El derecho a la intimidad frente al de defensa

Uno de los asuntos que est¨¢ en juego en el proceso de las escuchas telef¨®nicas de Barcelona es el derecho a la intimidad de las v¨ªctimas. Concretamente, el de Carlos P¨¦rez de R¨®zas, Javier Gimeno de Priede, Rafael Jim¨¦nez de Parga, Alberto Garrof¨¦ y Carlos Fajardo. Todos fueron objeto de pinchazos entre finales de 1991 y 1992. Los cinco comparecieron ayer como testigos. El fiscal Jos¨¦ Mar¨ªa Mena propuso que cada uno de ellos, reservadamente, escuchara las cintas para reconocer su voz en las conversaciones grabadas de forma ilegal. Las defensas se opusieron porque consideraban que la audici¨®n deb¨ªa ser p¨²blica pues, de lo contrario, se ver¨ªa vulnerado el derecho de los acusados a conocer una prueba que les puede condenar.Nuestros representados se juegan la libertad, que entiendo que es m¨¢s importante que la intimidad de las v¨ªctimas", se?al¨® uno de los abogados. "El problema es que, si se da publicidad al contenido de las cintas, se vulnera precisamente lo que es uno de los objetos de esta causa: el derecho a la intimidad de las personas escuchadas ilegalmente", replic¨® el fiscal.

Ante esa disyuntiva, el tribunal tom¨® una decisi¨®n salom¨®nica: de momento, las cintas no ser¨ªan o¨ªdas, ni por las v¨ªctimas, ni por nadie. As¨ª, el interrogatorio de los cinco espiados se limit¨® a que explicaran lo que llegaron a saber de las escuchas. Dos de ellos, Garrof¨¦ y Fajardo, relataron c¨®mo descubrieron que sus tel¨¦fonos hab¨ªan sido pinchados cuando, tras sospechar que se les vigilaba, encargaron a empresas especializadas el barrido de sus l¨ªneas..

Los cinco, a preguntas del letrado de God¨®, coincidieron en que nunca dedujeron que el editor de La Vanguardia estuviera al corriente del contenido de sus conversaciones privadas. La pregunta de la defensa pretend¨ªa rebatir la tesis del fiscal: que God¨® orden¨® a la trama de el Lobo pinchar a esos cinco directivos de su grupo por temor a que hubieran sido desleales.