Victoria por agotamiento
La superioridad f¨ªsica del Madrid acab¨® doblegando al Maccabi

Como dir¨ªa Ram¨®n S¨¢nchez Oca?a, la salud es lo que importa. Y la del Real Madrid resulta hoy en d¨ªa inalcanzable para el veterano Maccabi. Los madrile?os gozan de un estado f¨ªsico privilegiado, que les permite tener la suficiente paciencia para poder esperar el desplome de conjuntos con demasiados a?os en sus piernas o deficientemente preparados. Y el campe¨®n israel¨ª obedece fielmente al estereotipo de equipo dotado m¨¢s de recursos propios de la edad que de un coraz¨®n capaz de bombear sangre a sus piernas y cerebros durante 40 minutos jugados a buen tren. Cuando lleg¨® el momento donde las reservas de ox¨ªgeno se tornan fundamentales, el Maccabi se desplom¨®. Siendo causa y efecto, los jugadores del Madrid encontraban la deseada intensidad en su juego, necesaria para desarrollar el estilo que m¨¢s les atrae: una fuerte presi¨®n sobre el contrario y vertiginosas transiciones ofensivas. El Madrid supo esperar, y el Maccabi termin¨® cayendo de puro maduro. La superioridad f¨ªsica del equipo madridista dio sus frutos mediado el segundo tiempo, espacio temporal donde el Madrid consigui¨® dotar a su juego de una buena dosis de v¨¦rtigo, y los israelitas acabaron mareados.Arlauckas y Curlic fueron la mejor prueba de lo que ocurri¨® en el Palacio. Los primeros 20 minutos fueron poco m¨¢s que un mon¨®logo entre ambos. Representan dos escuelas diametralmente opuestas, de la misma forma que existen m¨ªnimos paralelismos entre sus respectivos equipos. El norteamericano es puro espect¨¢culo, y se encuentra en estado de gracia. Sus acciones son el¨¦ctricas, su tiro tiene estilo y precisi¨®n, y no duda en exhibirse fisicamente si la ocasi¨®n lo requiere. El balc¨¢nico resulta un le?ador (mote por el que se le conoce) reconvertido enjugador de baloncesto. Tosco hasta decir basta, parece incapaz de coordinar sus articulaciones, posee una extra?a mec¨¢nica de tiro y en general cuadrar¨ªa m¨¢s en una pel¨ªcula jur¨¢sica que en un encuentro de baloncesto. Pero las apariencias enga?an, y durante muchos minutos, el enfrentamiento individual entre la belleza del juego de Arlauckas y la supuesta torpeza de Curlic dictaba tablas, al igual que el marcador (42-42 en el descanso, con 22 puntos de Arlauckas y 17 de Curlic). Ademas, el p¨ªvot del Maccabi mostr¨® una deficiencia supuesta pero hasta ahora no confirmada del Real Madrid: sus dificultades cuando se enfrentan a un p¨ªvot de considerable poder¨ªo f¨ªsico.
Pero mientras Arlauckas sigui¨® inmutable su exhibici¨®n una vez reanudado el choque, Curlic se vino abajo. No s¨®lo eso, sino que el norteamericano se vio acompa?ado por el resto del equipo, cosa que no le sucedi¨® a Curlic, exceptuando a Katash. El base israel¨ª fue la pesadilla de los bases blancos, que fueron impotentes ante su sorprendente cambio de ritmo, que le permiti¨® una y otra vez el entrar hasta la cocina. Tuvo que salir Garc¨ªa Coll, que lo mismo vale para un roto que para un descosido, y el ¨²ltimo basti¨®n del Maccabi desapareci¨®. Paseando Curlic a duras penas y con la lengua fuera su inmensa humanidad arriba y abajo, el partido se resolvi¨® en 10 minutos (78-63, minuto 30). No era una gran diferencia, pero en las circunstancias que acontec¨ªan, con un equipo lanzado y otro sin aire en los pulmones, 13 puntos resultaban un abismo. Los augurios se cumplieron y el Madrid consigui¨® su primera victoria en esta liguilla.
?Y Tom Chambers, ilustre ex jugador del la NBA? Pues estuvo sin llegar a estar. Por motivos distintos a los de la semana anterior con Wilkins, volvi¨® a poner en entredicho la idoneidad de los fichajes de jugadores veteran¨ªsimos de la m¨ªtica liga estadounidense, por mucho historial que traigan a sus espaldas. Si Wilkins se pas¨® haciendo lo que le ven¨ªa en gana, Chambers no estaba para nada. Ni siquiera el haber salido recientemente de una lesi¨®n de tobillo puede justificar la sensacion de pulpo en un garaje que mostr¨® durante todo el partido. Adem¨¢s, Para el partido de vuelta, alguien le deber¨ªa hablar un poco de Arlauckas.
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