Una mano a Argelia

Sigo con inter¨¦s y preocupaci¨®n las noticias de Argelia, pero me inquieta a¨²n m¨¢s la imagen que se va transmitiendo al p¨²blico espa?ol. Las noticias tienen como protagonistas -aparte, naturalmente, del actual Gobierno- al GIA, al FIS y a sus l¨ªderes, quiz¨¢ porque su radicalismo encaja con la caricatura del ¨¢rabe fan¨¢tico tan querida a la imaginaci¨®n europea. Por mi experiencia personal me siento obligado a transmitir que hay otros personajes m¨¢s dif¨ªciles de encajar en nuestros estereotipos y en cuyas manos quiz¨¢ est¨¦ el futuro de Argelia. Pienso, por ejemplo, en Buslimani, que recitaba el Cor¨¢n de un modo sublime, un hombre empe?ado en edificar una convivencia a base de ideas y di¨¢logo, antiguo combatiente contra la ocupaci¨®n francesa, luego firmemente opuesto a toda forma de violencia y que, por oponerse a ella, fue recientemente secuestrado y decapitado. O pienso en su inseparable compa?ero Mahfud, l¨ªder del islamismo moderado. Intelectual refinado, musulm¨¢n de profundas convicciones, abierto a la modernidad... un total desconocido para el p¨²blico espa?ol. Estas personas, con su labor poco espectacular, basada en el estudio, el conocimiento y en la formaci¨®n de individuos libres, son la esperanza de una Argelia, abierta a la modernidad pero enraizada en su propia cultura. Esto y no s¨®lo la violencia, conforma la realidad de este pa¨ªs tan joven y tan antiguo al que a¨²n estamos a tiempo de tender la mano.-