El coronel implicado en las escuchas de Barcelona acusa al Cesid de falsificar un documento oficial

El coronel Fernando Rodr¨ªguez, Romeo, antiguo mando del Cesid implicado en la red de luchas ilegales instalada en La Vanguardia, imput¨® ayer al servicio secreto un delito de falsificaci¨®n de documento oficial, al asegurar que la firma que figura en un certificado aportado a la causa no es la suya. El ex director general del Cesid, Emilio Alonso Manglano, que declar¨® como testigo en el juicioque se celebra en Barcelona, consider¨® "remot¨ªsima" e inaceptable la posibilidad de que sea falso el documento en el que el coronel neg¨® haberse llevado informes del Cesid, aunque no estuvo presente en la firma.

La defensa del coronel, a quien el fiscal acusa de haber sustra¨ªdo 16 informes del Cesid, intent¨® ayer demostrar la falsedad del documento que Romeo firm¨® al marcharse del centro, en el que aseguraba no guardar en su poder informaci¨®n clasificada. Despu¨¦s de que el acusado se negase a reconocer como suya la firma que aparece al pie del certificado, el abogado cuestion¨® tambi¨¦n la r¨²brica del responsable de seguridad del Cesid.En uno de los momentos m¨¢s surrealistas de la sesi¨®n, el letrado, tras un acalorado debate con el fiscal, fue autorizado, por el presidente del tribunal a leer las siglas correspondientes a los nombres de los jefes de seguridad del Cesid, con el argumento de que as¨ª no pon¨ªa al descubierto su identidad y Manglano podr¨ªa confirmarle que ninguno tiene el apellido que figura en el documento. Manglano, que hab¨ªa asistido en silencio a la disputa jur¨ªdica, zanj¨® el asunto alegando que el deber de secreto le imped¨ªa contestar.

Fue la ¨²nica ocasi¨®n, sin embargo, en que Manglano se neg¨® a responder. Con un aplomo sorprendente a sus 69 a?os, el ex director del Cesid explic¨® que a finales de 1991 se entrevist¨® con el editor de La Vanguardia, Javier God¨®, quien le transmiti¨® "cierto desasosiego" por las amenazas que hab¨ªa recibido.

Para que le ayudase a mejorar su seguridad, Manglano design¨® al coronel Rodr¨ªguez quien, durante 1992, mantuvo contactos con el editor y transmiti¨® al Cesid "comentarios, no especialmente significativos", sobre el cambio de accionariado en Antena 3. Manglano admiti¨® que los conflictos entre socios de un medio de comunicaci¨®n son "absolutamente ajenos" al cometido del centro, pero argument¨® que, "de vez en cuando, nos llegan noticias sobre temas que no nos afectan y, si son de inter¨¦s, las contrastamos y las pasamos a la autoridad competente".

Manglano fue precedido por el coronel Julio Leal Monedero, recientemente nombrado jefe de la divisi¨®n de Interior del Cesid., a quien se encomend¨® en 1989 la "tutela" de Miguel Ruiz, El Lobo, antiguo infiltrado en ETA. Leal admiti¨® que su tutelado le pasaba espor¨¢dicamente informaci¨®n, pero siempre sobre temas de terrorismo. Neg¨®, en contra de lo que asegura un informe policial, que interviniera ante el juez para conseguir la libertad de Manuel Mar¨ªa S¨¢nchez, un ex guardia civil adscrito al Cesid y miembro de la red de El Lobo.

Leal s¨®lo reconoci¨® que, "a trav¨¦s de personas interpuestas", contact¨® con una agencia de detectives, ante el temor de que implicasen a Miguel Ruiz en una extorsi¨®n y se desvelara su verdadera identidad. ?scar Perreau, directivo de Hilaturas Gossypium, explic¨® luego que en 1993 se reuni¨® con Manuel Mar¨ªa, quien le pidi¨® 100 millones de pesetas, que acab¨® reduciendo a 10, para evitar que se publicase informaci¨®n comprometedora.

Una trama con "pinchadiscos"

Por su parte, el coronel Rodr¨ªguez, para quien el fiscal pide 13 a?os de c¨¢rcel, intent¨® desmarcarse de la red de El Lobo, hasta el punto de asegurar, en contra de lo manifestado por Manglano y el propio God¨®, que no ten¨ªa competencia alguna sobre la seguridad de La Vanguardia.

Romeo atribuy¨® su detenci¨®n a un compl¨® y asegur¨® que el jefe de informaci¨®n de Barcelona, Jos¨¦ R¨ªo, le dijo que se pretend¨ªa "destituir a Serra de vicepresidente y a Manglano de director del Cesid, para que [Rafael] Vera dirigiera todos los servicios de informaci¨®n unificados".

El coronel se neg¨® a reconocer el material hallado en el registro de su despacho, aunque ¨¦l mismo abri¨® la caja fuerte donde estaban los informes robados al Cesid y las cintas de las escuchas.

Cuando el fiscal le mostr¨® un manuscrito suyo en el que figuran los miembros de la red, sus cometidos y retribuciones, en dinero tanto "blanco" como "negro", dijo que se trataba de "notas inconexa? cuyo sentido no pod¨ªa recordar, aunque aventur¨® que parec¨ªan relacionadas con una pel¨ªcula y que la abreviatura pincha, junto al nombre de un experto en telefon¨ªa, podr¨ªa significar "pinchadiscos".

Por la tarde, el comisario general de Polic¨ªa Judicial, Enrique de Federico, anterior jefe superior de Barcelona, declar¨® que el 15 de noviembre de 1993, cuando se registr¨® La Vanguardia, comunic¨® personalmente a God¨® su sospecha de que era v¨ªctima de escuchas y coacciones por su equipo de seguridad.