Domesticar al tigre
Uno de los principales retos que deber¨¢ afrontar el pr¨®ximo Gobierno guatemalteco es el de la redefinici¨®n del papel del Ej¨¦rcito una vez que se firme el acuerdo final con la guerrilla y que se hayan sentado las bases para la normalizaci¨®n pol¨ªtica.
Si bien este cap¨ªtulo ser¨¢ perfilado en las negociaciones de paz auspiciadas por las Naciones Unidas, en la pr¨¢ctica no ser¨¢ sencillo domesticar a unas fuerzas armadas como las guatemaltecas, acostumbradas a hacer y deshacer los destinos del pa¨ªs.
Sin embargo, un sordo proceso de relevo generacional se ha dado de un tiempo a esta parte en el interior del Ej¨¦rcito, como han dejado patente los mandos m¨¢s pr¨®ximos al presidente, Ramiro de Le¨®n, empezando por el jefe del Estado Mayor Presidencial, general Otto P¨¦rez Molina, que ha apoyado p¨²blicamente la necesidad de limpiar la instituci¨®n y terminar con la impunidad existente hasta ahora.
"Se ha estado trabajando para crear un nivel de conciencia sobre el proceso que se nos viene encima", comenta un oficial de alta graduaci¨®n que prefiere mantener el anonimato. "A estas alturas hay un consenso de que hay que cambiar. La cuesti¨®n militar en el di¨¢logo de paz ser¨¢ m¨¢s sencilla que el cap¨ªtulo agrario".
Para hacer frente a los sectores m¨¢s recalcitrantes e iniciar la desmilitarizaci¨®n, el pr¨®ximo Gobierno tendr¨¢ que actuar con decisi¨®n. No le faltar¨¢ la ayuda de Estados Unidos, que, aseguran fuentes militares, tiene ya preparada una lista de depurables que condicionar¨¢ todo tipo de ayuda, como ocurri¨® en El Salvador.
A pesar de las acusaciones de debilidad, el presidente, Ramiro de Le¨®n Carpio, ya ha allanado parte del camino: ha suprimido el reclutamiento forzoso, desmantelado la red de comisionados militares (24.000 civiles armados al servicio del Ej¨¦rcito) y sentado las bases de un cuerpo de informaci¨®n civil dependiente de la presidencia de la Rep¨²blica.
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