Nuestra tierra mas oscura
ABBA EBANRabin era un realista duro que, seg¨²n el autor, comprend¨ªa que oponerse al principio de paz por territorios era casi grotesco. Pero el extremismo ha tenido consecuencias funestas.
"...el gran C¨¦sar, cay¨®. Entonces, t¨² y yo y todos
nosotros ca¨ªmos,
y la traici¨®n sangrienta
triunf¨® sobre nosotros"
Julio C¨¦sar, Shakespeare
El alevoso asesinato del primer ministro israel¨ª Isaac Rabin refleja el lado oscuro del extremismo pol¨ªtico, que, aunque florece al margen de la sociedad israel¨ª, ha tenido consecuencias funestas. La arrogancia se une a una idea distorsionada de la historia jud¨ªa para crear una psicosis en la periferia de lo que de otra forma ser¨ªa, una democracia mod¨¦lica.
Es una iron¨ªa que cuando la bala del asesino alcanz¨® a Isaac Rabin el proceso de paz estuviera en la cima de su ¨¦xito. La gran muchedumbre que particip¨® en la manifestaci¨®n de Tel Aviv y aplaudi¨® el mensaje de paz de Rabin daba fe del gran lugar que la idea de paz ocupa en el ¨¢nimo de la poblaci¨®n. La Conferencia de Amm¨¢n sobre Paz y Desarrollo reuni¨® hace unos d¨ªas en la capital jordana a mil representantes de 63 pa¨ªses. En las serias sesiones de trabajo se discuti¨® toda una serie de proyectos destinados a crear en Oriente Pr¨®ximo el mismo clima econ¨®mico que existe en las nuevas econom¨ªas industrializadas del Pac¨ªfico. Y el complejo israelo-jordano-palestino est¨¢ en el centro de este proyecto. La actual econom¨ªa israel¨ª no se parece en nada a la de austeridad y exportaciones m¨ªnimas de los a?os sesenta y setenta.
En este nuevo Oriente Pr¨®ximo se est¨¢n haciendo posibles cosas que parec¨ªan imposibles, incluso llegar a un acuerdo general, sobre petr¨®leo y gas con un Estado ¨¢rabe del golfo P¨¦rsico en medio de los ¨²ltimos estertores del boicoteo ¨¢rabe. Rabin estaba orgulloso de que gracias al procese, de paz tengamos relaciones diplom¨¢ticas y econ¨®micas con 148 pa¨ªses en lugar de con los 40 de antes. Pongo en duda que ning¨²n pol¨ªtico israel¨ª serio haga en estos momentos propuestas irresponsables para que se suspenda un proceso de paz que ha rescatado a Israel de cualquier perspectiva de aislamiento.
Durante el a?o que, tr¨¢gicamente, se ha convertido en el ¨²ltimo de su vida, Rabin desarroll¨® una comprensi¨®n cada vez m¨¢s intensa del sistema internacional. Del rey Hussein, de Hosni Mubarak y de Yasir Arafat aprendi¨® que los l¨ªderes de las naciones ¨¢rabes, como los dem¨¢s, cambian a menudo de actitud en funci¨®n de sus problemas y necesidades. Se conmov¨ªa sinceramente al comprobar la mayor simpat¨ªa que Israel inspira ahora en la ONU y en el Vaticano.
. Era un! realista duro. Comprend¨ªa que oponerse al principio de paz por territorios era casi grotesco: la ¨²nica alternativa era que Israel volviese a gobernar sobre una naci¨®n extranjera de dos millones de habitantes sin ofrecerles la misma ciudadan¨ªa que a los israel¨ªes ni la oportunidad de su propia autonom¨ªa. Esta alternativa es una receta segura para una represi¨®n y violencia permanentes. Es tan discordante con el movimiento e impulso de la era moderna que resulta sorprendente y triste ver c¨®mo la abrazan importantes partidos de Israel y algunos sectores de las comunidades jud¨ªas en el extranjero.
Rabin no ten¨ªa ninguna pretensi¨®n de. ser carism¨¢tico. Sus modales eran rudos; su ret¨®rica, m¨ªnima, y su estilo, lac¨®nico. Pero cuando se le conoc¨ªa en su versi¨®n revisada como me ocurri¨® a m¨ª cuando, hace unas semanas, me un¨ª a su delegaci¨®n en las Naciones Unidas, era posible comprobar la calidez de las emociones que en los ¨²ltimos meses le impulsaron a tomar decisiones espectaculares. Su fe en un Oriente Pr¨®ximo en paz era ardiente y sin reservas. Era tan parco en la distribuci¨®n de alabanzas que su tributo a Simon Peres al considerarle "compa?ero" debe entenderse como lo que vale. E igualmente su disposici¨®n a modificar en p¨²blico su actitud adusta hacia Arafat. Con el paso de los meses, su tarea se hizo m¨¢s ardua. Se enfrentaba a una oposici¨®n que se burlaba de su visi¨®n pol¨ªtica y no le ofrec¨ªa ninguna solidaridad. El hecho de que los miembros de la oposici¨®n recibieran en ominoso silencio la aparici¨®n en la Kneset (Parlamento) del retrato de Rabin vestido con uniforme nazi de las SS constituye una grave advertencia para los amantes de la democracia israel¨ª.
Hay razones para creer y esperar que el golpe sufrido por nuestra naci¨®n se traducir¨¢ en una comprensi¨®n m¨¢s l¨²cida de las verdaderas opciones de Israel. Hicimos nuestra hist¨®rica entra da en la categor¨ªa de Estado y en el reconocimiento internacional al aceptar el principio de compartir territorios y autoridad con la naci¨®n vecina en el compromiso hist¨®rico de 1948-1949. Nuestros fundadores comprendieron que nuestra tierra es la patria de dos naciones, dos fes, dos lenguas y dos experiencias hist¨®ricas. El pueblo palestino sufri¨® una p¨¦rdida irreversible en el plano territorial al pretender que sus derechos se impusieran a los nuestros. Rabin era terminante en su negativa a permitir que su amada patria cometiera un error similar. Que no se le haya permitido ser testigo de los frutos de su realismo es una tragedia humana de dimensiones desgarradoras.
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