Cosas m¨¢s raras se han visto
Algunos, que nunca estuvieron contra la OTAN han reprochado al nuevo secretario general de la Alianza Atl¨¢ntica haberse opuesto en el pasado a la entrada de Espa?a en la organizaci¨®n. Incluso han rescatado algunas declaraciones suyas de comienzos de los ochenta, para que se enteren en Washington. Las pruebas cantan: Solana estuvo contra la OTAN; tambi¨¦n contra Franco y contra la guerra de Vietnam. Pero al menos en esto ¨²ltimo, su biograf¨ªa coincide con la de Bill Clinton, y tal vez, los avisos de los delatores hayan favorecido la sinton¨ªa entre ambos.Los que s¨®lo descubrieron al antifranquista que llevaban dentro, despu¨¦s de la tromboflebitis que anunciaba el pronto desenlace se han convertido en los m¨¢s severos censores de las inconsecuencias y cambios de actitud de los antiguos izquierdistas: los que estaban contra la OTAN, contra Franco y contra la guerra de Vietnam, todo a la vez. Ellos constitu¨ªan el grueso de la oposici¨®n realmente existente. Los opositores moderados eran escas¨ªsimos, y hay alguna l¨®gica en ello: la clandestinidad desde la que se conspira contra las dictaduras militares o fascistas estimula visiones simplistas y m¨¢s bien extremistas. La experiencia de que por escribir o difundir un panfleto pueden caerte seis o m¨¢s a?os de c¨¢rcel radicaliza mucho.
A un gran periodista de Logro?o, que lleva a?os denunciando los peligros que se ciernen sobre la prensa independiente, se le ocurri¨® el otro d¨ªa ironizar sobre el paralelismo entre el felipismo y el franquismo. Lo hizo en una tertulia radiof¨®nica, como lo hab¨ªa hecho otras muchas veces, pero coincidi¨® que entre los presentes ese d¨ªa se encontraba otro gacetillero, ¨¦ste de San Sebasti¨¢n, que s¨ª hab¨ªa sido opositor al franquismo y conocido la c¨¢rcel por ese motivo. Se indign¨® el donostiarra con el de Logro?o, haci¨¦ndole ver que una de las caracter¨ªsticas de las dictaduras es que no puede decirse que lo sean, y que ¨¦sa es una diferencia sustancial con las democracias. "Una tertulia como ¨¦sta no la la habr¨ªamos podido tener entonces", argument¨®, y a ello respondi¨® un oyente, tach¨¢ndole de progubernamental.
No ser¨ªa justo, sin embargo, pretender que todos los que consideran que no hay diferencias entre lo de ahora y lo de antes sean antiguos franquistas. Hay alguna excepci¨®n, como la de ciertos fil¨®sofos herm¨¦ticos que sostienen que en la actualidad existe una censura no por sutil menos eficaz que la de entonces. El mes pasado, un peri¨®dico madrile?o de indudable trayectoria democr¨¢tica editorializaba sobre "el Estado policiaco", insinuando que el Gobierno podr¨ªa estar detr¨¢s del atraco sufrido en M¨¦xico por un hijo del ex presidente Calvo Sotelo, dadas las "aceradas cr¨ªticas" de ¨¦ste contra Gonz¨¢lez.
Nunca hab¨ªan contado con tanto cr¨¦dito, los embaucadores. La audiencia lograda por los medios de masas desde que hay libertad ha creado un p¨²blico semiculto y cr¨¦dulo ¨¢vido de seguridades, que se traga lo que le echen con tal de que el lenguaje sea directo, cortante y r¨¢pido: hoy en d¨ªa los editorialistas saben que lo que escriben s¨®lo tendr¨¢ eco -es decir, ser¨¢ comentado por la radio- si contiene alguna frase expeditiva, fulgurante. Una de las consecuencias es el abuso de la argumentaci¨®n anal¨®gica: si algo tienen claro los savonarolas del momento es que todo tiene que ser como algo para que el p¨²blico les entienda. De ah¨ª su tendencia a rematar las cr¨ªticas a los abusos del poder mediante paralelismos con el franquismo. Es una deformaci¨®n profesional que no puede dejar de ofender a quienes padecieron aquel r¨¦gimen.
Dicho esto, hay que reconocer que la hip¨®tesis de que Javier Solana podr¨ªa un d¨ªa ser secretario general de la OTAN hubiera parecido hace algunos a?os casi tan incre¨ªble como, pongamos por caso, que un arzobispo fuera acusado de ser miembro de una red de blanqueo de dinero o, en fin, que el director general de la Guardia Civil resultase ser el jefe de una banda de delincuentes.
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