Cae en 6 meses el primer Gobierno de Chirac
El primer Gobierno del presidente Jacques Chirac cay¨® de forma prematura y abrupta, interrumpiendo el debate de los presupuestos. Tras menos de seis meses de mandato y con un baj¨ªsimo nivel de popularidad, el primer ministro, Alain Jupp¨¦, form¨® ayer un nuevo Gabinete, menos numeroso que el anterior y con una misi¨®n fundamental: plasmar el giro hacia el rigor y la ortodoxia financiera anunciado por Chirac el 26 de octubre. Es decir, aplicar la pol¨ªtica de ?douard Balladur, pero sin Balladur. Sin cambios en las carteras fundamentales, con s¨®lo cuatro caras nuevas y con muchas menos mujeres -de seis ministras s¨®lo quedan dos-, el nuevo Gobierno constituye la ¨²ltima oportunidad para Jupp¨¦.
Chirac reconoci¨® el pasado 26 de octubre que m¨¢s val¨ªa olvidarse de las promesas electorales y que, en vez de m¨¢s empleo y menos impuestos, la prioridad era reducir el d¨¦ficit subiendo la presi¨®n fiscal. Al tiempo que anunciaba el giro en seco ante las c¨¢maras de televisi¨®n, el presidente afirm¨® que no ser¨ªa necesario un cambio de Gobierno. Chirac se reservaba la crisis para enero, cuando los escollos del presupuesto, la reforma de la Seguridad Social y la reforma fiscal estuvieran superados. Pero Jupp¨¦ consider¨® que el aplazamiento pod¨ªa perjudicarle y que, despu¨¦s de enero, tal vez la formaci¨®n de un nuevo Gobierno pudiera corresponderle a otro primer ministro. Jupp¨¦ le dijo a Chirac que era necesario realizar los cambios sin esperar m¨¢s tiempo.El presidente de la Rep¨²blica acab¨® cediendo a los deseos de su primer ministro. La suerte del Gobierno m¨¢s ef¨ªmero de la V Rep¨²blica, con una duraci¨®n inferior a los seis meses, qued¨® sellada. En cuanto a mantener a Jupp¨¦, resultaba inevitable. La popularidad del primer ministro era a¨²n m¨¢s baja que la suya, pero cambiarle tan pronto era reconocer demasiado claramente que se hab¨ªa equivocado al confiar en ¨¦l tras su llegada al El¨ªseo.
Falta de alternativas
Por otra parte, a Chirac le faltaban alternativas. ?douard Balladur, el candidato obvio, no pod¨ªa ser, por razones tambi¨¦n obvias: la rivalidad en la campa?a presidencial les separ¨® demasiado y ya era humillaci¨®n suficiente tener que aplicar el programa posibilista y ortodoxo de su antiguo rival, como para adem¨¢s verse en la necesidad de colocarle al frente del Gobierno. Las trapacer¨ªas preelectorales del ex ministro del Interior, Charles Pasqua, tambi¨¦n estaban demasiado recientes. El gaullista social y anti-Maastricht Philippe S¨¦guin no pod¨ªa encarnar una pol¨ªtica financiera tendente a la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria. Y el ex-primer ministro centrista Raymond Barre, la ortodoxia en persona, no parec¨ªa ansioso por volver a Matignon. M¨¢s Jupp¨¦, pues. Al menos, de momento.La decisi¨®n de cambiar el Gobierno se mantuvo en absoluto secreto. Estaba previsto anunciarla el lunes, pero el viaje de Chirac a Israel, para asistir al entierro de Isaac Rabin, forz¨® un retraso de 24 horas. Ayer por la ma?ana, ante la sorpresa de todos, Jupp¨¦ present¨® su dimisi¨®n y la de sus ministros al presidente de la Rep¨²blica. No era, pues, un simple retoque de carteras. Formalmente, era una aut¨¦ntica crisis de Gobierno. Chirac encarg¨® inmediatamente a Jupp¨¦ que formara un nuevo Gabinete.
"Entramos en una nueva fase de la acci¨®n gubernamental, anunci¨® anoche Alain Jupp¨¦, en un mensaje transmitido por las principales cadenas de televisi¨®n. "Como dijo recientemente el presidente, la prioridad es restablecer la salud financiera de Francia. Un pa¨ªs endeudado no puede ser independiente. Para cumplir el objetivo de reducir el d¨¦ficit", explic¨® el primer ministro, "he cre¨ªdo conveniente contar con un equipo m¨¢s, reducido y m¨¢s compacto".
El equipo Jupp¨¦ II vuelve a los c¨¢nones cl¨¢sicos. De 41 ministros y secretarios de Estado, una cantidad que se demostr¨® inmanejable, se pasa a 32. Las mujeres son las principales v¨ªctimas de la reducci¨®n de carteras. El l¨ªder de la oposici¨®n socialista, Lionel Jospin, se apresur¨® a decir que la masculinizaci¨®n del Gobierno no le parec¨ªa "una buena se?al". "Esta crisis constituye", a?adi¨®, "un reconocimiento inequ¨ªvoco del fracaso fulgurante del primer Gabinete de Jupp¨¦".
Con el cambio,. la figura m¨¢s reforzada es la de Jacques Rarrot, de 58 a?os. Barrot era hasta ayer ministro de Trabajo, del Di¨¢logo Social y de la Participaci¨®n, seg¨²n las pintorescas nomenclaturas utilizadas en el primer Gabinete. Con la m¨¢s cl¨¢sica cartera de Trabajo y Asuntos Sociales, Barrot acumula departamentos que desaparecen, como el inconcreto Ministerio de Solidaridad entre Generaciones, y se convierte en el superministro social. La rebeli¨®n de los funcionarios contra la congelaci¨®n de sus salarios, la reforma de la Seguridad Social (hundida en una grav¨ªsima crisis financiera) y la pol¨ªtica de empleo ser¨¢n sus principales campos de batalla.
La gran desaparecida es Elisabeth Hubert, de 39 a?os, que acumul¨® todos los desprop¨®sitos imaginables como ministra de Salud P¨²blica. Hubert empez¨® perdiendo en las municipales la alcald¨ªa de Nantes, a pesar de ser favorita en los sondeos. Sigui¨® por ganarse la enemistad de los in¨¦ditos a base de desplantes, y la de sus compa?eros de Gobierno con un inoportuno anuncio de subida en el precio de los medicamentos con receta, no comunicado a sus colegas.
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