Luto perpetuo
La avalancha de siniestros en la miner¨ªa asturiana obliga a Hunosa a una "autocr¨ªtica" en profundidad
El pozo Cand¨ªn, de Langreo, uno de los 11 de Hunosa, sigue de luto. El ¨²ltimo siniestro sucedido en ¨¦l, el pasado 13 de octubre, con el balance de cuatro mineros muertos y otros tantos heridos -uno de ellos permanece muy grave- por un desprendimiento de 60 toneladas de tierra a 600 metros de profundidad en la capa se?orita, a¨²n est¨¢ fresco. Sus 990 mineros tienen miedo a bajar al tajo cu¨¢ndo todav¨ªa no hay una versi¨®n oficial sobre los hechos. Hoy har¨¢n de tripas corazon y, apretados en la jaula, s¨®lo pensar¨¢n en ganarse el jornal.Cuarenta y cuatro d¨ªas antes del fat¨ªdico 13 de octubre fallec¨ªan en el pozo Nicolasa de Mieres 14 compa?eros, cuatro de ellos checos, sin que hasta ahora las investigaciones. realizadas hayan dado con las verdaderas causas de esta importante tragedia, la mayor de Hunosa. Hac¨ªa entonces tres semanas que el barrenista Luis Asensio Paniagua, de 35 a?os, mona atrapado por una quiebra en el mismo pozo. Una semana antes, todos hab¨ªan asistido al sepelio de tres trabajadores de Minas de Figaredo.
Un rosario de muertes -29 en la miner¨ªa asturiana en lo que va de a?o- cuyas necesarias explicaciones no acaban de llegar. El dolor incontenido de los habitantes de las cuencas del Caudal y Nal¨®n, donde viven los m¨¢s de 10.600 trabajadores de Hunosa, se traduc¨ªa esta semana en un clamor de demanda de mayores medidas de seguridad, mientras la direcci¨®n de Hunosa, nerviosa y muda, no atina a encontrar otra explicaci¨®n para la avalancha de siniestros que un golpe de "fatalidad", "una mala racha".
Sobre el papel y en boca de sus directivos, Hunosa parece una empresa modelo, donde los ingenieros tienen un alto cach¨¦. Creada en 1968 a partir de la fusi¨®n de m¨¢s de 20 minas con 26 pozos, lleg¨® a contar en pleno apogeo, hace 23 a?os, con 27.500 trabajadores.
Hoy, Hunosa tiene 10.650 mineros distribuidos en 11 pozos de las cuencas del Caudal y el Nal¨®n. A finales de 1997 seran poco m¨¢s de 9.000, y m¨¢s all¨¢ del a?o 2000 nadie se atreve a asegurar nada.
Hunosa pasa por ser la empresa minera europea que mas invierte en seguridad: 3.700 millones de pesetas al a?o. 650 mineros se dedican por entero a estas tareas. Existe un comit¨¦ de seguridad en cada pozo, pero la realidad se impone hoy a los n¨²meros. Desde la creaci¨®n de esta macroempresa han muerto 438 mineros.
La fuerte presi¨®n social, sindical y pol¨ªtica generada por estas muertes en apenas dos meses y medio ha dado unos primeros reultados. El presidente de Hunosa, Jos¨¦ Luciano Mart¨ªnez Covelo, un ingeniero industrial de 48 anos que accedi¨® al cargo estatal hace menos de un mes, dice es ar dispuesto a "analizar y poner en entredicho todo" para evitar que se dispare a¨²n m¨¢s la fatal estad¨ªstica. Antes de-final de mes habr¨¢ un nuevo organigrama directivo. "Hunosa est¨¢ aplicando todas las medidas de seguridad exigidas y otras propias de car¨¢cter interno. La profesionalidad de los productores no se puede cuestionar. Aun existiendo en estos casos la fatalidad, ¨¦sta no debe ser contemplada dentro de una empresa", se?ala saliendo al paso de las cr¨ªticas. Mart¨ªnez Covelo se muestra partidario de abandonar su enmoquetado despacho madrile?o para, al contrario que sus predecesores, disponer de m¨¢s tiempo a pie de mina.
