Reinosa se levanta de nuevo en pie de guerra
Los trabajadores de Sidenor aseguran que la situaci¨®n es m¨¢s delicada que en los disturbios de 1987
El grito est¨¢ en todas las paredes de la ciudad. "?Reinosa se parte!", advierten los sindicatos en un cartel que recuerda los puestos de trabajo perdidos en Sidenor en los ¨²ltimos 20 a?os, concretamente desde 1974. La mecha de la reuelta laboral ha vuelto a encenderse en una comarca que hace s¨®lo ocho a?os estremeci¨® a Espa?a por las graves consecuencias de la tormenta social provocada por la reconversi¨®n industrial. La intifada obrera se prolong¨® durante meses y cost¨® un muerto, decenas de heridos y detenidos y muchos millones perdidos por los sabotajes a los trenes de Renfe y a las carreteras y los da?os materiales en la poblaci¨®n cuyos vecinos formularon 700 denuncias en el Ayuntamiento por malos tratos de las fuerzas antidisturbios."Pues ahora", asegura Pedro Fern¨¢ndez, secretario del comit¨¦ de empresa de Sidenor, "la situaci¨®n es a¨²n m¨¢s delicada y propicia para nuevos disturbios. En 1987 lo que se plante¨® fue un excedente en la f¨¢brica que, en mejores o peores condiciones, afect¨® a casi medio millar de compa?eros. Pero es que hoy nos estamos jugando la continuidad o no de la empresa, que Reinosa se convierta en un p¨¢ramo laboral".
Otra vez los obreros est¨¢n en las barricadas. Arden los vagones de Renfe en la estaci¨®n y se bloquea el paso por la carretera nacional. Otra vez tienen lugar las concentraciones que los l¨ªderes sindicales resuelven tras impartir amargas consignas. Del parque de Cupido se marcha luego en silencio a las barricadas. Lo mismo que hace ocho a?os, pero sin la presencia de los guardias civiles, porque Interior contempla la situaci¨®n con enorme prudencia no exenta de inquietud.
La memoria se mantiene viva para recordar la violencia innecesaria con que agentes antidisturbios no entrenados para reprimir una subversi¨®n ciudadana actuaron en la primavera de 1987. Aqu¨ª muri¨®, tras una agon¨ªa de 18 d¨ªas, Gonzalo Ruiz, de 32 a?os, maestro de laminaci¨®n en Forjas y Aceros (hoy Sidenor), con los pulmones destruidos por la inhalaci¨®n de gases t¨®xicos lanzados por los guardias al interior del garaje donde se hab¨ªa refugiado. Su viuda, ocho a?os despu¨¦s de la tragedia, acaba de cobrar de Interior la indemnizaci¨®n de 20 millones de pesetas fijada por los jueces.
Fernando Fuente, presidente de CC OO y del comit¨¦ de empresa de Sidenor, sigue afirm¨¢ndose en lo que entonces dijo: "Las movilizaciones sirvieron para evitar que la industria perteneciente a un sector prendido con alfileres, cual era el de aceros especiales, desapareciese. Ahora la nueva situaci¨®n que se plantea para Sidenor, aqu¨ª en Reinosa, puede ser muy grave. Pasar¨ªamos a depender de una multinacional italiana que pasados ciertos a?os, y a la vista de una cuenta negativa de resultados, se retirar¨ªa probablemente para dejarnos condenados al cierre definitivo. En los a?os setenta hab¨ªa en Forjas y Aceros 2.000 hombres trabajando. Terminaremos 1995 con apenas 900. En una ciudad como Reinosa con un censo poblacional de 12.500, siempre regresivo, eso ser¨ªa un drama enorme para nosotros y las generaciones venideras. Qui¨¦n vivir¨ªa en una estepa econ¨®mica y social".
Tras el plan de viabilidad de 1988 que dej¨® la plantilla en 1.250 operanos, la industria sigue produciendo aproximadamente lo mismo que entonces: unas 80.000 toneladas de laminados, unos 17.000 de forjados comerciales y unas 12.000 de piezas forjadas y fundidas. Los resultados econ¨®micos fueron malos hasta 1994, pero las perspectivas actuales, con el plan de reordenaci¨®n del sector de aceros especiales en marcha son muy halag¨¹e?as: se terminar¨¢ el a?o con 3.000 millones de beneficios, despu¨¦s del considerable aumento "hist¨®rico" dicen los sindicatos, de la cartera de pedidos que hasta ha provocado una temporal ampliaci¨®n de la plantilla. En estas circunstancias el Gobierno pretende privatizar el holding, lo que provoca serios recelos entre la poblaci¨®n obrera de Reinosa.
"Cuesta trabajo creer" se lamenta Fuentes, "que el Estado haya invertido en estos a?os 80.000 millones de pesetas en sanear financieramente el grupo y ahora se atienda una oferta de compra que, seg¨²n lo que sabemos, no supera los 2.500 millones de pesetas. El Estado podr¨ªa ser acusado de despilfarro, de malversaci¨®n. A corto plazo las expectativas de negocio f¨¢cil ser¨ªan considerables para los adquirentes, pero ?y despu¨¦s?".
Los sindicatos temen que la privatizaci¨®n provocara en la planta de Reinosa una progresiva suspensi¨®n de actividades que considera de superior rango tecnol¨®gico. Las relativas a la producci¨®n de piezas forjadas y fundidas. Entre los dirigentes sindicales, de Reinosa hay, sin embargo, cierta confianza, por las demostraciones de adhesi¨®n a su campa?a contra la privatizaci¨®n hallada entre los grupos pol¨ªticos. Except¨²an, al menos de momento, a los socialistas. Estos consideran que Sidenor s¨ª que arriesgar¨ªa su futuro de no privatizarse despu¨¦s de que la Uni¨®n Europea proh¨ªbe la concesi¨®n de subvenciones a las s¨ªderurgias.
La reconversi¨®n de 1987 fue aqu¨ª m¨¢s traum¨¢tica que en otras regiones coincidiendo con una notoria descapitalizaci¨®n y la desaparici¨®n de una movilidad tradicional del empresariado. La poblaci¨®n deposit¨® t¨ªmidas esperanzas en la declaraci¨®n para Reinosa de zona de nivel 2, que garantizaba a las empresas que aqu¨ª se establecieran subvenciones a fondo perdido de hasta el 45%. El delegado sindical, Alberto L¨®pez Allende, echa sus cuentas: se construy¨® un pol¨ªgono industrial con un mill¨®n de metros cuadrados de superficie que dio origen a la fundaci¨®n de cuatro modestas empresas y una sociedad an¨®nima laboral. S¨®lo ¨¦sta y otra de aqu¨¦llas sobreviven y emplean a unas 100 personas. El pol¨ªgono es hoy un desierto sin perspectivas.
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