Rodr¨ªguez corto oreja
Buena tarde tuvieron Jorge Guti¨¦rrez y Miguel Rodr¨ªguez en el coso tapat¨ªo llev¨¢ndose un ap¨¦ndice cada uno. Al emotivo segundo Jorge Guti¨¦rrez lo capote¨® con agallas haci¨¦ndole un bello quite por fregolina. Cuando la res brava rompi¨®, el diestro aprovech¨® su claro recorrido por el lado izquierdo y la enhebr¨® unas series que emocionaron por el temple y la manera de ligar. El quinto fue devuelto por ser una indignante rata y el sobrero result¨® manso. El hidalguense le hizo embestir pero como el bovino no transmit¨ªa, el esfuerzo de Guti¨¦rrez no fue apreciado por el respetable.Miguel Rodr¨ªguez salud¨® al codicioso tercero de frente bajando las manos en limpios lances para despu¨¦s en su quite ajustarse en chicuelinas. Se luci¨® en el segundo tercio con alegre galleo para colocar al burel. Al son de la m¨²sica traste¨® al fijo corn¨²peta y en su quehacer hubo torer¨ªa, destacando una serie de naturales en los que corri¨® la mano en c¨¢mara lenta. Perdi¨® el premio por pinchar,
Carranco / Capetillo, Guti¨¦rrez, Rodr¨ªguez
Toros: l?, 5? (devuelto) y 6? de Carranco, anovillados dif¨ªciles; 2? de De Santiago, bravo; 3o y 4o de Vistahermosa, presentables y encastados; sobrero de Santo Domingo, manso. Guillermo Capetillo: silencio; dos avisos y divisi¨®n. Jorge Guti¨¦rrez: oreja; silencio.Miguel Rodr¨ªguez: ovaci¨®n y salida al tercio; oreja. Plaza Nuevo Progreso, 22 de octubre. M¨¢s de media entrada.
Al carivacado que cerr¨® plaza, el madrile?o lo veronique¨® armoniosamente. En su faena mostr¨® oficio y se jug¨® la vida ante un morlaco dificil y peligroso. Le lig¨® tandas en las que se embraguet¨® y al instrumentar un redondo el astado lo encun¨® y lo lanz¨® sin comearlo. Se entreg¨® en el volapi¨¦ y gan¨® el trofeo.
Guillermo Capetillo se vio indeciso y falto de sitio con el descastado primero y no pudo corregirle su descompuesto medio viaje. El cuarto, desarroll¨® peligro y cuando Capetillo se decidi¨®, surgi¨® la emoci¨®n que. provoca su toreo de embrujo. Barri¨® la arena con la muleta obligando al animal a humillar y a efectuar un largo recorrido al ritmo de su pa?osa, que desplazaba toreando hacia dentro.
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