La 'osadia' de Pujol
LAS DECLARACIONES del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, proponiendo "un pacto t¨¢cito" entre todos los partidos pol¨ªticos para superar despu¨¦s de las elecciones generales de marzo el clima pol¨ªtico actual y recomendando "reflexi¨®n y sosiego" han provocado airadas cr¨ªticas, diversas interpretaciones y ataques basados en la manipulaci¨®n de sus palabras. Independientemente de que este golpe de efecto de un perro viejo de la pol¨ªtica como Pujol tiene mucho que ver con un prop¨®sito de arrebatar todo protagonismo a sus contrincantes en los d¨ªas finales de campa?a electoral, es significativo el eco que han tenido sus palabras.Pujol ha constatado un hecho que todos los espa?oles podemos certificar: que la atm¨®sfera pol¨ªtica es irrespirable, que el encanallamiento del tono y los m¨¦todos utilizados para dirimir leg¨ªtimas diferencias ha llegado a cotas ins¨®litas y que por la v¨ªa de la liquidaci¨®n sistem¨¢tica del consenso b¨¢sico en el debate pol¨ªtico vamos "hacia el canibalismo". Pidi¨® "reflexi¨®n y sosiego" tras las elecciones para recuperar un clima de di¨¢logo, y debate razonado y afrontar los graves retos que se le plantean a nuestro pa¨ªs ante la convergencia europea en el umbral del siglo XXI.
No parece ni mucho menos una propuesta innoble la del presidente catal¨¢n. Y sin embargo, escuchando las r¨¦plicas de algunos da la impresi¨®n de que Pujol. propone una infamia incalificable. Pedir reflexi¨®n. y sosiego a ciertos individuos, partidos o medios es sin duda una osad¨ªa. Porque algunos son incapaces de reflexionar. Y porque, como se?alaba el portavoz del Gobierno, P¨¦rez Rubalcaba, otros creen que el sosiego perjududicar¨ªa a sus intereses, sean cuales fueren.
En ning¨²n momento habl¨® Pujol de "punto final", amnist¨ªa u otras sugerencias de tal tipo, por lo dem¨¢s descartadas en la Constituci¨®n. Y sin embargo, el Partido Popular e Izquierda Unida rechazan con indignaci¨®n lo que Pujol jam¨¢s propuso, incluso despu¨¦s de que ¨¦ste reiterara su desmentido. Al parecer, todas las manos que se tienden en este pa¨ªs para recuperar un consenso social b¨¢sico que ponga fin a la descalificaci¨®n y criminalizaci¨®n del adversario pol¨ªtico deben ser cortadas. Sea cual sea el coste. Ya fue v¨ªctima de una campa?a similar el presidente de la comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, por negarse a criminalizar a su antecesor, Joaqu¨ªn Leguina, y por no aplicar en su administraci¨®n la misma pol¨ªtica sectaria de que siempre se acus¨® a los socialistas.
Gane quien gane las elecciones de marzo, este pa¨ªs no puede soportar indefinidamente la situaci¨®n actual sin da?os permanentes, para las instituciones, el propio sistema democr¨¢tico y la fe de los espa?oles en el mismo. Como se desprende de una encuesta sobre la transici¨®n que publicar¨¢ ma?ana este peri¨®dico, la adhesi¨®n de los espa?oles a sus instituciones y a la democracia es mucho m¨¢s firme de lo que cabr¨ªa deducir de los exabruptos, los libelos y la ret¨®rica de grueso calibre que se oye y lee en ciertos medios de comunicaci¨®n madrile?os. Parece que la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles es m¨¢s sensata y mesurada que muchos de los comunicadores y pol¨ªticos.
Aunque los casos de Conde y De la Rosa hayan elevado a¨²n m¨¢s la indignaci¨®n por la interminable serie de esc¨¢ndalos revelados en los ¨²ltimos dos a?os y la sociedad tienda hoy m¨¢s a la ejemplaridad que a la concordia, hay ocasiones en que los pol¨ªticos se distinguen por decir lo necesario por impopular que sea. Y cierto es que, al margen de los procedimientos judiciales que est¨¢n en marcha y que deben seguir su curso, la sociedad espa?ola necesita reflexionar honestamente en conjunto e individualmente sobre errores, delitos, desafueros y sobre lo que nos ha pasado en estos 20 a?os. Para bien y para mal. Estamos en buena fecha para comenzar a hacerlo.
Para ello es necesario poner fin a lo que se ha convertido de hecho en una cacer¨ªa humana. Hemos llegado a una situaci¨®n en la que debemos recapacitar todos. Los espa?oles comenzamos hace 20 a?os una andadura de libertad y democracia con un alarde de generosidad y respeto entre adversarios que deber¨ªamos ser capaces de repetir.. Y resistimos a aquellos que entonces como hoy nos llaman a despedazamos en nombre de justicias que ellos detinen a su capricho.
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