®n, y el fomento de congresos por la paz". Especificaba adem¨¢s cu¨¢les ser¨ªan las instituciones que tendr¨ªan la responsabilidad en la adjudicaci¨®n de los premios, que, seg¨²n expresaba en el testamento, s¨®lo deber¨ªan tener en cuenta los m¨¦ritos de los candidatos y no su nacionalidad.Nobel escribi¨® su testamento en idioma sueco, sin asesores le trados y sin consultar a los organismos designados para adjudicarlos, todo lo cual complic¨® su puesta en pr¨¢ctica. Y hubo reclamaciones de los herederos.
Anhelados, denostados, controvertidos, capaces de suscitar entendidas pol¨¦micas y duras cr¨ªticas por algunos de sus veredictos, los premios Nobel han sobrevivido a toda tempestad. Su prestigio, lejos de disminuir con el paso de los a?os, parece crecer, y no hay literato ni cient¨ªfico que no haya so?ado alguna vez con obtener el galard¨®n.
La fiesta del Nobel coincideron la celebraci¨®n en Suecia de la festividad de Santa Luc¨ªa y la llegada del invierno. Es costumbre que ese d¨ªa los ni?os suecos se le vanten a las cinco de la madruga da y, con la cabeza orlada por una corona de velas, vayan a cantar a varios lugares p¨²blicos. M¨¢s de un premio Nobel alojado en el gran hotel de Estocolmo ha sido regalado con esa inesperada serenata tras haber pasado una agitada noche, y no ha tenido m¨¢s remedio que sonre¨ªr a sus fantasmales visitantes. Una vez despejada la inc¨®gnita de los nombres de los premiados, anunciados en octubre, mientras los bosques suecos celebran su ¨²ltima fiesta de colores antes de las largas sombras del invierno n¨®rdico, comienza la preparaci¨®n para la segunda fase de la operaci¨®n, que tiene lugar el 10 de diciembre.
Contra Pinochet
S¨®lo en 1976 se quebr¨® la solemnidad de la ceremonia de entrega, que es el orgullo de los suecos. El premio de Econom¨ªa hab¨ªa sido otorgado a Milton Friedman, a quien se le acusaba de haber inspirado la pol¨ªtica econ¨®mica aplicada por la dictadura de Pinochet en Chile.En el momento en que Friedman recorr¨ªa la breve distancia desde su asiento hasta donde estaba el Rey, un joven estudiante sueco impecablemente vestido se levant¨® de su asiento e increp¨® a gritos a Friedman por su supuesta responsabilidad en los sufrimientos del pueblo chileno. La selecta concurrencia qued¨® estupefacta, pero la ceremonia volvi¨® enseguida a la normalidad.
El d¨ªa de los Nobel culmina con la cena (cuyo men¨² es secreto hasta pocas horas antes) y baile en el sal¨®n azul del Ayuntamiento. Las tensiones acumuladas durante varios d¨ªas se disuelven en champa?a y la formalidad pierde rigidez, y cada uno adquiere por momentos al ritmo de la danza y el vino, alg¨²n rasgo de su verdadera personalidad. Hasta el 10 de diciembre del pr¨®ximo a?o.
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