Obedientes, pero contradictorios
A pesar de que se declaran obedientes y respetuosos con Dios y con el Estado, para los testigos de Jehov¨¢ las leyes de su organizaci¨®n est¨¢n por encima de todo. No s¨®lo se niegan a hacer la mili, sino tambi¨¦n a realizar el servicio social sustitutorio. La vigente ley de objeci¨®n de conciencia, de 1984, no ha solucionado el problema. "No animamos a la insumisi¨®n. Nuestra posici¨®n es de respeto a la ley y de obediencia al Gobierno. De hecho, la mayor¨ªa de testigos ni siquiera se declaran objetores" dice su portavoz An¨ªbal Mato.
Mato no es capaz de explicar bien su negativa al servicio social, en el que no se obliga ni a vestir uniforme ni a coger armas y, por tanto, no, tendr¨ªan que faltar a ning¨²n mandato b¨ªblico. Argumenta entonces que los testigos no pueden acatar ¨®rdenes de otra organizaci¨®n que no sea la suya, lo cual es una contradicci¨®n con su declarada obediencia al Estado.
La religi¨®n es una de las causas a la que menos recurren los objetores. Seg¨²n datos de la Oficina de Objeci¨®n de Conciencia, en 1992 tan s¨®lo un 17% de los objetores aleg¨® motivos religiosos; los dos a?os siguientes baj¨® al 13%, y en lo que va de a?o no llega al 12%. M¨¢s de un 50% alega razones ¨¦ticas.
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