El acto de contrici¨®n del nuevo presidente de Hunosa es, para el diputado regional de IU Ant¨®n Saavedra, s¨®lo "propaganda de cara a la galer¨ªa". "Hunosa est¨¢ m¨¢s preocupada por ocultar las causas de los accidentes que por poner medidas. Esta empresa es un desguace, un desastre total en la gesti¨®n. Es un problema de abandono. Est¨¢n obsesionados con la producci¨®n y ante estos accidentes hay que hacer un alto y preguntarse qu¨¦ est¨¢ pasando. No hay verdadera formaci¨®n, los mineros est¨¢n en casa, se cambia el empleo fijo por las subcontratas y ah¨ª hay negocio sucio, con connivencia de la direcci¨®n de la empresa y los subcontratistas", denuncia con rotundidad,
Los sindicatos mineros asturianos llevan semanas haciendo llamamienitos p¨²blicos a la "responsabilidad" y al "rigor" ante el incremento indiscriminado de rumores sobre el origen de los siniestros, que han generado una especial "psicosis" entre los que tienen que bajar de nuevo a la mina tras el luto. Las fuerzas sindicales quieren evitar a toda costa llegar a un debate sobre el futuro de Hunosa en uno de los momentos m¨¢s cr¨ªticos y delicados a lo largo de su historia.
Comisiones y el SOMA-FIA-UGT insisten en que el gr¨¢fico de siniestralidad no es fruto de la fatalidad. "Algo hay que debemos intentar corregir. Por sentido com¨²n, hay que cuestionar que todo funciona correctamente y no es cuesti¨®n de cu¨¢ntas cabezas vamos a cortar. El sistema de seguridad de Hunosa no es tercermundista, pero no guarda relaci¨®n con las inversiones. Es necesario saber si tenemos percepci¨®n de los riesgos, en t¨¦rminos t¨¦cnicos, y eso implica desde la alta direcci¨®n hasta el ¨²ltimo trabajador", reflexiona Antonio Hevia, dirigente de
la federaci¨®n minera de CC OO.
Juan Alsina, consejero de Econom¨ªa del Principado, -el Gobierno aut¨®nomo es competente en la supervisi¨®n de los planes de labores de Hunosa y en la investigaci¨®n de los sucesos-, atribuye los accidentes a "una degradaci¨®n paulatina de la moral minera".
En los pozos Nicolasa y Cand¨ªn algunos trabajadores hab¨ªan denunciado con anterioridad ta existencia de factores de riesgo relacionados ahora con las hipot¨¦ticas causas de los siniestros. Hunosa niega que haya reclamaciones por escrito, aunque un delegado del pozo Nicolasa, Javier Men¨¦ndez, revela que directivos de la empresa p¨²blica enviaron varias misivas a la subcontrata de checos para conminarles a observar las medidas de seguridad, ya que era conocido que ¨¦stos, en favor de una mayor productividad, anulaban los sistemas de seguridad que dejan sin fluido el¨¦ctrico a la mina cuando se detecta un alto contenido de gas gris¨².
Dos de los cuatro supervivientes del accidente del pozo Cand¨ªn reiteran, postrados en la habitaci¨®n 208 del hospital Valle del Nal¨®n, en Langreo, que el sistema de explotaci¨®n por rozadora empleado en la capa, se?orita no es el m¨¢s adecuado. "Al que se quejaba, le cambiaban de sitio, pero yo no quiero ahora entrar en pol¨¦mica", masculla en voz baja, dolorido por las magulladuras, Juan Enrique Orviz, un picador de 36 a?os. Este permaneci¨® con parte del cuerpo enterrado bajo los escombros hasta que fue rescatado. Al compa?ero de habitaci¨®n, el vigilante Lisardo Riera, hoy con 36 a?os, se le mat¨® su padre en el mismo pozo cuando ¨¦l ten¨ªa 11. Uno de sus primos sigui¨® el mismo camino. "No hay explicaci¨®n ninguna para estos accidentes. En la mina todos tenemos presente la muerte, y si llega, te jodes", afirma. Los familiares de Jos¨¦ Ram¨®n" Viego, uno de los cuatro compa?eros muertos, acudieron el jueves a visitarles, como otros tantos, y les regalaron el tradicional d¨¦cimo de loter¨ªa, el de la suerte tras, escapar de la muerte.
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