"Un bichito tan peque?o que, si se cae de la mesa, se mata''
Gadafi tiene suerte. Al perro de los Vaquero Garc¨ªa, "con tan mala leche como el l¨ªder libio" seg¨²n ellos, le podr¨ªa haber ido muy mal en 1981. Como a sus canarios, que no ahogan con sus cantos la cantinela chirriante de la calle, una de las del humilde Barrio Verde de Torrej¨®n: "?El cami¨®n de los ajos, se?ora; el cami¨®n de los ajos!". "Ah¨ª est¨¢ la venta ambulante. ?Qui¨¦n la controla?", se lamenta Carmelo.S¨ª, a Gadafi le podr¨ªa haber ido muy mal. ?Por qu¨¦? Porque en aquellos d¨ªas, en pleno. goteo de muertos, incluso se desat¨¦ una caza de brujas contra los animales dom¨¦sticos. Perros como ¨¦l, gatos y p¨¢jaros fueron sacrificados. Pod¨ªan ser los transmisores del extra?o mal.
No lo eran. Pero se tardaba demasiado en identificar al agente siniestro. En principio, se habl¨® de la legionaria, una neumon¨ªa aguda de car¨¢cter infeccioso. Luego, de un escape en una supuesta investigaci¨®n sobre armas qu¨ªmicas en la base norteamericana.
Despu¨¦s, en palabras del doctor Valenciano, el director general de la Salud, "de un brote en cualquier caso poco contagioso y nada peligroso". M¨¢s tarde, en las de su colega Muro, el director del hospital del Rey, de Madrid, de algo que se contra¨ªa "por v¨ªa digestiva", opini¨®n que le cost¨® una fulminante destituci¨®n por agotamiento.
El 21 de mayo, a las tres semanas del fallecimiento de Jaime, el ministro de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social, Jes¨²s Sancho Rof (UCD), salt¨® a la pantalla de los televisores, para atajar la psicosis colectiva: "Es menos grave que la gripe. Lo causa un bichito del que conocemos el nombre y el primer apellido. Nos falta el segundo. Es tan peque?o que, si se cae de la mesa, se mata".
Por fin, el 11 de junio, se concret¨® el problema. Unas mol¨¦culas t¨®xicas hab¨ªan sido detectadas en unas muestras de aceite a granel.
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