?Qui¨¦n es Keyser Soze?
En una de las escenas clave de Sospechosos habituales uno de los personajes dice: "Yo creo en Dios, pero temo a Keyser Soze"; y otro le contesta: "Yo no creo en Dios, pero temo a Keyser Soze". Luego vuelve a insistirse sobre que Keyser Soze es el mism¨ªsirno diablo y por ello no se le puede disparar por la espalda.Al igual que ocurre en las novelas policiacas de Agatha Christie, la intriga de Sospechosos habituales gira en torno a descubrir qui¨¦n es Keyser Soze. Y, como en todas ellas, resulta ser quien menos pod¨ªa esperarse, el m¨¢s listo. La ¨²nica novedad es que, en contra de ellas, que est¨¢n regidas por el anticuado principio de "el criminal siempre paga", en esta ocasi¨®n se escapa ante las narices del polic¨ªa, que lleva a?os busc¨¢ndole.
Sospechosos habituales
Direcci¨®n: Bryan Singer. Gui¨®n: Christopher McQuarris. M¨²sica: John Ottman. Estados Unidos, 1994. Int¨¦rpretes: Stephen Baldwin, Gabriel Byrne, Chazz Palminteri, Kevin Pollack, Kevin Spacey, Benibio del Toro. Estreno en Madrid: Palafox, T¨ªvoli, Acte¨®n, Arlequ¨ªn, Canciller, Aluche, Parquesur, Ideal (en V. O. S.)
Presentada a concurso en el pasado Festival de Cannes y exhibida fuera de competici¨®n en el de San Sebasti¨¢n, Sospechosos habituales es un brillante ejercicio de estilo policiaco con el que el realizador norteamenicano Bryan Singer se presenta en sociedad. Donde hay que reconocer que puede ser muy parecida a una novela de Agatha Christie, pero tiene un aspecto muy diferente.
El ¨²nico defecto de Sospechosos, habituales, adem¨¢s del ya habitual exceso de violencia gratuita, es que bajo su brillo, detr¨¢s de la complejidad de su estilo, no hay nada. Tanto la pura historia como sus personajes son de una completa frialdad, est¨¢n deshumanizados en exceso, s¨®lo son los elementos del rompecabezas que maneja h¨¢bilmente el realizador Bryan Singer, detr¨¢s de ellos no existe nada.
De manera que si en una primera visi¨®n la pel¨ªcula no s¨®lo resulta muy interesante e incluso llegan a deslumbrar sus trucos de estilo, al verla por segunda vez pierde gran parte de su, valor, queda reducida a sus mucho m¨¢s peque?as dimensiones reales. La un tanto enga?osa tarjeta de presentaci¨®n de. un nuevo director, muy dotado, que puede llegar muy. lejos, pero si profundiza mas en sus historias.
Babelia
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