Chirac se corrige
A LOS cinco meses y medio de nacer, el primer Gobierno de la presidencia de Jacques Chirac fue enterrado ayer en el fracaso y la impopularidad. Chirac, sin embargo, dio una segunda oportunidad a su primer ministro, Alain Jupp¨¦, pero esta vez con equipo m¨¢s restringido y un programa m¨¢s claro. Quedan olvidadas las contradictorias promesas electorales de la primavera: ¨¦l Gobierno franc¨¦s va a centrar sus esfuerzos en combatir el d¨¦ficit p¨²blico, a fin de satisfacer los criterios necesarios para participar en la Uni¨®n Monetaria Europea. La noticia de la decidida apuesta por el rigor y la ortodoxia de la c¨²pula gaullista, que pretende reducir al 3% el d¨¦ficit en 1997 desde el 5% actual, provoc¨® ayer mismo una satisfecha respuesta de los mercados, con revalorizaci¨®n del franco y los valores franceses.Chirac ya anunci¨¦ hace d¨ªas el final de toda tentaci¨®n de hacer una pol¨ªtica econ¨®mica particular, centrada en la creaci¨®n de empleo a costa del rigor presupuestario que le exig¨ªan no pocos gaullistas y amplios sectores sociales y econ¨®micos. El presidente renuncia as¨ª al eje de su campa?a electoral, -la posibilidad de hacer otra pol¨ªtica"- y se doblega a la l¨®gica de la Europa de Maastricht. El segundo Gobierno dirigido por Jupp¨¦ parte en campa?a contra el d¨¦ficit y se. declara dispuesto a imponer una dolorosa reforma del sistema de protecci¨®n social. Es decir, exactamente lo que Chirac, Jupp¨¦ y no pocos gaullistas reprocharon a su correligionario y ex primer ministro ?douard Balladur.
Acogido con el aplauso de los mercados y de sus socios europeos, ese giro va a decepcionar, en un primer momento, a los millones de franceses que se creyeron el mensaje electoral populista de Chirac de que ser¨ªa capaz de combatir el d¨¦ficit y reducir a un tiempo el paro, de rebajar la presi¨®n fiscal y garantizar la totalidad de las prestaciones sociales. Pero el presidente franc¨¦s debe haberse dicho que es dif¨ªcil que su popularidad y la de su primer ministro caigan todav¨ªa m¨¢s. Chirac y Jupp¨¦ han conseguido batir en un tiempo r¨¦cord la plusmarca de la impopularidad en la Francia de la V Rep¨²blica. Han influido razones de pol¨ªtica exterior, como la reacci¨®n mundial que han sufrido los franceses por la reanudaci¨®n de las pruebas nucleares en el Pac¨ªfico, pero sobre todo las internas, como la subida de los impuestos y el fracaso en la lucha contra el paro. Tambi¨¦n ha influido el esc¨¢ndalo provocado por el hecho de que Jupp¨¦ y sus familiares dispusieran de apartamentos del Ayuntamiento de Par¨ªs a precios ya no ventajosos, sino irrisorios. A todo ello se ha unido la tensi¨®n social por la oleada de atentados de radicales isl¨¢micos argelinos.
]El nuevo Gobierno es m¨¢s restringido. Cuenta con 32 carteras ministeriales, incluida la del jefe del Gobierno, frente a las 42 del anterior. Se mantienen los principales ministros: Jean Arthuis, en Finanzas; Charles Millon, en Defensa; Herv¨¦ de Charette, en Exteriores, y Jean-Louis Debr¨¦, en Interior. La principal novedad radica en la inclusi¨®n de partidarios de Balladur, el ex primer ministro derrotado por Chirac en la batalla por el liderazgo, gaullista en las elecciones presidenciales de mayo. El m¨¢s destacado es Alain Lamassoure que fue ministro de Asuntos Europeos con Balladur y se hace cargo ahora del Presupuesto. Chirac y Jupp¨¦ han renunciado pronto a su aventura heterodoxa y apuestan por hacer balladurismo sin Balladur.
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