"Volvemos del infierno", dicen los marineros presos 6 meses en Venezuela
Una c¨¢rcel en la que mor¨ªan asesinados tres hombres por semana y en la que los presos campaban armados incluso con granadas de mano. En ese penal de Barcelona (Venezuela) estuvieron medio a?o recluidos los 11 tripulantes espa?oles del atunero Monteblanco, acusados de un delito de narcotr¨¢fico del que eran inocentes. Ayer, casi un a?o despu¨¦s de su partida, regresaron a casa, con aspecto saludable y muchas ganas de olvidar.
"Volvemos del infierno", resumi¨® el capit¨¢n del buque, Miguel Pena, entre las l¨¢grimas de la multitud de familiares y amigos que se acerc¨® al aeropuerto coru?¨¦s de Alvedro para recibir a los marineros.El Monteblanco, que pescaba at¨²n en el Caribe para abastecer a una firma conservera gallega, comenz¨® a sufrir el acoso policial hace m¨¢s de un a?o. Cuando iba a zarpar del puerto coru?¨¦s de Laxe (La Coru?a), donde residen la mayor¨ªa de los tripulantes, la Guardia Civil someti¨® el buque a un exhaustivo registro. Los pescadores comenzaron a sospechar que un antiguo compa?ero de nacionalidad venezolana, despechado porque la armadora le hab¨ªa despedido, trataba de buscarles problemas con las autoridades.
En el mes de marzo, ya en Venezuela, la Polic¨ªa de este pa¨ªs volvi¨® a registrar el barco. Despu¨¦s de una semana de b¨²squeda, apareci¨® una bolsa con kilo y medio de coca¨ªna oculta en el m¨¢stil. Los 11 marineros fueron encarcelados el 17 de marzo en la ciudad de Barcelona, en un penal conocido popularmente como el infierno de Punta Ayala. "La directora de la prisi¨®n nos dec¨ªa que en aquella c¨¢rcel ni siquiera ella estaba segura", relat¨® el capit¨¢n, "te pod¨ªan meter en una celda con un asesino. Al segundo d¨ªa de llegar, ya nos atracaron. Nos llevaron el dinero, los relojes y nos dejaron medio desnudos. Fue algo que no se puede contar con palabras".
S¨®tano maloliente
Los marineros agradecieron la mediaci¨®n de las autoridades espa?olas, lo que, seg¨²n ellos, permiti¨® que despu¨¦s de algunas semanas fuesen trasladados de un s¨®tano maloliente v sin luz a una zona en mejores condiciones. A pesar de todo, vivieron seis meses de desesperaci¨®n, con el permanente temor a verse envueltos en alguno de los frecuentes tiroteos entre los reclusos. Hasta que dos sentencias judiciales confirmaron la retirada de los careos de narcotr¨¢fico que pesaban contra ellos. "Todo se ha solucionadoen un tiempo r¨¦cord",, admiti¨® Miguel Pena, "porque sabemos de gente que ha permanecido all¨ª hasta tres a?os antes de que se certificase su inocencia".
Achuchados por sus hijos, esposas y madres. los marineros s¨®lo pensaban en ayer en descansar hasta despu¨¦s de las navidades. Luego, les tocar¨¢ volver al mar aunque todo ellos tienen una cosa muy clara: "Si pasamos cerca de Venezuela, haremos lo posible para no tocar tierra all¨ª por nada del mundo".
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