La "fractura social" se adue?a de la calle
La crisis francesa no ha surgido de la nada. Cuando, en la campa?a de las elecciones. presidenciales, el gaullista Jacques Chirac hablaba de "fractura social" y la izquierdista Arlette Laguillier confiaba en una "tercera vuelta social", ambos se refer¨ªan a lo que ocurre estos d¨ªas.Antecedentes. Francia ha tardado m¨¢s que sus principales competidores europeos -Alemania y Reino Unido- en controlar sus endeudamientos. Los a?os en que Michel Rocard fue primer ministro (1988-1991) resultaron cruciales: la econom¨ªa estaba en plena expansi¨®n y permit¨ªa efectuar ajustes; el presidente Fran?ois Mitterrand insisti¨® en ello pero Rocard aspiraba a la presidencia y evit¨® conflictos. Con Edouard Balladur ocurri¨® lo mismo.
Hay otro elemento: Francia ha pagado m¨¢s que ning¨²n pa¨ªs europeo por el Tratado de Maastricht. La necesidad de mantener el franco pegado al marco -sin Francia no hay uni¨®n monetaria- ha obligado a mantener los -tipos de inter¨¦s muy altos, encareciendo el cr¨¦dito y, por tanto, frenando la producci¨®n y el consumo y destruyendo empleo.
El "plan Jupp¨¦". Lo que Alain Jupp¨¦ propone es una reforma de la Seguridad Social y del sistema de pensiones. Su plan para la S¨¦cu se basa en tres frentes. 1. Pago de la deuda acumulada por la asistencia- sanitaria (unos seis billones de pesetas) gracias a un' impuesto extraordinario del 0,5% sobre todos los ingresos. 2. Limitaci¨®n del gasto con la fijaci¨®n, por parte del Parlamento, de un presupuesto anual para la Seguridad Social. 3. Medidas de ahorro: unificaci¨®n de los 19 reg¨ªmenes en uno solo, creaci¨®n de una cartilla con fotograf¨ªa del titular para evitar fraudes, limitaci¨®n de las consultas m¨¦dicas, prescripci¨®n de los medicamentos m¨¢s baratos en el mercado y sanci¨®n salarial a los m¨¦dicos que gasten m¨¢s de la media. Se abre tambi¨¦n la puerta a la asistencia privada alternativa, muy poco desarrollada en Francia.
En cuanto a las pensiones, la reforma afecta fundamentalmente a los funcionarios y empleados del sector p¨²blico, a quienes se eleva a 40 a?os (ahora, 37 y medio) el periodo de cotizaci¨®n para percibir la pensi¨®n m¨¢xima.
Errores estrat¨¦gicos. Jupp¨¦, que no hab¨ªa hecho casi nada en seis meses, lo acumul¨® todo en una semana. Tras unir la reforma de la S¨¦cu y la de las pensiones y subir los impuestos, abord¨® la reestructuraci¨®n de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles. Presionado por los inversores internacionales, el primer ministro empu?¨® el hacha para reducir el gasto p¨²blico. Quiso hacer demasiado a la vez.
Posiciones pol¨ªticas. S¨®lo los extremos del arco pol¨ªtico -Partido Comunista y Frente Nacional- rechazaron frontalmente el plan Jupp¨¦. La derecha democr¨¢tica (gaullistas, liberales y centristas) lo aplaudi¨®, y el Partido Socialista puso reparos en cuestiones de detalle. La protesta popular ha abierto brechas en el frente de apoyo parlamentario a la reforma, pero lo fundamental sigue siendo la divisi¨®n entre pol¨ªticos y la opini¨®n p¨²blica.
Posiciones sindicales. Fuerza Obrera (FO) apoy¨® a Chirac durante la campa?a presidencial, pero es el sindicato m¨¢s implicado en la gesti¨®n de la Seguridad Social -dirigida por un patronato de empresarios y sindicalistas- y el m¨¢s fuerte entre los funcionarios. Rechaza toda negociaci¨®n sin la retirada previa del plan Jupp¨¦. Sus argumentos
b¨¢sicos: la S¨¦cu es un derecho intocable; los empleados p¨²blicos cobran menos que los del sector privado, por lo que es justo que disfruten de ventajas compensatorias como la seguridad en el empleo y la jubilaci¨®n temprana.
La Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), el sindicato comunista, ha aprovechado esta batalla para frenar su lenta decadencia. Es muy fuerte entre los ferroviarios y est¨¢ dispuesta a negociar. La Confederaci¨®n Democr¨¢tica de los Trabajadores Franceses (CFDT), sindicato socialdem¨®crata, aprueba la reforma de la Seguridad Social, excepto en lo referente a las pensiones. Pero, las bases tienden a sumarse a las manifestaciones de los otros sindicatos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.