Lo que no sabemos
La empresa cient¨ªfica hace bien en publicar sus ¨¦xitos, que sobresalen como islotes de conocimiento en medio de un oc¨¦ano de ignorancia, pero no hay que dejarse embriagar por la m¨²sica triunfal. De hecho, la ciencia no da respuesta a la mayor¨ªa de las preguntas que nos hacemos, y ni siquiera a las que m¨¢s nos intrigan. A m¨ª, por ejemplo, me interesar¨ªa m¨¢s saber cu¨¢ndo y c¨®mo me voy a morir que sabor cu¨¢ndo se producir¨¢ el pr¨®ximo eclipse de Luna. Si saltamos de lo personal a lo c¨®smico, tampoco sabemos cuando ni c¨®mo acabar¨¢ el -universo, ni si morir¨¢ de fr¨ªo (reducido a una radiaci¨®n cada vez m¨¢s difusa y cercana al cero absoluto de temperatura) o de calor (en los ardores inconcebibles del big crunch). Podr¨ªamos calcularlo si supi¨¦ramos los valores precisos de la constante de, Hubble. y del par¨¢metro de densidad, pero no hay consenso alguno respecto al valor de, esas magnitudes.Incluso dejando de lado los temas escatol¨®gicos, es curioso lo poco que sabemos acerca del cosmos. Para empezar, no sabemos de qu¨¦ est¨¢ hecho. Al menos el 90% (quiz¨¢ incluso el 99%) de la materia del universo es materia oscura. Tampoco sabemos c¨®mo s¨¦ forman las galaxias, ni lo que significa el fondo difuso de rayos X, ni c¨®mo se originan o de d¨®nde provienen los rayos c¨®smicos o los misteriosos fogonazos de rayos gamma que capta el observatorio orbital Compton. Para cada una de estas cuestiones hay tantas respuestas distintas e incompatibles como cient¨ªficos que las estudian, o, lo que es lo mismo, no hay. ninguna respuesta fiable.
1 ?Es la vida un fen¨®meno provinciano, limitado a la superficie de este peque?o planeta, o se trata de un fen¨®meno que se repite en m¨²ltiples sistemas solares de nuestra galaxia y de otras galaxias? No lo sabemos. Muchos cient¨ªficos especulan sobre el tema, estimando de modo distinto los par¨¢metros de la f¨®rmula de Drake (para calcular la probabilidad de vida extraterrestre) y obteniendo conclusiones contradictorias. ?Sabemos al menos c¨®mo se origin¨® la, vida aqu¨ª, en la Tierra? Tampoco. No sabemos c¨®mo se form¨® la primera c¨¦lula, ni siquiera la primera mol¨¦cula de RNA autorreplicante y autocatalizaite. M¨²ltiples hip¨®tesis compiten, desde la procedencia del espacio exterior hasta la formaci¨®n en sulfuro de hierro o en cristales de arcilla, pero ninguna ha podido ser corroborada.Lo que menos entendemos de todo es, c¨®mo funciona nuestro cerebro. En el caso del genoma desconocemos los detalles de, la secuencia de nucle¨®tidos y de -la funci¨®n de genes espec¨ªficos (por eso est¨¢ en marcha el proyecto genoma humano), pero al menos entendemos los principios generales del c¨®digo gen¨¦tico, y la estructura de su mecanismo. Del cerebro no entendemos ni siquiera los principios generales. Es cierto que la neurolog¨ªa ha avanzado mucho desde la ¨¦poca de Arist¨®teles, que pensaba que el cerebro era un refrigerador destinado a enfriar la sangre que el coraz¨®n calentaba en exceso.
Ahora entendemos el modo de actuar de la neurona, vamos descubriendo la topograf¨ªa funcional del cerebro, e incluso simulamos,. mediante redes neurales, algunos de sus comportamientos m¨¢s simples. Sin embargo, todav¨ªa somos incapaces de dar respuesta a nuestras preguntas m¨¢s elementales. No sabemos qu¨¦ funci¨®n biol¨®gica tiene el dormir, n tampoco el so?ar. No sabemos qu¨¦ ocurre en el cerebro cuando aprendemos un nuevo n¨²mero de tel¨¦fono, o cuando resolvemos un problema matem¨¢tio o cuando decidimos ir al cine esta tarde o cuando sentimos l¨¢stima.
Frente a algunos disc¨ªpulos excesivamente optimistas, Isaac Newton comentaba: "No s¨¦ lo que el mundo pensar¨¢ de m¨ª, pero yo me veo solamente como un ni?o jugando en la playa, divirti¨¦ndose al encontrar de vez en cuando un guijarro m¨¢s liso o una concha m¨¢s bonita que de ordinario, mientras el gran oc¨¦ano de la verdad se extiende completamente desconocido ante m¨ª". Celebremos las conchas, sin olvidar el oc¨¦ano.
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