?Polic¨ªas corruptos?
Hace algunas fechas, con motivo del permanente desaguisado existente en el Ministerio de Justicia, y a veces de Interior, tuve ocasi¨®n de leer un curioso y significativo art¨ªculo publicado en una revista de difusi¨®n nacional, donde su autor, A. F. G., al parecer, funcionario del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, bajo el sugerente t¨ªtulo de estilo ciertamente almodovariano / cinematogr¨¢fico: "Soy polic¨ªa, paso grandes privaciones y odio la corrupci¨®n. ?Estar¨¦ enfermo, me habr¨¦ vuelto loco, ser¨¦ normal?", pasaba a rengl¨®n seguido a explicar con todo lujo de detalles lo exiguo de su sueldo, la tremenda carencia de medios existentes en el cuerpo y las m¨²ltiples penalidades de las que es objeto en el desarrollo de su cometido. Semejante lectura me invit¨® de inmediato a la reflexi¨®n. ?Puede un funcionario de polic¨ªa pasar carencias econ¨®micas, agravios, penalidades... y odiar la corrupci¨®n? S¨ª, sin ning¨²n g¨¦nero de dudas.Pero no es menos cierto que lo que en este esperp¨¦ntico y roldanesco pa¨ªs se ha dado en llamar picaresca, pelotazo, tr¨¢fico de influencias, mordida, sobre, astilla, pillar, buscarse la vida..., y otras lindezas por el estilo, deben ser valoradas en su justa medida, esto es: ?qu¨¦?, ?qui¨¦n?, ?c¨®mo?, ?cu¨¢ndo?, ?d¨®nde?, y lo que es infinitamente m¨¢s importante y el verdadero meollo de la cuesti¨®n, ?por qu¨¦?
Lo cierto en este sentido es que estamos, todos, y especialmente los que desde hace d¨¦cadas venimos propugnando una polic¨ªa aut¨¦nticamente democr¨¢tica en su funcionamiento, asistencial, preventiva, especializada, integrada en la sociedad, al servicio del pueblo, y, ?c¨®mo no!, justamente remunerada, en la ineludible obligaci¨®n de romper una lanza en favor de la honestidad y honradez del sufrido, funcionario / trabajador del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, cuya ¨¦tica y deontolog¨ªa profesional es, en l¨ªneas generales, ejemplar, a pesar de los continuos agravios comparativos y vejaciones de diversa ¨ªndole que se padecen en relaci¨®n a otros colectivos y sectores de la funci¨®n p¨²blica. Todo ello sin olvidar las grandes carencias internas que sufre el cuerpo, la desidia con la que desde el ministerio se aborda el incierto futuro del cuerpo, los m¨²ltiples problemas laborales que desde antiguo se vienen atravesando, y, en definitiva, el m¨¢s absoluto de los ostracismos al que nos tiene sometidos la prepotente Administraci¨®n de Justicia, y algunas veces de Interior. Pocas veces, todo sea dicho.
Manifestar, pues, con tal rotundidad que los funcionarios de polic¨ªa no son sino unos honrados trabajadores ajenos por completo a los tortuosos vaivenes, entresijos y presuntas corruptelas llevadas a cabo por algunos cargos pol¨ªticos, entre otros, el Ministerio de Justicia e Interior, es un acto de estricta justicia.- Ricardo Magaz ?lvarez. Presidente de la Fundaci¨®n Democr¨¢tica de Polic¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.